Miguel Lifschitz ya otorgó una nueva prórroga a los propietarios del bar temático Rock & Feller’s y, como consecuencia, la apertura del Museo de la Memoria en el sitio donde funcionara la sede del Comando del II Cuerpo de Ejército se demora una vez más.

Si bien la comisión directiva del Museo de la Memoria deberá votar si acepta la decisión del intendente, fuentes del municipio ya adelantaron que "es una decisión tomada". De este modo, el próximo 24 de marzo, cuando se cumpla el 34° aniversario del golpe genocida de 1976, el Museo de la Memoria no estará abierto en la esquina de Córdoba y Moreno, como había prometido la Intendencia socialista.

Pese a que el ex secretario de Gobierno Horacio Ghirardi había prometido que para el próximo 24 de marzo, 34° aniversario del golpe de 1976, el museo ya estaría funcionando, Lifschitz le otorgó a los concesionarios del bar de Córdoba y Moreno 60 días de plazo para que –según los empresarios– se termine de acondicionar la esquina de Jujuy y Bulevar Oroño, donde se trasladará ese comercio.

Según el diario La Capital, "los integrantes del Museo de la Memoria mantuvieron silencio sobre la decisión de la Municipalidad de otorgar al bar Rock & Feller’s una nueva prórroga de 60 días". Redacción Rosario pudo establecer que este lunes se conocerá la decisión de esa comisión, que tiene previsto reunirse con el nuevo secretario de Gobierno, Fernando Asegurado, quien les comunicó la decisión de Lifschitz.

La prórroga al bar temático para quedarse hasta marzo en el Córdoba y Moreno surgió a mediados de la semana pasada luego de la reunión que mantuvieron el secretario de Gobierno y los empresarios que la solicitaron.

Según el matutino rosarino, el titular del museo, Rubén Chababo, "prefirió no hacer pública su posición e insistió en que «el lunes se reunirá la comisión directiva del museo con las autoridades de la Secretaría de Gobierno»". Y agregó que con la prórroga "se postergará la posibilidad de concretar en lo inmediato el sueño de tener el edificio".

La historia del traspaso de la vieja sede del Comando para la instalación del Museo de la Memoria data de más de una década. Una ordenanza dispuso ese destino en 1999, y recién en mayo de 2002 la Legislatura provincial y el Concejo Municipal dieron su aprobación para que se expropiara la casona, mediante un pago de 2.480.000 pesos que el municipio fue aportando en cuotas.

El contrato venció en 2003, y desde ese momento la concesionaria de Rock & Feller’s se vio beneficiada por sucesivas prórrogas. Cuando finalmente se concretó el pago de la propiedad, Lifschitz anunció con bombos y platillos que el museo podría trasladarse en julio de 2006, pero esa promesa tampoco se cumplió.

Luego de presentaciones de judiciales que llevaron adelante los empresarios, y con el visto bueno de la Justicia, la administración socialista se volvió a comprometer a llevar el Museo de la Memoria en agosto de 2009, puesto que el bar estaba intimado a abandonar la casona de Córdoba y Moreno en los últimos días de mayo del año pasado.

La Intendencia, sin embargo, le concedió una nueva prórroga, que se extendió hasta el 31 de diciembre de 2009, hace cuatro días. Ese fue el momento en que se negoció, sin el conocimiento de la comisión directiva del museo, la nueva demora, que tiene como excusa la adecuación del predio de Oroño y Jujuy y el presunto resguardo de las fuentes laborales de los 54 empleados, cuestión que ya había sido planteada por el gremio gastronómico.

Ahora la comisión directiva del Museo de la Memoria, integrada por Iván Hernández Larguía, Ema Lucero, Norma Ríos, el obispo Federico Pagura, Susana Llera y Marta Díaz, deberá votar si acepta la decisión de Lifschitz. Según se escuchó en forma extraoficial, esta enésima demora generó mucho malestar al seno de la comisión. Pero cuando este medio preguntó si sus integrantes se opondrían a la prórroga, nadie se animó a responder.