Argentina, la
lucha continua....
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Recordando a dos "imprescindibles"
Manuel Justo Gaggero
Un hombre y una mujer era una vieja película de Claude Lelouch que nos
conmovió a muchos de nosotros en la década del 60.Hoy quiero hacer memoria y
recordar a dos olvidados y excluidos de nuestra historia oficial, a un hombre y
una mujer que lucharon toda su vida por un mundo mejor, dos imprescindibles como
diría Bertold Brech, John William Cooke y Alicia Eguren.
Conocí a ambos en los primeros meses del año 1962.A Alicia en Montevideo. Había
viajado, comisionada por el Che y por el "Bebe", para convocarnos a todos los
grupos revolucionarios a viajar a Cuba para recibir entrenamiento guerrillero y
conformar un Frente de Liberación que iniciara la lucha revolucionaria en
nuestra Patria".
Era una mujer de una gran belleza, con una mirada penetrante que para mí
expresaba la síntesis entre Rosa Luxemburgo, Simone de Beauvoir y Juana Azurduy.
Cuándo la escuchaba plantearnos, con toda precisión, el camino que se había
abierto en Latinoámérica y el Tercer Mundo a partir del triunfo de la Revolución
Cubana. Recordaba que ella, en los tumultuosos años 40, cuándo conoció a John,
combinaba su amor por la poesía, la enseñanza de la sociología y su adhesión al
nacionalismo popular encarnado, entre otros, por José María Rosa.
Al "Gordo", como le decía cariñosamente Alicia, lo vi por primera vez cuándo me
recibió en el Hotel Riviera en la Habana.
Caminaba con alguna dificultad por una poliomelitis que había sufrido en la
infancia, vestía el uniforme de miliciano cubano ya que había combatido en Playa
Girón en 1961, enfrentando a los invasores que, con el apoyo de la CIA, el
Pentágono y el Departamento de Estado norteamericano, habían intentado derrocar
al gobierno revolucionario que encabezaba Fidel Castro.
Tenía una ironía muy especial, y un humor que ocultaba detrás del personaje que
había iniciado sus incursiones en la política, en el grupo Forja, junto a
Scalabrini Ortiz, Dellepiane y Jauretche, y que en su paso por el París de la
posguerra había conocido a los marxistas franceses Jean Paul Sartre y Merleau
Ponty.
Sus debates entre una visión clásica y estereotipada de Marx y una
interpretación creativa lo entusiasmaron, sin hacerle perder la profunda
simpatía que sentía por el Humanismo de Camus.
Ambos dirigieron la resistencia peronista luego del golpe militar de 1955, el
exilio, la fuga del penal de Ushuaia que protagonizara el" Bebe", y el encuentro
con el Che Guevara en el primer territorio libre y socialista de América los
marcaron a fuego.
A nuestra vuelta al país participé, bajo su dirección, en la conformación de
Acción Revolucionaria Peronista planteando la unidad de los revolucionarios,
ratificando la imprescindible necesidad de contar, para cualquier proceso de
cambio en la Argentina, con el peronismo obrero y popular.
John fue abatido por un cáncer en setiembre de 1968.-Como dijera en su jocoso
testamento, le hubiera gustado caer en combate, como su amigo el Che.
Alicia siguió luchando, juntos participamos de la formación del Diario "El
Mundo", en la dirección del Frente Antiimperialista y por el Socialismo, y en la
última etapa de la revista "Nuevo Hombre".
Amiga de Salvador Allende y de Héctor Cámpora trató de que la izquierda
revolucionaria entendiera los procesos abiertos en Chile en setiembre de 1970 y
en nuestra nación el 25 de mayo de 1973.
La vi por última vez unos días antes que la secuestrara una patota de marinos de
la Escuela de Mecánica de la Armada en un subte.
Ella pensaba que estaba muy bien caracterizada y me preguntó ¿Cómo supiste que
era yo?. Le contesté "Alicia, cualquiera te reconocería porque no te has ido".
Sabía que el gobierno cubano había dispuesto recibirla en la Embajada y
trasladarla a la Isla para que preservara su vida.
Me contestó "no me puedo ir sin saber que pasó con el negro Arroyo", al que
habían secuestrado, junto a su compañera hacía pocos días.
Estuvo siete meses en el infierno de la ESMA hasta que fue "trasladada".En el
cautiverio,, cuentan los sobrevivientes, tuvo un comportamiento ejemplar,
atendiendo a los torturados, y a las embarazadas, conservando siempre un buen
ánimo y no doblegándose frente a sus captores.
Tuve el privilegio de ser amigo de ambos, eran dos personas queribles y el hecho
de que estén excluidos de la historia "oficial", no los excluye de la memoria de
nuestro pueblo.
Manuel Justo Gaggero es abogado. Ex Director del Diario "El Mundo".