Argentina, la
lucha continua....
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Eduardo Ramos, el periodista que nunca m�s pudo contar la historia
Luciano Nu�ez
BAJANDO TECLAS - PRIMERA FUENTE
Nota publicada en la revista Bajando Teclas, en su edici�n especial por los
30 a�os del golpe militar, impresa en marzo de 2006.
A los 19 a�os, el periodista Eduardo Ramos ya estaba casado con Alicia
Cerrota y era un s�lido intelectual que hab�a trabajado en
el diario Noticias. El 1 de noviembre de 1976, cuando ten�a 21 a�os y tras ser despedido
de Canal 10, el hombre que amaba su profesi�n hasta la exasperaci�n, fue
secuestrado de su casa junto a su esposa y pas� a formar parte de la lista de
desaparecidos durante la dictadura en Argentina. Eran �pocas de veredas limpias,
cordones blancos, palmeras y miedo. �pocas en las que los hombres de botas
promet�an: "Caer�n los que simpatizan y los que se les parecen". El recuerdo de
su padre, el periodista Pedro Ramos y sus amigos.
Eduardo Ramos era un ni�o cuando bajaba por una pendiente de la mano de su
abuelo, un hombre sencillo al que le pregunt�: �por qu� este camino me hace
correr? Acaso desde esa inocencia presinti� que su vida ser�a una carrera: a los
14 a�os ganaba premios de poes�a, a los 19 ya estaba casado y era un s�lido
intelectual que hab�a pasado por los diarios Noticias y La Tarde. Despu�s de ser
despedido en 1976 de Canal 10, y cuando ten�a 21 a�os, fue secuestrado de su
casa junto a su esposa y pas� a formar parte de la lista de desaparecidos
durante la dictadura en Argentina.
Segundo hijo de cinco hermanos, antes de elegir al periodismo como medio de
vida, "El Pollo", como lo llamaban sus familiares y amigos, hab�a logrado a
temprana edad una solvencia intelectual fruto de su insaciable lectura. Siendo
todav�a un ni�o y a hab�a buceado compasi�n las obras fundamentales de C�sar
Vallejo: Trilce, Los Heraldos Negros y Poemas Humanos, y tanto lleg� a admirar
al poeta peruano, que de ah� en adelante firmar�a sus trabajos po�ticos como
Trilce. Tuvo contacto, adem�s, en tempranas tertulias con personajes entra�ables
par su familia como Walter Adet, Jacobo Regen, Rogelio Ramos Signes, Alberto
Rojas Paz, "y es en ese clima de poetas, m�sicos y pintores en el que se
convierte en un so�ador", dir� su entorno.
Fue durante su cursado en al escuela de Agricultura cuando obtuvo �dos veces- el
primer premio de poes�a en concursos organizados por la Universidad Nacional de
Tucum�n. Y por su necesidad de dedicarse con m�s tiempo a su profesi�n, rindi�
el �ltimo a�o libre del secundario y comenz� a sumergirse hasta el fondo, mar
adentro, en el mundo del periodismo. Sus primeros pasos profesionales los dio en
el Diario Noticias, donde trabajaba junto a su padre Pedro Ramos, un destacado
hombre de prensa; con 19 a�os y reci�n casado con Alicia Cerrota,
pasa al equipo de Canal 10.
"Hicimos algunas notas con personajes de la ciudad �recuerda Pedro, su padre- y
encaj�bamos perfectamente porque era un ni�o con una tremenda madurez". Su
hermana Ana lo describe como un apasionado total: "En la forma de vivir, de
relacionarse, vehemente con lo que pensaba y sent�a. Se caracterizaba por su
creatividad, por su capacidad. Y, antes que nada, era un autodidacta que se
mostraba con crudeza en sus poemas. Ah� est� lo que sent�a".
Dicen sus familiares que Eduardo era un muchacho de contextura atl�tica que pese
a que nunca vio en los deportes el menor atractivo, que gesticulaba con las
manos y que ten�a la estampa de un muchacho tranquilo y conciliador. Tal vez su
imagen de intelectual bajaba de los gruesos y aparatosos anteojos que usaba
desde los seis a�os. "Hasta se met�a en la pileta sin darse cuenta que los ten�a
puestos", rememora su padre entre los destellos felices que llegan como olas
apacibles.
Su hermana compinche, que fue Ana y quien ten�a 14 cuando perdi� a su hermano,
narra que Eduardo siempre encontraba humor en situaciones que para otros pasan
desapercibidas. "Era una mezcla de hombre con ni�o. Y no lo digo porque est�
desaparecido, se pon�a a jugar en la puerta de la casa con su perrita. La Piojo
�una fox terrier que nunca tampoco supimos qu� pas� con ella- y se revolcaba
como un chico".
Si bien el periodista �cuyo nombre puede leerse en una calle tucumana como una
forma de homenaje-, estaba relacionado con los gremios, no fue un activo
militante. Dato que confirma la misma Ana, quien asiente que su hermano siempre
actu� en defensa de los trabajadores y de la vida. "Defend�a la libertad de
pensamiento, pero no militaba en ning�n partido. Era simplemente un muchacho
solidario". Lo mismo dice el ahora fot�grafo Hugo Heredia, entra�able amigo, ex
compa�ero de Eduardo. "Vivimos un tiempo en una pensi�n y jam�s hizo menci�n
sobre la intenci�n de irse, porque nunca pensamos que la historia nos podr�a
alcanzar de esa manera. Ten�amos en claro lo que pasaba y no pens�bamos que la
soluci�n pasara por una revoluci�n armada", recuerda con frases que salen
intermitentes: el dolor regresa para �l impacable despu�s de 30 a�os. Pero lo
consuela saber que su amigo fue "un ser humano lindo, capaz, intelectual,
tranquilo con el que nos divert�amos mucho".
