Argentina: La lucha continúa
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Como rayo en cielo sereno
Eduardo Lucita
La temporada veraniega trajo un culebrón politizado que le dio cierto aire al
neoconservadurismo. Pero sería un error ver una intención destituyente en el
avance de la derecha. Ni ésta ni el imperialismo están interesados en que el
kirchnerismo deje antes de tiempo el gobierno. Su objetivo es otro: limarlo y
que llegue rengueando al 2011.
Como acompañando el inicio de la temporada estival, la economía parecía haber
entrado en un período de relativa tranquilidad, y por el contrario la política
se mostraba inusualmente activa pululando precandidaturas presidenciales varias
hasta que imprevistamente se desplegó una crisis política alrededor del Fondo
del Bicentenario y su puesta en práctica.
Efectivamente, una calma chicha se extendía en los primeros días del año. Al
compás de la economía mundial los pronósticos optimistas ya no eran sólo
propiedad del oficialismo, sino que tanto la oposición como los principales
analistas y medios de comunicación también se sumaban a estas expectativas. Sólo
el deteriorado superávit fiscal y el temor a la inflación encendían señales
rojas. Así, las previsiones de crecimiento del PBI fueron rápidamente superadas.
Sin embargo en esta serenidad la crisis estalló como un rayo.
Culebrón politizado
El conflicto se inicia cuando para dar muestras de su voluntad de continuar
pagando la deuda, el gobierno nacional decide crear un fondo especial con una
porción de las reservas internacionales que atesora el Banco Central. Lo hace
por un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que llama pomposamente "Fondo del
Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad", cuando en realidad
busca conseguir refinanciación a tasas de un dígito. Es decir, el objetivo no
era otro que garantizar el pago con reservas para crear condiciones menos
onerosas y volver al ciclo de endeudamiento.
La implementación del DNU por el BC era sencilla, un pase contable creando una
cuenta con poco más que 6.500 millones de dólares. Sin embargo, el titular del
banco se niega a poner en marcha ese mecanismo bajo el argumento que no tiene la
aprobación del Congreso de la Nación. Otras críticas señalan que puede alterar
el programa monetario y que el texto del decreto abre la posibilidad para que se
paguen otras deudas y el país quede a merced de los fondos buitres.
El viceministro de Economía sale al cruce de los cuestionamientos al uso de
reservas para pago de deuda. "...No se priorizaría la deuda por sobre los
sectores más desprotegidos", dijo y se sinceró para señalar que "...se liberan
recursos para sostener los estímulos de la demanda", lo que abrió otro frente de
debate.
La oposición de derecha se abroquela en la defensa "patriótica" de las
instituciones y la autonomía del BC, algo que no hizo cuando este mismo gobierno
decidió pagarle con reservas y por adelantado al FMI. Tampoco lo hizo cuando
allá por el 2008 otro DNU habilitaba para pagar la deuda con el Club de París,
que por la crisis no se concretó, pero que ninguno de los que hoy se rasgan las
vestiduras puso demasiado énfasis en objetarlo.
Por si fuera poco, parte de la centroizquierda en ascenso, defendiendo las
instituciones -y por lo tanto la autonomía del Central- hace una vez más causa
común con la derecha, olvidando que esa autonomía es clara continuidad del
neoliberalismo de los '90, que sabemos encuentra sus orígenes en la propia
fundación de la institución allá por la década de '30, bajo iniciativa y
supervisión de capitales ingleses.
Crisis política y neoconservadurismo
Como con la crisis de la 125, la coyuntura favorece la reorganización de la
derecha. Cuando venía de una serie de fracasos y no lograba seleccionar un
liderazgo que englobara a todas las fracciones, encontró un nuevo eje detrás del
cual nuclearse. Sería un error ver una intención destituyente en el avance de la
derecha, ni ésta ni el imperialismo están interesados en que el kirchnerismo
deje antes de tiempo el gobierno. Su objetivo es otro: limarlo y que llegue
rengueando al 2011. Si la derecha conservadora llega al gobierno nacional por
medio de elecciones, algo que no logra desde las primeras décadas del siglo
pasado, no sólo se legitimaría sino que sería para ella un triunfo histórico
difícil de revertir y de duras consecuencias para el campo popular.
