Argentina, la
lucha continua....
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El Ferrocarril es una cuesti�n nacional: La patria no tendr� ferrocarriles en el Bicentenario
Juan Carlos Cena
Marchamos rumbo al Bicentenario sin los caminos de fierro, todo un
descarrilamiento perverso.
En el a�o que se inicia se conmemoraran los 200 a�os de la gesta de Mayo de
1810, que inici� el camino a la independencia de nuestro pa�s en 1816.
El 9 de julio de 1816 el Congreso de Tucum�n declar� la independencia de Espa�a
"y de cualquier otra dominaci�n extranjera".
Hoy, 2010, es el a�o que se va a rememorar aquella gesta, es el bicentenario de
la Patria, debemos preguntarnos �c�mo estamos hoy respecto a la independencia de
Espa�a y de cualquier otra dominaci�n extranjera? Creo que s�, que debemos
hacerlo.
Para el bicentenario de la Patria no estar� la "Sociedad del Camino de Fierro de
Buenos Aires al Oeste", como se llam� el primer emprendimiento ferroviario.
Tampoco habr� m�s soberan�a territorial, como no la hay en los subsuelos de
nuestra geograf�a ya que el capital extranjero succiona el gas y el petr�leo
desviando la cuantiosa renta que genera fuera de nuestro territorio.
Impresionante rapi�a, adem�s, debemos tener en cuenta que nuestra Patria sufre
un feroz D�ficit Bruto Interno, generado por la sumatoria de pobreza sobre
pobreza, de saqueo tras saqueo.
Sobre este punto, ni el gobierno, ni los organismos de derechos humanos se
expiden al respecto, es decir, esta problem�tica no corresponde a los tan
vapuleados derechos humanos, para el bicentenario la pobreza aumentar� en forma
exponencial. Toda una verg�enza, no ajena, sino nuestra, la ciudadan�a no puede
mirar para el otro lado, no puede ser indiferente, como ocurri� con la venta vil
de nuestras empresas.
Por todo esto, y otros latrocinios, es necesario afirmar que no habr� m�s
soberan�a sobre nuestras honduras, porque se les permite a los colonizadores que
se lleven las riquezas preciosas de nuestra patria.
De seguir as�, casi seguro, m�s tarde vendr�n otros colonizadores que escarbar�n
en lo profundo hasta llegar a las nacientes de las vertientes de agua. Tampoco
habr� soberan�a territorial si contin�an vendiendo a precio vil las tierras a
extranjeros en zonas fronterizas habitadas por nuestros paisanos y comunidades
originarias, mismos que son contabilizados como sub seres, o como un vacuno o un
arado o un poste. En el bicentenario debemos contabilizar los retrocesos y los
avances, sin perder la memoria sobre las entregas y las traiciones a la Patria.
Todo se ha alterado, desfigurado, trocado, hemos vuelto a ser una colonia. La
esencia del 25 de mayo de 1810 y la del 9 de julio de 1816 se ha tergiversado,
hemos enajenado nuestra soberan�a a precio de mercader, valorizaci�n que s�lo se
otorga a los traidores de la Patria.
Ante tanta calamidad cito a Scalabrini Ortiz cuando nos recuerda
admonitoriamente que: Reconquistar el dominio pol�tico y econ�mico de nuestra
propia tierra es nuestro deber para con nosotros mismos, para nuestros hijos y
para los hijos de nuestros hijos. No es una acci�n f�cil pero tampoco es una
acci�n inabordable. Los revolucionarios de 1810, de donde provenimos, nos dieron
el ejemplo de que nada resiste la voluntad del hombre puesta al servicio de una
gran causa.
De nosotros depende su realizaci�n. No esperemos que otros hagan lo que nosotros
no somos capaces de hacer. Los gobiernos no pueden realizar sino aquello que los
pueblos saben pedir con autoridad y con firmeza: Historia de los Ferrocarriles
Argentinos.
El petr�leo, el gas, nuestros minerales, las vertientes de agua potable, la
devastaci�n de nuestros bosques, puertos, aduanas, el cielo, el mar
epicontinental, las riadas todo se ha enajenado. El hambre, la mortalidad
infantil, el genocidio silencioso de nuestras comunidades originarias y de
nuestros paisanos del pa�s federal y de las orillas de las grandes ciudades, la
salud, la educaci�n y as� de seguido, es consecuencia de esa enajenaci�n.
