Argentina, la
lucha continua....
|
![]() |
Qu� CTA �La CGT?
Daniel Cadab�n
El instinto del fraude
En junio de 2009, Baradel, Yasky y "cachorro" Godoy, pudieron usurpar impunemente y mediante el fraude la seccional platense del Suteba, porque estuvieron acompa�ados por los poderes del estado. Tanto el Ministerio de Trabajo, como la justicia kirchnerista, avalaron el procedimiento fraudulento y gansteril de esta burocracia en el objetivo de despojar de la conducci�n del sindicato a una leg�tima conducci�n combativa, votada por la mayor�a de los afiliados docentes.
Baradel, Yasky y "cachorro" Godoy, hace m�s de un a�o no hicieron m�s que adelantar lo que se vendr�a en la elecciones nacionales de la CTA: la puesta en escena del fraude m�s descarado, como m�todo para la conservaci�n de sus privilegios burocr�ticos.
Algunos partidarios de izquierda de la CTA (CCC-MST), se conformaron pensando que lo de junio de 2009 en el Suteba platense finalmente no era tan grave, de �ltima se trataba de una historia repetida: el peronismo, aun en su versi�n kirchnerista, no iba a permitir que los "troscos" se hicieran de una seccional sindical en la capital de la provincia, y decidieron hacer la vista gorda y acompa�ar en sus listas a los usurpadores.
No tuvieron en cuenta que la burocracia, en sus distintas vertientes, act�a como el alacr�n del cuento que termina picando a la rana; el fraude est� en su instinto. Cosas de la pol�tica.
Propietarios de medios y propietarios de sindicatos
Si hay algo que se encuentra fuertemente anclado en la conciencia de un bur�crata sindical es la creencia en que el sindicato es de su propiedad. Toda su psicolog�a puede resumirse en dos convicciones: la primera, ser el titular del sindicato como instituci�n �y, por supuesto, como propiedad mueble e inmueble-; la segunda, ser un fiel art�fice de la voluntad de sus afiliados; estas son convicciones que brotan de la ideolog�a "del due�o", "del jefe", "del l�der", que se consolida como un negociador profesional de las condiciones de vida de los trabajadores.
El due�o, sea este un sindicalista burocr�tico o un empresario capitalista, no entiende como transitoria la posesi�n de un bien, su certeza descansa en la confianza de considerar como inviolable su derecho de propiedad y en poder hacer con ella lo que le venga en gana.
La habilidad del "jefe del sindicato", no se basa en la utilizaci�n de la herramienta sindical para promover en el movimiento obrero la conciencia de sus necesidades hist�ricas y la lucha por ellas, sino en la negociaci�n permanente con las patronales, a las que considera como parte necesaria de la existencia ininterrumpida del capitalismo.
El jefe sindical sintetiza en la defensa de la propiedad capitalista, el beneficio primario que provoca la esclavizaci�n ideol�gica de los obreros al r�gimen de la propiedad privada y se ve beneficiado con ello, porque forma parte de su propia argumentaci�n para mantenerse al frente de las organizaciones sindicales por d�cadas.
Toda la actividad burocr�tica en los sindicatos parte de considerar al trabajo obrero, no como el formador del conjunto de las riquezas sociales -expropiadas por la patronal- sino como un simple servicio que se presta a un propietario de medios de producci�n.
El trabajo, es entonces, susceptible de ser desechado de acuerdo a los intereses de la empresa. Pero, como bajo el r�gimen capitalista producci�n, la �nica salida l�cita para los obreros pasa por ganarse la vida siendo asalariado, a los trabajadores no les queda otra que vivir en un ciclo permanente de superexplotaci�n o hambrunas.
Entonces, los afiliados a los sindicatos pasan a ser transitorios, ya que estar o no estar es independiente a ellos (dependiendo del ciclo de ganancias empresariales) mientras que la jerarqu�a sindical permanece constante al ser m�s estable el "liderazgo" que el trabajo asalariado.
Originalmente los sindicatos fueron herramientas que trataron de equilibrar intereses enfrentados entre patrones y trabajadores, y en plantarse con reclamos puntuales frente a la voracidad capitalista -que como cualquiera sabe es insaciable- esto termin� con el correr tiempo por sustentar el concepto de profesionalidad sindical.
