Argentina, la
lucha continua....
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En la CTA miden fuerzas dos proyectos
Ezequiel Meler
Poco se ha hablado en estos días del re – lanzamiento de la Agrupación Germán
Abdala – Corriente Nacional CTA de los Trabajadores, por parte de Hugo Yasky,
actual secretario general, quien según todo indica iría por la reelección frente
a una lista armada por Víctor De Gennaro.
El eje de la disputa que enfrentará a Yasky con su adversario nominal, el
estatal Pablo Micheli, reside en la posición y el lugar que deberá asumir la
central en los conflictos que vienen. Para Yasky, que llamó en su discurso a
enfrentar a "los verdaderos enemigos, los sectores concentrados, los grandes
capitales y los multimedios de la información", el debate de fondo es claro: "Si
vamos a tener una central testimonial o si vamos a construir una que les dé
protagonismo a los trabajadores, confrontando con coherencia al bloque
dominante, ése es el debate de fondo." El lema de la campaña, "autonomía no es
neutralidad", también.
Consultado sobre la posibilidad de una fractura, agitada por varios medios a
partir de sus constantes confluencias con Hugo Moyano en las últimas semanas,
Yasky se mostró confiado:
"Creo que siempre sobrevuela ese fantasma, más en los momentos como los que se
está viviendo en nuestro país, donde efectivamente hay divisoria de agua en el
campo popular, donde uno ve que la centro izquierda esta agrietada, que la CGT
ha tenido un desprendimiento que es el sector de Barrionuevo, que en distintos
partidos políticos también hay situaciones cismáticas y la CTA tensionada por
las distintas miradas y lecturas que se hacen no solamente de la etapa histórica
que se vive en Latinoamérica, sino también de la relación con el Gobierno, el
papel que juega una central, el papel de los liderazgos, de esa tendencia a
considerar que la CTA es pertenencia de tal o cual aparato sindical…, todo eso
genera condiciones como para que hayan crujidos hacia adentro, como para que se
tensionen mucho las posiciones con vistas a la discusión de la próxima lista y,
por supuesto, el riesgo de la fractura está presente. Yo, de todas formas, soy
optimista. Creo que incluso llegado el caso estamos en condiciones de ir a una
elección, que haya voto directo y que haya una nueva conducción que tenga el
aval de las mayorías, que esté legitimada por el voto directo, sin que esto
necesariamente signifique que se vaya a desembocar en una ruptura. No creo que
nadie que tenga dos dedos de frente quiera asumir el costo político de ser el
responsable de semejante barbaridad."
Pablo Micheli, el candidato de De Gennaro, en cambio, respondió:
"Yasky dice que quiere la unidad y lo primero que hace es poner en marcha su
reelección. ¿Cuál es la diferencia con la CGT? Con Yasky como secretario general
no hay ninguna posibilidad de lograr la unidad."
El debate, naturalmente, pasa por un lugar bastante transitado en la historia
del sindicalismo argentino, tal y como es su lugar y participación en la arena
política -recuérdense, a tal efecto, las fracturas de la CGT en 1935 y 1942/43-.
Los operadores de Yasky aducen que el sector de De Gennaro está enfocado en la
construcción de "una corriente sindical que busca apoyar en 2011 la candidatura
presidencial de Fernando Pino Solanas."
Micheli, en un tono característicamente neosindicalista, respondió: "Queremos
una CTA autónoma de todos los partidos políticos. Yo todavía no sé a quién voy a
votar en 2011, lo único seguro es que al kirchnerismo no."
La última frase, claro, no sonó tan prescindente como la primera. Por ende, todo
parece indicar que la central está viviendo hoy algo que el Tano siempre temió:
el momento de la verdad. El salto al vacío que supone la intervención política
directa de la CTA, prometido desde 2001, siempre implicó el costo de una posible
fractura.
La CTA había logrado preservar una unidad cada vez más precaria en los últimos
tiempos sobre el recurso de disponer de dos direcciones paralelas: por un lado,
el sector que responde a Yasky, por el otro, el que sigue respondiendo a De
Gennaro. Parece que los tiempos de la convivencia se van agotando, a medida que
se acercan los días presidenciales. En la medida en que De Gennaro siga jugando
con Proyecto Sur -en su entorno dicen que esperan el momento apropiado para
lanzar su candidatura en la PBA-, y definiendo al "modelo sindical de la CGT"
como "el enemigo", las imágenes de los dos Hugos unidos semejarán un camino
plagado de vidrios rotos en el esfuerzo por mantener ese equilibrio al borde del
precipicio.
Todo parece indicar, entonces, que en esa interna se dirime también parte del
lugar que ha de jugar el centro izquierda en los próximos dos años.
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