Decía el viejo Pitágoras que los números muestran la esencia del universo y la
vida cotidiana de los pueblos.
Mucho más tarde y mucho más acá en la geografía, Raúl Scalabrini Ortiz sostenía
que "los números son las vísceras de la sociedad".
Y que cuando se mienten en los números, se miente en la política.
La información fue contundente: la inflación fue del uno por ciento.
Eso dice el dibujo oficial del otrora prestigioso Instituto Nacional de
Estadísticas y Censo. En enero del año del bicentenario, las cosas –según
consigna este subgénero rantifuso del realismo mágico- aumentaron una centésima
parte de su valor anterior.
El precio de la leche, el pan y la carne, casi la trilogía de la identidad
alimentaria de los argentinos, tuvo un crecimiento que orilló el cuarenta por
ciento.
Sin embargo, desde el gobierno nacional los números imponen que los costos
apenas escalaron un uno por ciento.
Una descomunal mentira.
Una descomunal mentira que tiene sus consecuencias en otros números. Por ejemplo
el cacareado aumento de las jubilaciones.
Esos 68 pesos de incremento a más de cinco millones y medio de jubilados
equivalen a dos pesos, diez centavos más por día. ¿Dónde está el "gran"
beneficio? ¿Qué medicamento puede comprarse con dos pesos diez centavos más por
día? ¿Cuántos kilos de pan, cuántos litros de leche y cuántos kilos de carne
puede comprarse un jubilado con ese aumento? Y en forma paralela, los propios
fondos de los jubilados, los que están en la gran caja de la ANSES, han servido
para darle un crédito a la General Motors de 70 millones de dólares.
Una descomunal mentira.
De allí que los propios trabajadores del INDEC hayan producido un acto en
defensa del organismo y en contra de la intervención que lleva ya tres años y
que es la responsable de los números mentirosos que susurran la supuesta
inflación que pesa en la vida cotidiana de las mayorías argentinas.
-En la justicia se ha demostrado que las cifras hoy son manipuladas. Pero ahora
el juez se ha tomado un extraño tiempo más que prudencial para saber si esa
manipulación constituye un delito o no. Y para nosotros es un delito porque las
estadísticas constituyen un bien público- dijo Cintia Pok, ex directora de la
Encuesta Permanente de Hogares del INDEC y delegada de los trabajadores
afiliados a ATE.
La mujer mantiene su puesto pero nadie usa su trabajo serio, riguroso y
científico. Ella se siente una "desaparecida institucional" y sin embargo, a
pesar de las presiones de la intervención, continúa tratando de difundir la
realidad que no conviene al oficialismo.
Entonces, los números mentirosos, las cifras hijas del rantifuso realismo mágico
del INDEC, juegan a favor de los poderosos.
Sin números reales, el costo de vida hace que las discusiones salariales siempre
salgan a favor de los empresarios, de los patrones y no de acuerdo a las
necesidades de los que producen.
Los números mentirosos son la base de otras mentiras, todas aquellas que sirven
para ocultar una política que se dice a favor de los que son más cuando, en
realidad, está en su contra.
Fuentes de datos:
Diarios Crítica de la Argentina 9 y 10-02-10 y Clarín 12-02-10.
Entrevistas propias del autor de esta crónica.