Argentina, la
lucha continua....
|
Fue detenido en Miami uno de los imputados de la Masacre de
Trelew
El ex teniente de la Armada Argentina Roberto Guillermo Bravo
La justicia de Estados Unidos detuvo esta tarde al ex teniente de la Armada Argentina Roberto Guillermo Bravo, uno de los imputados por el asesinato de 16 presos políticos en la Base Almirante Zar, de Trelew, ocurrida el 22 de agosto de 1972.
Página 12
La información fue brindada por el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, y por el juez federal, Hugo Sastre, de Rawson. "La Cancillería nos informó que fue detenido el teniente Roberto Bravo, sobre quien habíamos librado un pedido de captura por su partipación activa en los hechos que se investigan", indicó el juez.
La "Masacre de Trelew" ocurrió en la madrugada del 22 de agosto de 1972. Allí fueron asesinados 16 de los 19 presos políticos alojados en la Base militar, luego de un frustrado intento de fuga de la cárcel de Rawson, ocurrido una semana antes. Los únicos sobrevivientes fueron María Antonia Berger, Alberto Miguel Camps y Ricardo René Haidar, asesinados más tarde durante la última dictadura militar. Los muertos, Rubén Pedro Bonet, Jorge Alejandro Ulla, Humberto Segundo Suárez, José Ricardo Mena, Humberto Adrián Toschi, Miguel Angel Polti, Mario Emilio Delfino, Alberto Carlos Del Rey, Eduardo Campello, Clarisa Rosa Lea Place, Ana María Villarreal de Santucho, Carlos Heriberto Astudillo, Alfredo Elías Kohon, María Angélica Sabelli, Mariano Pujadas y Susana Lesgart.
La Justicia determinó que en el lugar del fusilamiento actuaron cinco oficiales y un suboficial de la Armada Argentina: Luis Emilio Sosa; el teniente Roberto Bravo; los capitanes Emilio Del Real y Herrera (fallecido); Carlos Amadeo Marandino y el cabo Marchand (fallecido). Ninguno cumple prisión efectiva, salvo Bravo, quien fue apresado en Miami y sobre el cual se espera un largo proceso de extradición.
El secretario penal del juzgado federal de Rawson, Gustavo Lleral, confirmó que "en diciembre, remitimos a la justicia norteamericana las huellas dactilares de Bravo. (...) Era un requisito para acreditar la identidad, y eso nos dio la pauta de que existía la voluntad de la justicia norteamericana de avanzar", indicó Lleral.