La persecuci�n
Aunque el golpe militar se produce en el �76, la "limpieza ideol�gica" ya estaba
instalada desde comienzos de los �70 en Tucum�n bajo la conducci�n de Acdel
Vilas, general de la Brigada y Jefe del Operativo Independencia. Fue por esos
a�os que ya comenzaron las desapariciones y el enrarecimiento del clima
pol�tico. Acostumbrados a las intervenciones, los militares lo hicieron con
Canal10, donde arrib� un personaje supuestamente de seguridad, m�s conocido como
"Cabo Sabino". Los allegados a Eduardo cuentan que era un hombre que conoc�a de
medios de comunicaci�n y que tuvo problemas con el desaparecido periodista desde
un comienzo. Por esos a�os Ramos conduc�a un programa de inter�s general en la
pantalla tucumana y tuvo como invitados a algunos pol�ticos locales. Hubo un
�lgido debate que condujo a un altercado con golpes de pu�o por los pasillos
donde se produce la primera amenaza de muerte: "Esto te va a costar muy caro",
anunci� Sabino. Eduardo, d�as antes de desaparecer junto a su mujer, le confirm�
a su padre que uno de los hombre de Domingo Bussi (gobernador de Tucum�n tras el
golpe del �76) le pidi� que lo acompa�ara a los lugares donde se desarrollaban
los combates con las fuerzas del ERP (Ej�rcito Revolucionario del Pueblo).
El cronista se traslad� y advirti� que se trataba de una suerte de montaje de
"escena de combate" y finalmente se neg�. El Cabo Sabino le dir�a por segunda
vez: "Estas condenado". El 1 de noviembre de 1976 Eduardo Ramos, el hombre que
amaba su profesi�n hasta la exasperaci�n, que tempranamente perdi� a su madre y
que escrib�a poemas a m�quina, fue llevado violentamente desde su domicilio en
Soldati 226. Unos meses antes ya hab�a sido echado del canal junto a un grupo de
compa�eros entre los que estaba el artista pl�stico Gerardo Ramos Gucemas, por
ese entonces escen�grafo.
La condena
Pero su familia coincide en que el hecho que termin� de condenar al periodista,
fue el haber alojado por algunas horas a un militante llevado a su casa por su
amiga Mory S�nchez, tambi�n desaparecida. Dicen los testimonios que S�nchez era
integrante de Montoneros y que era vigilada desde hac�a tiempo. Seg�n confirman
sus familiares, Eduardo tuvo miedo porque sab�a lo que pasaba en nuestra
provincia, y por eso finalmente el desconocido fue trasladado a otro sitio.
"Montoneros �opina su amigo Heredia, aclarando que no simpatiza con la Derecha-
fue perverso en su c�pula dirigente porque dej� a sus cuadros abandonados y que
cada uno de ellos fuera a casas de gente con actitud solidiaria, progresistas
que quedaron involucradas. Eduardo no ten�a nada que ver con la Guerrilla".
Curiosamente, se supo despu�s, que donde recibi� asilo aquel muchacho que ahora
vive en el sur de la provincia, qued� una estela de secuestros.
El d�a de la desaparici�n del periodista -15 d�as despu�s de aquel incidente-
hubo un asado con amigos en la casa de Eduardo. La ma�ana siguiente, un llamado
an�nimo dio cuenta de lo sucedido ("anoche ha habido un gran operativo, andaban
los polic�as por toda la manzana", dec�a la voz), y llegaron los familiares que
se encontraron con la puerta abierta, restos del asado, lasa cosas revueltas y
el saqueo. Se hab�an llevado, como era costumbre para las hienas, el �nico bien
de valor: un Audinac (tocadiscos) con enormes parlantes en el que Eduardo
escuchaba a Mercedes Sosa, Le Luthiers, rock y m�sica cl�sica. No era un secreto
que ya hab�an desaparecido tambi�n muchos hombres y mujeres relacionados con la
cultura. Eran �pocas de veredas limpias, cordones blancos, palmeras y miedo.
�pocas en las que los hombres de botas promet�an: "Caer�n los que simpatizan y
los que se les parecen". Pedro, que siempre le daba una vuelta y hasta le hab�a
abierto una cuenta en un almac�n, recuerda que ve�a a su Eduardito angustiado:
"Pienso que no pens�, como muchos, que se llegara al extremo del genocidio como
fue todo esto. Si yo sab�a de esto, de sus temores, lo hubiera sacado del pa�s".
Como los Ramos, son miles los hogares que se agrietaron por los hechos m�s
oscuros de nuestro pa�s. De eso conoce el para siempre tembloroso coraz�n de
Pedro: "Lo m�s perverso de todo esto es la destrucci�n de la familia. Y el dolor
que voy a llevar es que se me haya negado la posibilidad de disfrutar de mis
hijos". Heredia asegura que Eduardo prisionero, "debe haber durado muy poco,
porque los debe haber enfrentado de esa manera que enfrentaba la vida". Cuando
Eduardo Ramos sub�a por la pendiente de su vida, seguramente volvi� a
preguntarse: � por qu� este camino me hace correr?.
Foto: Argentina, Tucum�n - Maurice Jeger y Eduardo Ramos (derecha) son los dos
periodistas desaparecidos durante los a�os negros de los �70, en la provincia. /
Autor: PRIMERA FUENTE