Argentina, la
lucha continua....
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¿De que hablamos cuando hablamos de compromiso?
¿De que hablamos, cuando hablamos de compromiso?
Breve critica al método de exaltar la remera.
Proponiendo la revolución singular.
Camilo Blajaquis
Cuando veo a tantos gritando y marchando no puedo dejar de repetirme y obligarme a inyectar en mis venas un lema con lo que sentencio a toda hipocresía maquillada de militancia: la memoria es mucho mas que una bandera y la verdadera conciencia es mucho que una remera. Por mas que genere intolerancia en este hermoso momento de agite político por el que afortunadamente transita parte de este país, siento la sincera necesidad de bañar con interrogantes a los que van a una marcha y porque sienten una hora de euforia, se obligan a las lagrimas y exaltan todo cantito zurdo, creen (porque realmente creen) que así lavan sus culpas de ciudadano y no hacen mas que dar el empujón fundamental para condenar a la verdad a un eterno descarte de responsabilidades.
Soy claro: es importante la presencia ante que el olvido, es fundamental que se incline la gente a la unión, pero si es momentánea es un envase vació de enseñanza para el futuro.
Necesitamos inventar el método y no repetir antiguos, porque es hora, ahora o nunca, de abandonar la tendencia a asegurarnos el paraíso del compromiso tan solo porque brindamos nuestra presencia. ¿Y mañana? ¿Donde queda toda esa energía supuestamente militante y conciente-social?, ¿a que se la destinamos?, ¿que construimos realmente?, ¿en que innovamos?, ¿que estamos aportando al devenir?.
Desplacemos un rato al gobierno actual y a toda la basura política de la oposición, para eso están las discusiones que por suerte están abundando en las radios y en canal 7. Mirémonos a nosotros mismos y decidamos de una vez vomitar todo nuestro silencio voluntario, toda la ignorancia obligatoria, aceptemos que si la cultura nacional esta contaminada nosotros fuimos los fabricantes y que la única manera de desintoxicar a tan anciano basural es con el aporte singular y nada mas.
Enfrentando al espejo de nuestras reflexiones y sintiéndonos satisfechos, que las voces de nuestras conciencias dialoguen y no discutan, primero revolucionarnos nosotros mismos ante que pretender una gran revolución social. Sino naturalmente se caerá en una secuencia repetitiva y en un caos matemático de constantes contradicciones, ¿Se puede proponer , apoyar y levantar bandera de que queremos el cambio cuando no cambiamos nosotros, cuando nuestro interior apesta, cuando nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestros sueños reales no están revolucionados?.
Seamos sinceros aunque duela, la verdadera memoria no necesita ni depende de banderas ni de bombos, si no que la verdadera y autentica memoria es aquella que vive eternamente purificada por la coherencia entre el dicho y el hecho.
Porque si existiera esta conexión entre el decir y el que hacer, la conciencia y el cambio llegarían inevitablemente, ya no seria una moda del momento, sino una consecuencia total del reflejo concreto de nuestras ideas.
Desgraciadamente me dolió comprobar esta "tesis extremista" en la reciente marcha del 24 de Marzo, cuando mas de la mitad de los presentes se enorgullecía de condenar a la memoria a ser una remera y no como lo que tendría que ser: sangre que hace enfurecer y retortijar nuestras venas.
"Yo me pongo la camiseta"… que dolorosa manera de incomodar y subestimar a los ideales de tantos santos desaparecidos, que absurda e inocente manera de burlarse de sus sueños, lo que me produciría espanto seria saber que esa soberbia fue conciente.
De a poco se ve llegar una luz, ínfima, lejana, que llega con precaución y con el miedo de volver a ser torturada como lo fue en su momento. Esta en nuestras manos atraerla y no hacerla huir. Trabajemos VOLUNTARIAMENTE para convencerla de asentarse en las raíces de un nuevo país, si es que realmente queremos un nuevo país, sino fantasías, todo habrá sido nuevamente, UNA TRISTE FANTASÍA...