Crímenes políticos: El qom Roberto López y Mariano Ferreyra o
la vigencia del PJ y la CGT
Prensa de frente
Sería necio no reconocer la existencia y disputa de los diferentes sector
internos que conviven y confrontan dentro del proyecto político encarnado por el
oficialismo. No menos necio resulta quien, a la luz de los asesinatos de Mariano
Ferreyra y la balacera contra los pobladores qom en Formosa, en manos de una
patota sindical y de fuerzas de seguridad respectivamente, duda sobre cuales son
las fracciones y estructuras que hoy hegemonizan la conducción del "proyecto
nacional".
Hasta la fecha, el curso judicial y político de los crímenes sucedidos en
Capital Federal y en la comunidad formoseña "La Primavera", han tomados
diferentes ribetes en cada caso. Poco después del asesinato del militante
trotskista, la fiscal y la jueza que llevan la causa procesaron a 7 integrantes
de la patota que atacó la movilización de trabajadores ferroviarios tercerizados
a mediados de octubre, sumando luego la imputación como instigador al Secretario
General de Unión Ferroviaria, José Pedraza. Mucho menos contundente que el
proceso judicial, el repudio político al asesinato se redujo a la condena de los
movimientos u organizaciones oficialistas extrapejotistas, ya que a excepción
del sector de CTA que conduce Hugo Yasky y el espacio político de Martín
Sabatella, ninguna fuerza se expresó en calle contra el crimen, aunque algunos
sí mostraron su desacuerdo a través de solicitadas o declaraciones públicas. No
hubo voces de repudio entre los integrantes de la dirección del PJ, y ni un solo
gremio de la CGT promovió medidas gremiales de protesta, por el contrario, la UF
desató una huelga en la línea Roca protestando por la detención de sus afiliados
matones.
En el caso del asesinato a manos de la policía provincial del comunero toba
Roberto López, cuando intentaban desalojarlos del paraje formoseño "La
Primavera", las respuestas fueron si se quiere, aún más contradictorias. La
acción judicial brilla por su ausencia y la condena política se dividió entre el
tibio repudio y el silencio. Un profundo gesto político del oficialismo fue la
videoconferencia realizada el mismo día del asesinato de López, entre la
presidenta de la Nación y el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, en el que
anunciaron la inauguración de un cableado de alta tensión entre las regiones del
NOA y el NEA, ignorando completamente el desalojo de los terrenos toba. Por esos
días, el argumento esgrimido por los "defensores de cualquier cosa" fue que la
presidenta no estaba al tanto de la represión, argumento que, en caso que fuera
cierto, se desmorona por el silencio oficial pasados ya 10 días del crimen.
Una vez más, quienes salieron a apagar el fuego fueron los sectores progresistas
externos al PJ que integran el oficialismo. El miércoles 1° de diciembre, una
conferencia de prensa organizada por el Instituto Nacional contra la
Discriminación (INADI), conducido por Claudio Morgado, convocó a los integrantes
de ese espacio político a una conferencia de prensa para repudiar el accionar de
la policía provincial y pedir la cabeza del gobernador Insfrán. En el acto
participaron referentes de Carta Abierta, el Cels, movimientos sociales
kirchenristas y algunos referentes de la oposición, pero nuevamente se pegaron
el faltazo los dirigentes de primera línea del PJ y la CGT. De más está decir
que no hubo declaraciones de condena ni de parte del Jefe de Gabinete, Aníbal
Fernández, ni del ministro del Interior, Eugenio Randazzo.
Lo cierto es que este espacio o corriente progresista dentro del kirchnerismo,
ha sabido hacerse de un lugar dentro del armado oficialista. Lo lograron
principalmente a partir de proyectos de ley que generaron un fuerte impacto
social, sobre todo en la ampliación de los derechos civiles. Así, tanto luchas
sectoriales que clamaban por el matrimonio con iguales derechos para parejas del
mismo sexo, como reivindicaciones históricas de organizaciones sociales y
políticas, se fueron materializando vía parlamento, en muchos casos con apoyo de
diferentes sectores de la oposición. Entre las medidas que reivindican como
propias en este sector están la ley de medios, la ley de matrimonio igualitario
y el acceso universal por hijo, como las más destacadas.
Es discutible adjudicar sueltamente la autoría de varios de esos proyectos al
oficialismo, sobre todo cuando la intención no es reivindicar el proceso de
movilización y lucha a través de los que fueron gestados e impulsados por
diversos actores sociales. Lo que no es discutible es que esas medidas chocan de
frente con una realidad política e ideológica hegemonizada por el Partido
Justicialista y la Confederación General del Trabajo, que en los últimos meses
hicieron una demostración de poder de fuego y de continuidad de las prácticas
antipopulares arraigadas en más de 35 años como organismo determinantes del
partido del orden.