Pero sería una ingenuidad no ver este avance neoconservador nacional formando
parte de la contraofensiva imperialista a escala mundial, que puntualmente se
expresa en el golpe en Honduras, las bases en Colombia, la arremetida contra
Lugo en Paraguay, las provocaciones contra Venezuela y Bolivia, o la nueva
escalada en Afganistán y ahora en Yemén.
La destitución de Redrado es un contragolpe que va más allá del conflicto en sí.
Pero conviene preguntarse ¿porqué reemplazarlo por Blejer, el respetable hombre
del FMI? o ¿porqué, en un hecho inédito en su historia, la CGT recibe en este
momento a la comitiva de diputados norteamericanos presidida por la embajadora?
En el limbo
El titular del BC fue restituido por una jueza que además bloqueó la
transferencia de fondos; el vicepresidente cita a sesión extraordinaria al
Senado, el oficialismo dice que es inconstitucional. Todo está en un limbo
jurídico. La crisis política tendrá nuevas etapas, seguirá un curso judicial y
legislativo, aunque es difícil que la sangre llegue al río.
"Honrar" la deuda
Hay sí un punto de coincidencia básico: tanto oficialismo como oposición de
derecha están de acuerdo en que las deudas hay que honrarlas, por eso aprobaron
a dos manos reabrir el canje. Por eso es que quienes hoy claman al cielo nada
dijeron cuando el pago adelantado al FMI o el anterior DNU para el Club de
París, pero sí presionan al gobierno que apure el arreglo con los bonistas, que
imponga disciplina fiscal, que pague lo que hay que pagar y arregle con el FMI.
Así Argentina volvería a ser "un país normal".
¿Qué hace la diferencia? El origen de los recursos para pagarla. El gobierno
plantea volver a los mercados voluntarios de crédito, dejando de lado al FMI, y
poner las reservas como garantía de pago y así obtener mejores tasas. Si
finalmente paga con reservas podrá disponer de las partidas presupuestarias
asignadas a esos pagos y mejorar las cuentas fiscales. La oposición se opone al
uso de reservas y propone hacer frente a los vencimientos con superávit fiscal,
pero como este se esfumó no encuentra mejor salida que volver a los '90 bajando
el gasto público. Léase congelar salarios estatales, reducir subsidios a las
tarifas de servicios públicos y planes sociales y menor obra pública.
Es cierto, no es una diferencia menor, encierra si hay o no ajuste con las
consecuencias conocidas, pero esto no implica necesidad de aval alguno al pago
de la deuda, cualquiera sean los recursos a utilizar.
Por estos días sólo personalidades como "Pino" Solanas, Mario Cafiero, Perez
Esquivel , Diálogo 2000 o integrantes del EDI y la izquierda de clase plantean
el no pago. Desde hace tiempo, incluso desde esta misma columna, quien esto
escribe ha planteado que la única solución que verdaderamente defiende los
intereses nacionales es la suspensión unilateral de los pagos y crear una
comisión con personalidades locales e internacionales para determinar qué parte
de la deuda es legítima y debe pagarse, y cuál la ilegítima y hay que
repudiarla.
Hay antecedentes. Ecuador lo acaba de hacer recientemente; en la administración
provisoria de Rodríguez Saá se declaró la suspensión de pagos, que duró nada
menos que 38 meses y no pasó nada grave. El país no quedó aislado, el Estado
salió de la asfixia financiera y estuvo en mejores condiciones de negociación, y
lo más significativo: no nos invadieron los marines... claro que el Congreso se
negó a investigar la deuda, a pesar de la denuncia de Olmos y del fallo de
inconstitucionalidad del juez Ballesteros.
Los trabajadores y los sectores populares deben tener la mayor claridad en esta
coyuntura: no avalar el pago de la deuda ni que se vuelva a un nuevo ciclo de
endeudamiento. Por el contrario, hay que anteponer las necesidades sociales
insatisfechas, pero al mismo tiempo, y en un orden no menor, salir al cruce del
avance de la derecha conservadora y el imperialismo. Esto es, desenvolver una
política propia. En cualquier otra opción, a la corta o a la larga, serán los
principales perjudicados.
* Integrante del colectivo EDI-Economistas de Izquierda