Se produce de este modo una nueva divisi�n del trabajo, aunque esta vez dentro de las propias organizaciones sindicales: por un lado se encuentran "los jefes", que manejan las negociaciones de acuerdos a sus propios par�metros y a las necesidades extendidas de las patronales ("no estamos en tiempos de reclamos, la prioridad pasa por conservar el trabajo") conciliando convenciones colectivas a la baja. Por el otro un numeroso colectivo de trabajadores de car�cter transitorio y an�nimo en las decisiones del sindicato.
CTA-CGT
La burocracia sindical, parte de premisas ideol�gicas y materiales. En primer lugar, por considerar que la direcci�n del Estado es un asunto que no corresponde al movimiento obrero; ya que de ser as� el �nico estado posible es el que termine con la explotaci�n del trabajo ajeno, es decir socialista. En segundo lugar, porque los sindicatos se vuelven herramientas que apuntalan el patrimonio personal, el poder y los negociados de "los lideres".
Los "jefes sindicales" son oficialistas del r�gimen capitalista y todas y cada una de sus acciones debe ser entendida como parte del sostenimiento de este r�gimen. Esto vale tanto para los "gordos" como para los no tan gordos, y en el caso que nos toca para las direcciones de la CTA (listas 1 y 10), no es entonces, para nada excepcional que entiendan su presencia al frente de las organizaciones sindicales como parte de esta estrategia de sost�n y que est�n dispuestos a recurrir a cualquier m�todo, por oscuro que sea, "para mantenerse en el cargo".
La burocracia hace del m�todo de proscripci�n, a cualquier oposici�n que amenace su mandato al frente del sindicato, una de sus m�s valiosas armas. Cuenta para esto con un circuito de complicidades en todos los estamentos del estado.
El Ministerio de trabajo y la justicia, como en el caso se�alado del Suteba La Plata, pueden aparecer como los b�sicos; pero, la burocracia en su historia a recurrido a m�todos m�s contundentes para proscribir opositores y silenciar las voces que las se�alan como un c�mplice de la explotaci�n laboral y de la predica oficialista, incluidos la delaci�n, la tortura y el asesinato.
En la CGT, esta historia, de tan reciente es harto conocida y en todo caso quedar� para la experiencia y la formaci�n de las generaciones de trabajadores m�s j�venes el aprenderla antes de que se les vuelva en contra.
La CTA, en cambio, desde su formaci�n parec�a tener una trayectoria distinta. La de un nuevo modelo sindical.
"Modelo sindical"
La CTA, desde hace algunos a�os, es tomada por el imaginario de una amplia camada de activistas como "un modelo sindical diferente: m�s democr�tico, m�s pluralista".
Las consecuencias que se derivan del reciente proceso electoral, cuyo resultado poco tendr� que ver con los votos emitidos, demuestran que el pluralismo y la democracia sindical, son en manos de estos "jefes progresistas", apenas una pose acomodada al desprestigio de la vieja burocracia cegetista, que en los �ltimos 50 a�os, estuvo comprometida con la mayor entrega de sangre obrera y de conquistas laborales en la historia sindical de nuestro pa�s.
Entre los ciegos el tuerto es rey, pero ser tuerto -o apoyarlos- no alcanza para construir un sindicalismo que represente los intereses de los trabajadores y que se proclame independiente de "patrones o gobiernos".
Es que defender la propiedad de la central de trabajadores, lleva a sus "due�os" a mimetizarse con los m�todos m�s tradicionales de la burocracia peronista.
Se puede presuponer que maniobras tan repudiables como las vividas en las elecciones del jueves 23 de setiembre, har�n que un corto plazo la CTA se vuelva una central m�s confiable a los ojos de aquellos que todav�a la creen de izquierda y que inclusive le sirva para conseguir su tan ansiada personer�a. Es que la CTA, decidi�, el jueves pasado, bautizarse abiertamente como una central burocr�tica que nada tiene que envidiarle a los Moyanos o Barrionuevos.
