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La guerra contra Cuba: Nuevos presupuestos y la misma premisa
José Pertierra
Cubadebate
Los presidentes en Washington van y vienen, pero el colofón de las relaciones
exteriores de los Estados Unidos es el mismo: descarrilar a los gobiernos que se
atreven a defender su soberanía nacional y destruir cualquier revolución que
se aventure hacia un mundo diferente del que está programado por ellos. Las
armas de la ofensiva que los Estados Unidos usa contra Cuba han evolucionado a
través de los últimos 50 años, pero la guerra es la misma.
Los cubanólogos de Washington y Miami quieren construir como artefacto de
subversión en la isla un supuesto movimiento social político: cultivado,
irrigado y cosechado desde los Estados Unidos. Pero un genuino movimiento
nacional político no se fabrica en capital enemiga. Los partidos y los
movimientos no se exportan como mercancía, porque un partido político no se
compra y se vende como si fuera una lata de spam.
Desde que George W. Bush asumió la presidencia de los Estados Unidos en el 2001,
el presupuesto para crear en Cuba una oposición social, aliada a los intereses
de Miami y de la Casa Blanca, subió astronómicamente: de 3,5 millones de dólares
en el 2000 a 45 millones bajo el Presidente Bush en el 2008. Bush creó en el
2003 una Comisión para "la asistencia de una Cuba democrática". Esta comisión
emitió un documento de más de 400 páginas en el que propone "identificar
medios adecuados para poner fin rápidamente al régimen cubano y organizar la
transición". La política del Presidente Barack Obama sigue el patrón de esa
Comisión y del presupuesto creado por recomendación de la Comisión: "llevar a
cabo medidas dirigidas al entrenamiento, desarrollo y fortalecimiento de la
oposición y la sociedad civil cubana".
Como la guerra contra Cuba es una industria en Miami, los más beneficiados de
ese proyecto fueron los que administraban los fondos desde la Florida. Una
auditoría del Government Accountability Office (GAO) en el 2006 concluyó que la
millonada había sido malgastada por los grupos en Miami. Por ejemplo, lo
utilizaron para comprar chocolates Godiva, latas de carne de cangrejo y Nintendo
Game Boys. En el 2008, el director de uno de los grupos admitió haberse
robado casi $600 000, antes de renunciar para asumir un cargo político en la
Casa Blanca del Presidente Bush.
Indignado ante el despilfarro del patrimonio millonario, el Senador Kerry (D-Massachusets),
presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado,