Entrevista a la académica tunecina Amel Grami, experta en
religiones
"Toda una generación de jóvenes no tiene sueños, ni ideales ni más esperanza..."
Beat Stauffer
Qantara
¿Es todavía Túnez un modelo para los países árabes respecto a los derechos de
las mujeres?
Amel Grami: Desafortunadamente, desde hace algunos años Túnez no es ya un modelo
para el mundo árabe-islámico, se ha producido un claro retroceso. Desde mi
contacto directo con estudiantes femeninas puedo observar cuánto de lo que
conseguimos luchando, en un periodo de tiempo bastante largo, se está perdiendo
actualmente.
Hoy en día muchas estudiantes femeninas están dispuestas a una "vuelta a la
sharia". Exigen la aplicación de la ley Sharia, incluso si es desfavorable para
las mujeres. Creen, por ejemplo, que el mejor medio para solucionar el problema
del desempleo femenino es volver a la cocina y muchas de ellas llevan el velo.
Defienden la herencia islámica tradicional y están convencidas de que la pérdida
de los valores se debe a la emancipación de la mujer. Ni siquiera la poligamia
les molesta realmente, sino que la consideran legítima.
Las mujeres emancipadas no hemos trabajado lo suficiente para difundir nuestros
ideales y virtudes. Si paseas por las calles de Túnez verás a abuelas y madres
ir generalmente sin velo, mientras que la tercera generación lleva el hiyab. La
vuelta al pensamiento religioso, el retorno a los valores islámicos es evidente.
Hay mujeres doctoras e ingenieras que hacen proselitismo del Islam, algo que
nadie hubiera considerado posible hasta hace poco tiempo.
¿Cómo explicas esta re-islamización?
Grami: Creo que los medios de comunicación árabes han jugado un papel muy
importante. Hubo un tiempo en el que estábamos orgullosos de nuestra cultura
tunecina, de nuestra apertura. Pero las cosas han cambiado mucho desde que nos
encontramos bajo la influencia de los medios de comunicación árabes. Por otra
parte, existe una profunda crisis de identidad que se ha reforzado con las
guerras de Iraq y Líbano. En el momento actual existe una tremenda frustración
en el mundo árabe, y la gente siente que han sido acorralados contra la pared.
En esa situación, están buscando apoyo y protección en la religión.
El retorno a los rituales y a la estricta observancia de las normas religiosas
me parece importante, pero también una especie de fetichismo. Durante años han
estado intentando "seducir a las mujeres para que lleven velo". En esto también
las televisiones árabes han jugado un papel decisivo. Actualmente está de moda
llevar hiyab en Túnez, algo que no habíamos visto antes.
¿No perciben las jóvenes tunecinas las ventajas que disfrutan con respecto a las
mujeres de la mayoría de los países árabes, gracias a que en Túnez la situación
de los derechos de la mujer es relativamente más progresista?
Grami: Para responder a tu pregunta tengo que explicar algo. En última
instancia, todo esto tiene que ver con el fiasco de la educación religiosa en
Túnez. La religión ha sido de lejos, y durante mucho tiempo, la asignatura menos
popular en las escuelas tunecinas, donde los profesores no la han abordado
seriamente. Toda una generación de jóvenes no ha aprendido nada verdaderamente
importante sobre la religión.
A pesar de la reforma iniciada por el antiguo Ministro de Educación Mohamed
Charfi, no han cambiado mucho las cosas. Él era partidario de una interpretación
moderna del Qur’an, pero este proyecto fracasó, porque los profesores no estaban
de acuerdo. Todos ellos tenían una comprensión muy conservadora de la religión y
no sabían nada de sociología religiosa y otras cuestiones.
Toda una generación ha tenido solamente un conocimiento limitado de la religión,
y los jóvenes no han aprendido tampoco mucho de sus familias. A su vez, si
entran en contacto con la religión suele ser en círculos personales, y aquí los
islamistas tienen un papel predominante.
Muchos programas religiosos que se emiten a través de satélites transmiten un
punto de vista conservador o incluso fundamentalista. ¿No existen otras TV que
intenten oponerse a estos contenidos conservadores con un punto de vista
moderno, laico?
Grami: Esto es una cuestión importante. Nos encontramos en crisis porque, por
una parte, muchos intelectuales se han mostrado indiferentes a esta cuestión y
no quieren involucrarse más. En su opinión, su discurso, su visión del mundo
tiene poca influencia comparada con la enorme influencia de los telepredicadores,
por ejemplo.