Matem�ticas o pol�tica
Tan repudiables son los m�todos utilizados para el armado del fraude electoral y las abismales diferencias en votos que se adjudican Yasky-Baradel y Micheli-De Genaro, cada uno para sus listas, que esto dif�cilmente tenga una resoluci�n matem�tica. Ni un comit� de notables, conducidos por Adri�n Paenza, podr� solucionar esta inc�gnita y si esto pasa con las listas oficialistas, ni hablar del resultado que dejar�n para el resto de las listas opositoras. Es una elecci�n que no sirve ni para contar votos. Con lo cual lo que venga de ac� en m�s no es una cuesti�n de matem�tica electoral sino de la m�s pura y simple rosca.
En definitiva nunca se va a saber como vot� el 18% de los afiliados al "nuevo modelo sindical"; Yasky declar� que "prefiero el esc�ndalo a dirimir quien maneja un sindicato entre cuatro paredes", pero a los "jefes" de la central no les queda, en esta oportunidad, otra vuelta que volver a someterse al veredicto de las cuatro paredes o fraccionarse.
Kirchner quiere la central y Yasky est� dispuesto a tenerlo como socio capitalista. Pero De Genaro tiene otros planes y otros socios capitalistas, que tambi�n quieren la central.
�C�mo se soluciona?
Primer escenario. La fractura de la CTA podr�a tener consecuencias impredecibles, ya que los sectores de De Genaro se volver�an amenazantes para los planes electorales del kirchnerismo el a�o que viene. Micheli en un abuso de demagogia ya habl� de paro general. El fraccionamiento, por otro lado, se sabe cuando empieza lo que siempre resulta dif�cil con estas tendencias que se dispersan es saber donde termina
Segundo escenario. Un acuerdo de crisis. Es probable que ambas listas terminen reparti�ndose las habitaciones de la central como esos matrimonios que a pesar de vivir separados conviven juntos. Esto no har�a m�s que profundizar las diferencias, que en el mejor de los casos eclosionar�an en octubre del a�o pr�ximo con m�s fuerza. Adem�s de dejar abiertas las heridas en las centrales provinciales y una tendencia al fraccionamiento y al enfrentamiento en los sectores intermedios que puede traccionar la crisis a las organizaciones intermedias.
Quien traiciona una vez�
Cuando en junio de 2009, Roberto Baradel y "cachorro" Godoy se pusieron de acuerdo para desalojar la leg�tima conducci�n del seccional Suteba La Plata, demostraron que la pendiente moral por la que se deslizan estos personajes no tiene l�mites y que las asociaciones que la "central de los trabajadores" viene realizando con las patronales y el gobierno las colocan en la misma vereda de la tradicional burocracia sindical de los gordos y no tan gordos, que tanto le gusta criticar.
En los m�todos patoteriles y en suma las chicanas jur�dicas, respaldadas por el estado kirchnerista, que les toc� vivir a los docentes platenses ya estaba planteado de antemano el germen del fraude que sucedi� en las �ltimas elecciones de la CTA. Tanto en 2009 como en las recientes elecciones lo que menos les import� a los "jefes de la central" es la voluntad democr�tica expresadas en las urnas.
Tanto Yasky-Baradel como De Genaro-Micheli-Godoy, desde hace a�os, vienen organizando a la CTA, en base a organizaciones kirchneristas, piqueteros afines a los distintos estamentos del estado, partidarios de la siembra directa y otros grupos dif�cilmente identificables. No era dif�cil presuponer que todo este estofado terminar�a en un esc�ndalo y promover�a en un alto ausentismo entre los afiliados que verdaderamente trabajan.
De todas maneras, lo que menos les importa a estas horas es saber cuantos afiliados votaron ya que -como en el Suteba La Plata- las cosas se van a cocinar en otro lado, el voto de los afiliados es lo que menos importa.
Lo peor de todo, es que tanto Yasky como Micheli pelean por una central sindical que no tiene sus objetivos puestos en los trabajadores sino en las patronales de diferentes �mbitos. �Qui�n gana y qui�n pierde? se preguntan los diarios �Kirchner o Solanas y el resto del abanico opositor que llega hasta la mesa de enlace? Dejando entrever que la verdadera disputa poco tiene que ver con los trabajadores.