Luego del golpe de estado de 1955 ese Estado Nacional cambia, asume una
identidad no nacional, cipaya. En consecuencia, dentro del campo social,
comienza todo un proceso: el desmontaje de una formaci�n ideol�gica de car�cter
nacional, el mundo subjetivo del ciudadano era taladrado con las ideas que
impon�an los colonialistas en su retorno al poder del Estado de la mano de
colonizados pol�ticos.
Se inicia en forma constante y permanente una ofensiva contraria al sistema
integrado de transporte ferroviario constituido por efecto de la
nacionalizaci�n. Principia el boicot, vaciamiento, desestructuraci�n, desguace,
paralizaci�n y su posterior saqueo. De seguido, comienzan a implementarse las
concesiones viles de los trenes de carga y pasajeros, a cipayos nacionales y a
extranjeros (brasileros). En forma paralela, como ya mencion�, el cerramiento de
los talleres ferroviarios, plantas de laminados rieles, de llantas y ejes, es
decir, la destrucci�n de la industria nacional ferroviaria. Situaci�n
catastr�fica que a�n contin�a camino al bicentenario.
La industria del transporte automotor se ha impuesto colonialmente a partir del
golpe de estado de 1955, ganando la batalla en 1990. Cerraron los ferrocarriles
en la �poca del gobierno cipayo y vende patria de Menem, pero ning�n otro
gobierno que vino despu�s ha intentado corregir este desatino hasta la fecha.
Los ferrocarriles, se han clausurado, han expulsado a 85.000 trabajadores,
cerraron 37 talleres que constitu�an una industria ferroviaria nacional
independiente con desarrollo tecnol�gico propio, se clausuraron las plantas de
oxigeno, la f�brica de llantas y ejes, de locomotoras diesel en talleres Liniers,
Talleres Taf� Viejo que fabricaban coches, vagones, locomotoras de vapor junto a
talleres C�rdoba, se detuvo el tren laminador de rieles en Somisa, m�s de 40
hospitales y centros de salud se clausuraron, 30.000 km de v�as cesaron su
actividad. Inmensa red inerme, la m�s extensa de Latinoam�rica, se ha
transformado en un esqueleto oxidado que abraza yermo un territorio deshabitado.
A ra�z de esa paralizaci�n los pueblos se desconectaron, se vaciaron, no tienen
m�s agua, los cerc� la sed, se cort� la comunicaci�n, se desconectaron, se
fractur� la conexi�n territorial, hoy llegan aproximadamente a 1200 los pueblos
fantasmas. Fue tanta la desesperaci�n y la desesperanza que abandonaron hasta
sus muertos en los cementerios, hoy tapados de maleza.
Vale la pregunta: �Cu�nto vale un pueblo desparecido? �Cu�nto cost� su
construcci�n cultural y econ�mica? �Como lo contabilizamos?
Quienes digan que no ha habido ni hay pol�ticas de estado, debo responder que
s�, que las hay, pero responden a intereses coloniales, no nacionales que
beneficien a la patria y sus pobladores. Pol�ticas ejecutadas por cipayos y
vendepatrias, traidores a la Patria, no hay otros t�rminos. Me pregunto y me
apresto a o�r en este a�o 2010: ��Cuanta hipocres�a volcar�n este a�o en sus
discursos, pol�ticos, politiqueros y gobernantes!? �Para quienes hablaran?
Cuanta�.hipocres�a
Para continuar haciendo un balance sobre el ferrocarril en este bicentenario es
necesario remontarnos en la historia, para as� poder apreciar mejor este
desastre
El ferrocarril nace y se expande en el mismo espacio temporal cuando la patria
era adolescente, en 1857, en los albores del modelo agro-exportador. Escasa
diferencia en las nacientes, patria y ferrocarril vienen juntos desde esa
temporalidad. Podemos inferir o se�alar con certeza que patria y ferrocarril
crecieron casi fronterizos, y en ese proceso de desarrollo y formaci�n de la
naci�n, el ferrocarril aport� en la creaci�n de pueblos y a su integraci�n
territorial, vertebrando sus econom�as regionales, enhebrando las comunicaciones
y la cultura entre esas poblaciones; acarreando, adem�s, salud en los trenes
sanitarios y aguateros, fue el principal contribuyente al formato del transporte
nacional en todas sus variantes, entre otras cosas.
