Argentina, la
lucha continua....
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En los años 70 y 80 miles de latinoamericanos fueron
torturados por regímenes dictatoriales
De centros de tortura a museos del horror
Javier Gimeno
Diagonal
En Argentina y Chile, algunos de los Centros Clandestinos de Detención,
Tortura y Exterminio se han remodelado en museos y archivos que denuncian todo
el sufrimiento que produjeron.
"La Cuadra [en La Perla] no sólo fue terrible por la tortura y por la venda sino
porque nos sabíamos desprotegidos, sabíamos que el resto del país no sabía de
nuestro sufrimiento, sentirnos ignorados era lo terrible. Esa era la Cuadra,
otro mundo, otra Argentina, era la otra cara del Mundial… la otra cara de la
tranquilidad en las calles… la tranquilidad de los sepulcros", afirmaba Graciela
Geuna ante el consulado español en Ginebra en 1998.
Un ejemplo entre los 3.000 desaparecidos en Chile, los 30.000 en Argentina y los
miles y miles en Uruguay, en Brasil, en Paraguay… que durante años pasaron por
el ‘infierno’. Hay lugares donde no es necesario imaginarse el infierno y los
Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio (CCDTyE). Ahora algunos
son museos para fomentar el conocimiento y la conciencia de cuanto horror allí
se perpetró. La Ruta de la Memoria o Villa Grimaldi en Chile, la Escuela de
Mecánica de la Armada (ESMA), en Buenos Aires, el D2 o La Perla en Córdoba,
Argentina, y decenas de lugares se pueden visitar de la mano de quienes
sobrevivieron a aquellas tenebridades, o de los hijos y nietos de muchos
detenidos y desaparecidos que por allí pasaron.
Lugares de memoria
Para estos nuevos archivos del terror, que conservan hoy los testimonios de
cuanto sucedió. H.I.J.O.S., abuelas, madres, familiares de las personas
desaparecidas, militantes de Verdad y Justicia, han trabajado durante años para
rescatar la ignominia del olvido que el imaginario colectivo ha asumido como
propio a través del lenguaje oficial y la propaganda dulce de los medios
masivos. "Algo habrán hecho", "no será para tanto", "todo es mentira", "aquí no
ha pasado nada, y si algo ha pasado, ha sido por nuestra seguridad, por nuestro
bien"... es el discurso dominante de la complacencia, del "sentido común" y de
la ignorancia que es complicidad.
"¿Por qué contamos esta vida? Porque su vida se fue enredando con nuestras
vidas… porque su vida fue digna y digna de ser contada", explica Eli Torres en
un álbum dedicado a su hermana desaparecida, Graciela.
Jóvenes la mayoría, luchadores, militantes, revolucionarios, o no, personas que
no estaban en otro lugar en otro momento sino allí donde las fauces del terror
estatal succionó sus sueños y sus anhelos de un mundo más habitable y más
humano. Una, acaso dos generaciones de gentes idealistas y luchadoras se
perdieron. ¿ Y qué habría pasado si todas y todos esos compañeros estuvieran
vivos hoy? Tal vez, este mundo nuestro sería distinto, sería algo, o bastante,
mejor. Da para pensar. Incluso cuando muchos han negado estas desapariciones, y
algunos lo siguen haciendo.
"Tomar en nuestras manos la lucha, no sólo la lucha por la verdad, la justicia;
sino la lucha propiamente que ellos tenían, que era la lucha por un mundo más
solidario, sin excluidos, sin oprimidos", explicaba Clarisa, en el álbum de su
prima desaparecida Alicia d’Ambra, detenida en la cárcel argentina Buen Pastor.
"Santiago d’Ambra"
Las dictaduras militares acompañaron el secuestro, la tortura y la
desaparición de personas con la censura, la prohibición y la destrucción y quema
de libros. La Biblioteca de Libros Prohibidos "Santiago d’Ambra" del Archivo
Provincial de la Memoria en Córdoba (Argentina) ubicada en el mencionado ex
CCDTyE D2 es una sala de exposición permanente de libros y revistas censurados
durante la dictadura militar argentina y otros períodos políticos anteriores.
La Biblioteca, además de exponer y sacar a la luz pública cuanto libro,
documento y testimonio hubiera sido ocultado por censura y prohibición, realiza
una labor de reconstrucción de listas de obras censuradas, de libros perdidos u
ocultos para protegerlos de su destrucción por la dictadura; de investigación de
decretos de prohibición; y de recolección de experiencias de quienes ocultaron,
enterraron, destruyeron o quemaron sus bibliotecas para proteger sus vidas.
La Biblioteca también brinda información sobre derechos humanos, sobre la
historia reciente, el terrorismo de Estado y procesos de memoria e identidad.
Así como temáticas educativas y literarias de autores argentinos y
latinoamericanos y un importante acervo de tesis, investigaciones y ensayos que
estudian, indagan y reflexionan sobre la historia reciente y las dictaduras
argentina y latinoamericanas de los años ‘60, ‘70 y ‘80.
Una biblioteca sin fin que se encuentra en permanente construcción con la
colaboración de ciudadanos que tuvieron la precaución, cuando no el coraje, de
resguardar el material censurado por el terror del Estado.
Todo listo para el exterminio
La Perla, a unos 15 kms de Córdoba (Argentina), era un cuartel del Ejército
que también en 1976 se convirtió en centro clandestino de detención, tortura y
exterminio.
De grandes dimensiones, todo estaba preparado para el exterminio. "La Cuadra",
donde tiraban a los detenidos atados y amordazados, o las "Oficinas",
dependencias donde los militares "interrogaban" según su propio estilo, o el
"Galpón de Automotores", donde camuflaban los vehículos robados para los
secuestros, o la "Sala de Tortura", así llamada en toda su literalidad, o el
"Depósito", donde dejaban los cadáveres para ser llevados a las fosas comunes o
tirados al lago.
Claudio, hijo de detenidos sobrevivientes, miembro de Hijos e Hijas por la
Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio, nos explicó todo esto en
el recorrido escalofriante por los horrores de La Perla.
Recuerdos del Centro D2
Ramón estuvo preso en el D2, una comisaría de la policía cordobesa
(Argentina), donde pasó los peores meses de su vida. De 1976 a 1979, esa
comisaría fue convertida en CCDTyE. Pocos días después del golpe militar que
acabó con el Gobierno peronista fue secuestrado a la salida de una fábrica, de
la empresa española Pegaso. Tras ser atado de pies y manos, amordazado y vendado
los ojos, fue llevado hasta el D2 en el maletero de un Dodge camuflado.
Al igual que con otros miles de detenidos –la mayoría desaparecidos– en
Argentina, en Chile, en Uruguay, en Paraguay… El terrorismo de Estado funcionaba
miméticamente en todos y cada uno de ellos. Ramón y el resto de desaparecidos
estaban malheridos, vejados, rotos, golpeados.
Junto a la comisaría estaba la catedral, pero el obispo y los curas nunca
hicieron nada, salvo "perdonar" los pecados subversivos cuya penitencia estaba
siendo suministrada con crueldad y con vileza a pocos metros de sus altares.
Ramón fue uno de los pocos supervivientes de esa caverna; por contra unas mil
personas desaparecieron para siempre.
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