Argentina, la
lucha continua....
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Rivadavia, "Avatar" y los nuevos terrorismos
Carlos del Frade
APE
La reciente película de ciencia ficción cruzada con un profundo sentimiento
ecologista "Avatar", muestra la destrucción de la población originaria de un
planeta rico en minerales que son fundamentales para una empresa terrestre.
Las máquinas que excavan y despedazan la tierra de aquella comarca espacial no
son muy diferentes a las que actualmente trabajan en varios puntos de la
geografía argentina.
La minería a cielo abierto es el viejo sueño de Bernardino Rivadavia, aquel
hombre que trabajaba como gerente para una empresa minera inglesa y, a la par,
de presidente de los argentinos en la segunda tercera década del siglo
diecinueve. El llamado ejército nacional, en realidad el ejército de Buenos
Aires invadió La Rioja con el objetivo de tomar el cerro Famatina, cuna del oro
y el cobre de aquellos primeros años de las Provincias Unidas del Río de la
Plata. No pudieron hacerlo. La montonera de Facundo Quiroga los echó. Pero
Rivadavia ha vuelto.
Ya es algo común ver a gobernadores y presidentes de estos parajes de América
del Sur saludar a los empresarios de países del norte mientras flamean los
colores extranjeros en territorios que son de Argentina y Chile y que, como
efecto de estas negociaciones, se convierten en un tercer estado.
Porque allí nadie puede hacer nada sin permiso de las mineras. No importa si
pasan por encima los dictados de las constituciones argentina y chilena, importa
si molestan o no el humor de los hombres que responden a los herederos de
Rivadavia.
Entonces aquellas máquinas que ya no son de ciencia ficción, siguen profanando
suelos, tierras, corrientes hídricas y las vidas de decenas y decenas de
argentinas y argentinos sin que nadie ose defenderlos. Porque las fuerzas de
seguridad del sistema son, justamente, eso. Las fuerzas de seguridad del sistema
que, por lo tanto, defienden a los intereses de las grandes mineras.
En Andalgalá, palabra quechua que significa "señor de las montañas más altas",
los herederos de Rivadavia hacen realidad la fantasía de los creadores de
"Avatar" y la llevan a un nivel dramático y patético.
Dicen las crónicas de los medios de comunicación alternativos que "con el
pretexto de detener al vecino de Andalgalá, Alejandro De Las Cuevas, la policía
arremetió contra los habitantes de esa población catamarqueña, allanando
viviendas de manera indiscriminada y destruyendo el campamento de El Algarrobo
donde se reúnen los auto-convocados que se movilizan contra las explotaciones
mineras de La Alumbrera y Agua Rica. De Las Cuevas, docente de unos 50 años de
edad y con más de dos décadas en Andalgalá, trabajando en la enseñanza, es
buscado por la policía debido a la declaración del juez de Control de Garantías,
Roberto Cecenarro, que afirma que éste lo amenazó de muerte en las puertas de un
céntrico bar, el pasado 25 de mayo", apunta la noticia que parece una crónica de
la noche carnívora de la dictadura más sangrienta sufrida por el pueblo
argentino, aquella iniciada el 24 de marzo de 1976.
La nota agrega que "Andalgalá es patrullada como si fuera una ciudad sitiada.
Fuerzas especiales y para-policiales, grupos represivos provenientes de otros
departamentos catamarqueños detienen a la gente y abordan a supuestos
sospechosos de simpatizar con los vecinos que se reúnen en la asamblea de El
Algarrobo".
Los herederos de Rivadavia, los que encarnan la depredación sin ética de la
ciencia ficción de "Avatar", no solamente han impuesto un tercer estado en
tierras argentinas si no también una nueva y perversa forma de terrorismo que es
necesario enfrentar.
De esa resistencia amanecerá una nueva oportunidad para estas tierras saqueadas.