El Estado Nacional jug� un papel fundamental en las diferentes etapas de la
construcci�n del ferrocarril: inauguraci�n, expansi�n, consolidaci�n,
nacionalizaci�n. Hecho hist�rico, si lo hubo, el de la nacionalizaci�n. Una vez
nacionalizados pasaron a constituir un sistema de transporte integrado que se
inscrib�a dentro de un proyecto de desarrollo y crecimiento del pa�s, donde el
modo ferroviario se totalizaba en un factor de progreso, integrador y
articulador de los espacios econ�micos y sociales, expandi�ndose por toda la
geograf�a nacional. Este, el ferrocarril, pasa a ser un elemento solidario,
comunicador, de conexi�n entre las distintas regiones del pa�s, contribuy� al
desarrollo de las econom�as regionales, todo enmarcado dentro de un proyecto de
Naci�n
Por eso, afirmamos que el estado Nacional recorre e interviene de punta a punta
toda la historia ferroviaria. En cada una de las etapas de la formaci�n de ese
Estado los factores de poder han dejado una marca indeleble; en forma
significativa se destaca el per�odo de la nacionalizaci�n y luego, la
destrucci�n del sistema integrado de transporte ferroviario.
El proceso hist�rico de los ferrocarriles termina en la d�cada de los 90 con la
desintegraci�n y devastaci�n en sus estructuras, expulsando a 85.000
trabajadores, cerrando todos lo servicios esenciales que beneficiaba al pueblo,
produciendo en un mismo acto un terrible ferrocidio. Hecho aberrante, si los
hay, donde se utilizan perversamente las mismas iconograf�as, banderas y
simbolog�a que cuando se nacionalizaron. Acontecimiento enmarcado por una tenaz
resistencia de los trabajadores ferroviarios que soportaron espalda contra
espalda la ofensiva de traidores y vende patrias.
Dos huelgas significantes fueron las que resistieron los trabajadores
ferroviarios frente a las pol�ticas de paralizaci�n del ferrocarril, la de 1961
durante el gobierno de Frondizi contra el Plan Larkin y la huelga de 1991 en
resistencia contra las pol�ticas nefastas del gobierno de Menem. En ambas, el
estado implement� una feroz represi�n y, durante la dictadura militar la
represi�n dej� como un saldo luctuoso 90 compa�eros desaparecidos.
Los siguientes gobiernos, que administraron este mismo Estado, continuaron con
la id�ntica pol�tica entreguista hasta la fecha.
Es dable tener en cuenta que el subsuelo de la Patria, como dec�a Ra�l
Scalabrini Ortiz, ocurren otras manifestaciones. No todo es silencio y quietud,
pasajeros, maestros/as, vecinos/as, trabajadores/as ferroviarios/as y de otros
oficios, desocupados/as y ocupados/as, profesionales, estudiantes se organizan
por fuera de organizaciones tullidas y sin firmeza. Creando sus propias
estructuras organizativas y de informaci�n. Cuesti�n que causa horror entre los
colonizados y colonizadores.
La clase pol�tica gobernante y opositora, integrada por l�deres mediocres que se
dicen salvadores, no intenta tan siquiera modificar nada, mezquinos colonizados
ni hablan de la realidad calamitosa que nos circunda. Ni un balbuceo por
beneficiar al pueblo que dicen representar, significa que la hipocres�a y la
mentira se han adue�ado de la situaci�n pol�tica que es fronteriza camino a la
traici�n.
P�rrafo aparte merecer�a la intelectualidad argentina, con sus honrosas
excepciones, dir�a, porque no merecen m�s espacio, el papel que les toc� cumplir
fue lamentable.
"El rol cr�tico de los intelectuales de denunciar el sistema y a sus
procesos-democracia capitalista, imperialismo, relaciones de producci�n
explotadoras-, es reemplazado por la evasi�n y el vac�o del lenguaje del
balbuceo discursante.
El estilo del lenguaje revela la esencia de la perspectiva. Los intelectuales en
retirada ya no se dirigen a un auditorio de clase espec�fico la clase obrera),
sino a las fuerzas democr�ticas, a Europa, a los gerentes del statu quo, los
cancerberos culturales, los reglamentadores pol�ticos, la elite negociadora de
los pactos sociales y pol�ticos": (Los intelectuales en retirada, James Petras,
Nueva Sociedad N� 107 - 1990).
En el mismo camino podemos decir que los pol�ticos mediocres no tienen olfato.