Por otra parte, creo que a los islamistas se les está animando activamente a
ocupar este campo. Esto ha llegado tan lejos que, actualmente, se ridiculiza a
la gente que aparece en los programas de debate en TV si mantienen opiniones
liberales, moderadas o laicas. Por esta razón, muchos intelectuales progresistas
no quieren participar más en esos programas.
¿Por qué no realizan un esfuerzo los gobiernos del Magreb para combatir este
conservadurismo religioso?
Grami: Tengo la impresión de que los círculos conservadores islámicos están
siendo fomentados y apoyados por el Estado. Si vas a una feria de libros, verás
una enorme cantidad de literatura religiosa. Por el contrario, los libros
críticos están a menudo censurados.
¿Cuál es, en tu opinión, la principal razón para el creciente atractivo de los
neoconservadores o incluso de una visión del mundo fundamentalista, en el mundo
árabe? ¿Es fundamentalmente el sentimiento de estar constantemente humillados
por Occidente?
Grami: Por Occidente, sí, pero también por sus propios gobiernos. Ese desarrollo
no es sorprendente cuando no hay libertad de expresión, cuando es imposible
debatir abiertamente los principales problemas de una sociedad, y cuando no se
realiza ningún progreso en ciertas materias. Toda una generación de jóvenes no
tienen sueños, ni ideales ni más esperanza. Simplemente sienten que hemos
fracasado.
Tengo muchos alumnos que saben muy bien que una licenciatura en Literatura árabe
actualmente no sirve para mucho. Estos jóvenes se sienten humillados en su
propio país. Hasta hace pocos años, los jóvenes que se sentían marginados por su
propia sociedad podían emigrar. Sin embargo, hoy en día las fronteras son más
herméticas que nunca, y aquellos que todavía emigran a Europa sufren muchas
dificultades allí como árabes y musulmanes. Por ello, esos jóvenes saben que
actualmente no hay ninguna esperanza para ellos y por eso están buscando refugio
en la religión.
Hablemos del papel de las mujeres en las instituciones religiosas. ¿Es este
todavía en Túnez un dominio estrictamente masculino?
Grami: Por varias razones, durante los 80 y 90 del sigo pasado las feministas no
se infiltraron en estas esferas. Muchos intelectuales hombres y mujeres de mi
generación estudiaron filología árabe y literatura, así como humanidades. Como
resultado de todo ello, se ha publicado un número importante de nuevas
investigaciones sobre temas religiosos. Sin embargo, el "feminismo islámico" –un
movimiento que asume postulados feministas pero los defiende con argumentos
islámicos- no ha sido capaz de asentarse en Túnez.
Existía una división muy clara entre las mujeres: o bien eras feminista o
religiosa. Las mujeres emancipadas no éramos conscientes de que necesitábamos un
proyecto para combatir a los islamistas y poder así defender los valores
modernos y laicos. Pero ahora esto ha cambiado.
¿Consideras que el fenómeno del "feminismo islámico" se está convirtiendo en un
movimiento importante?
Grami: Sí, sí, mucho. Este movimiento ayudará a las mujeres jóvenes a
desarrollar una nueva, diferente idea de la religión. Como he mencionado
anteriormente, las interpretaciones moderadas y progresistas tienen poca
influencia comparadas con las interpretaciones ortodoxas e islamistas. Las
generaciones más jóvenes no tienen ni siquiera la oportunidad de descubrir que
el conocimiento religioso ¡no es únicamente cosa de hombres! No existe ninguna
recopilación de las investigaciones realizadas por mujeres expertas en temas
religiosos, y muchas autoras femeninas han sido silenciadas.
Pero, ¿no es cierto que muchas "feministas islámicas" mantienen posiciones
conservadoras o islamistas?
Grami: Ello varía de país en país. Las islamistas en Egipto gozan de autoridad
religiosa, mientras que las feministas son capaces de abrir nuevos caminos a la
investigación. Si ambos "campos" pudieran unir sus fuerzas en un proyecto,
nacería una sinergia muy poderosa.
De esta manera, podrían superarse muchos obstáculos. Esto es también cierto para
las feministas marroquíes, que creen que deben, al menos selectivamente,
trabajar con las islamistas. Esto no es posible en Túnez, porque aquí los
movimientos islamistas están prohibidos, y por lo tanto no hay islamistas
declarados. Tienen que trabajar de forma clandestina y tienen miedo de ser
reconocidos.
Fuente: http://www.qantara.de/webcom/show_article.php/_c-307/_nr-40/i.html
Traducido por Webislam