Es que�"La vulgaridad es el blas�n nobiliario de los hombres ensoberbecidos de
su mediocridad, la custodian como al tesoro el avaro": J. Ingenieros. El hombre
mediocre.
Mientras en los pa�ses desarrollados del mundo el ferrocarril se consolida como
el modo m�s barato y eficiente, d�ndole un enorme Beneficio P�blico a cada
Naci�n, ac�, obedeciendo al imperio, se cierra esa geograf�a enrielada que tiene
m�s de 150 a�os.
Debemos recuperar los ferrocarriles porque es un bien nacional, como as� todos
los bienes enajenados. La Empresa Ferroviaria que nosotros proponemos y
necesitamos debe ser: propiedad del estado, monop�lica, moderna y eficiente.
Debemos volver a construir ese Sistema Integrado de Transporte Ferroviario,
Industria y Comunicaciones que se constituy� con la nacionalizaci�n y que
perversamente destruyeron despu�s de 1955.
En forma empecinada, por otro lado, los ferroviarios continuamos diciendo: que a
pesar de la derrota que sufrimos por luchar en defensa del ferrocarril, esa
derrota no significa que nos vencieron, aunque sean sin�nimos, no es igual a la
hora de pensar en las luchas del movimiento obrero. Por ello continuamos en la
porf�a resistente por recuperar el ferrocarril, para que regrese como un
servicio p�blico, que beneficie a la naci�n y al pueblo, que integre de nuevo la
geograf�a enrielada, retorne y reanude la vertebraci�n de las econom�as
regionales, reavive la comunicaci�n perdida entre pueblos y regiones.
Que el Estado tenga en sus manos el transporte, la energ�a y las comunicaciones
es una cuesti�n de soberan�a nacional, que le permite posesionarse como Naci�n
Soberana frente al mundo. Apropiarse de cualquier manera de esos resortes
fundamentales del desarrollo, tiene que ver con objetivos nacionales
estrat�gicos irrenunciables.
Siempre decimos desde el Mo.Na.Re.FA (Movimiento Nacional por la Recuperaci�n de
los Ferrocarriles Argentinos) que el Ferrocarril es una Cuesti�n Nacional,
porque es un bien nacional, donde todos debemos involucrarnos. El ferrocarril no
es de nadie en particular, es de la Naci�n, de sus pobladores que hoy sufren una
grave y perniciosa usurpaci�n.
Todos debemos recuperar la memoria, apelar a ella y sublevarla. Porque los
pueblos que permiten que los despojen de su memoria, se opacan y mueren.
El olvido est� lleno de memoria, dijera Mario Benedetti.
Entonces, hay que recuperar la memoria, al lograrlo ser� se�al que atrapamos y
derrocamos al olvido, y que lo vamos a destazar y que de sus entra�as le
arrancaremos y pondremos a la luz la memoria encarcelada. Veremos que no hay una
sola memoria, la memoria es una cuesti�n colectiva. Al derrotar al olvido estas
se asociaran y, en este caso, graficaran que el ferrocarril debe volver al
Estado, como antes.
Debe ser, centralizado en las grandes decisiones y descentralizados en su
operatividad, monop�lico, eficiente, moderno, que sea una prestaci�n p�blica al
servicio del pa�s. Raz�n que tiene que ver con la defensa de la soberan�a
territorial, ligada a la recuperaci�n de la dignidad y la �tica p�rdida, ya que
sin ellas nada podr� alcanzarse. Todo debe estar enmarcado en un proyecto de
pa�s libre y soberano.
Tener o no Ferrocarriles Estatales es una definici�n de Estado de car�cter
estrat�gico, que tiene que ver con la soberan�a nacional.
Argentina es el �nico pa�s que su territorio es invadido y surcado por empresas
extranjeras, violentando la soberan�a nacional.
"Si los pueblos no se ilustran, si no se divulgan sus derechos, si cada hombre
no conoce lo que puede, nuevas ilusiones suceder�n a las antiguas y ser� tal vez
nuestra suerte cambiar de tiranos sin destruir la tiran�a": Mariano Moreno
A 51 A�os de la desaparici�n de Ra�l Scalabrini Ortiz
A 61 a�os de la nacionalizaci�n de los ferrocarriles
Juan Carlos Cena es miembro fundador del Mo.Na.Re.FA (Movimiento Nacional por la
Recuperaci�n de los Ferrocarriles Argentinos).