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Nuestro Planeta

Pascua Lama: La lucha de dos naciones por salvar el acu�fero

Norma Loto
Primera Fuente

�Est�n atentando contra nuestra f�brica natural de agua dulce!, dicen las voces unidas de un lado y otro de la cordillera de Los Andes. La ciudadan�a argentina y la chilena manifiestan que el proyecto minero Pascua Lama atenta contra la vida de los habitantes y los recursos naturales del desierto de Atacama, el m�s seco del mundo.

Pascua Lama es el primer proyecto minero binacional del mundo a cargo de la minera canadiense de Barrick Gold Corporation e involucra a Chile, en la provincia de Huasco ubicada en la III regi�n de Atacama (a 801 kil�metros de Santiago) y a la Argentina, en San Juan (1.110 kil�metros de Capital Federal).

Su objetivo es explotar una mina de oro, ubicada a m�s de 4.000 metros de altura, en la frontera de Chile con Argentina. Seg�n Greenpeace Chile, algunos de los m�s significativos impactos ambientales en el sector chileno radican en "la modificaci�n en cantidad y calidad de los recursos h�dricos de la cuenca del r�o el Toro. (�) este podr�a alterar significativamente el caudal del la cuenca al reducir alrededor del 82 por ciento el aporte h�drico en los a�os secos".

El proyecto, que tendr� una duraci�n de 20 a�os y representa una inversi�n inicial de 1.400 millones de d�lares, pretende extraer el oro que se encuentra bajo los glaciares, que son las reservas acu�feras de esa zona des�rtica.

Las voces de expertos se�alan que Barrick Gold extraer� oro con cianuro. Para llevar a cabo el proyecto necesitar� 370 litros de agua por segundo. Es decir, que en 20 a�os se consumir�n 23.300 millones de litros de agua, demanda provista por los r�os las Taguas en San Juan, Argentina, y Estrecho y Toro, en Chile.

Los peligros ambientales van m�s all� de la destrucci�n de los glaciares que abastecen de agua a la regi�n; el l�quido podr�a ser contaminado a causa del drenaje de �cido. Tanto el suelo como los r�os podr�an verse afectados por las part�culas de minerales pesados que se diseminan con el viento y que adem�s podr�an integrarse en los tejidos de organismos vivos como los peces.

En este sentido, Cristina Mart�, coordinadora de la ONG Conciencia Solidaria, agreg� a SEMlac que la repercusi�n de este tipo de emprendimientos es paulatina y perversa.

Cristina recuerda el caso de La Alumbrera, en Andalgal� Catamarca (1.400 kil�metros de Capital Federal), cuando toda la ciudadan�a se mostraba conforme con ese primer emprendimiento de miner�a a gran escala. "Con el paso del tiempo, aparecieron trastornos al�rgicos y respiratorios en mujeres en gestaci�n y ni�os", rememora.

"El agua irremediablemente contaminada es portadora de t�xicos y metales pesados, producto de la explotaci�n minera", remarca la activista.

"En Argentina �contin�a Mart� no hay controles ni seguimientos epidemiol�gicos, pero basta hablar con los lugare�os para comprobar las afecciones que padecen. En tanto, las mujeres seguir�n doblemente golpeadas frente al avasallamiento de sus derechos; sea por la condena a vivir en ambientes insalubres, el silenciamiento de sus voces, o la indefensi�n cuando la muerte llega a sus compa�eros de vida que prove�an el sustento econ�mico."

La cultura y los h�bitos tambi�n ser�n los perjudicados. Consuelo Infante es una periodista chilena que integra la coordinaci�n de organizaciones contra Pascua Lama de Santiago de Chile y sostiene ante SEMlac que la sobreoferta de empleo que genera la apertura de la mina luego trae aparejado cordones de pobreza, delincuencia y pauperizaci�n.

"Porque la gente que lleg� tras el empleo prometido �dice Infante� despu�s no tiene c�mo salir ni a d�nde ir. Todo esto hace que la vida de las mujeres se distorsione radicalmente, que se vuelva m�s accesible al alcohol, la droga y otras ofertas en la b�squeda de adaptaci�n y pertenencia al nuevo escenario", apunta.

La mentira, el arma para convencer

Lo peligroso de este emprendimiento no est� s�lo en el da�o medio ambiental que producir� cuando empiece la explotaci�n minera, sino tambi�n en los diferentes m�todos que utilizan para instalarse como una necesidad en la sociedad. Estos procedimientos van desde la persuasi�n a trav�s de d�divas hasta la siembra del temor en la sociedad. Regalos a escuelas y hospitales son monedas corrientes en las zonas afectadas.

Pero lo m�s doloroso es que "han destruido el tejido social, sembrando la desconfianza, fomentando el desencuentro de familiares y vecinos, extendiendo la sensaci�n de que nada se puede hacer contra el desarrollo y el progreso", afirma Consuelo Infante.

As� hacen que las formas de vida local se sientan inseguras, lo que redunda en una disminuci�n de la autoestima y con ello de la dependencia, insiste. Barrick hizo una convocatoria de empleo y ha recogido 128.000 curr�culos, pero en realidad los cupos a cubrir ser�an s�lo de 3.500 para la etapa de construcci�n.

En este aspecto, es muy importante observar a las madres de la zona que intuyen que el valle se va a morir con la minera, pero no manifiestan nada porque no quieren ser las "culpables" de que sus hijos luego no sean contratados en las faenas, observa Consuelo.

En este sentido, la argentina Cristina Mart� manifiesta que otra de las artima�as que desarrollan es el enfrentamiento de los pobladores. De hecho esto sucede entre quienes, subyugados por puestos de trabajo bien pagados, no miden las secuelas que estas supuestas fuentes de trabajo originan, en la propia salud, y en las vidas de la comunidad, apunta. Al igual que Infante, Mart� precisa que los puestos de trabajo no son la cantidad prometida y que la tendencia es a ofrecer trabajo peri�dico (unos meses en la mina y otros de suspensi�n).

"Esta maniobra delata la intenci�n de cubrirse de las empresas en caso de enfermedades graves por contaminaci�n y de posibles juicios. Con estas formas de periodicidad, quedan legalmente cubiertas ya que los obreros no tendr�n pruebas fehacientes de que sus enfermedades por contaminaci�n se contrajeron por ese trabajo insalubre o en otro lugar en los tiempos de suspensi�n. Sin embargo, la oposici�n a Pascua Lama une a los dos pa�ses. En ambas latitudes hay una lucha que resiste, a pesar de los intentos de criminalizaci�n y otras formas de persecuciones por parte de sectores del poder. Es un movimiento vivo, en el que las mujeres argentinas y chilenas tienen protagonismo. "Ellas han promovido y sostenido otra manera de hacer las cosas �comenta Consuelo Infante� han promovido la consolidaci�n de modos alternativos de vivir en el valle (�) pero la Barrick Gold tambi�n se ha valido de mujeres para seguir penetrando el tejido social y hacer posible su l�gica de muerte".

El acuerdo binacional El Tratado binacional minero fue firmado en 1997, cuando Carlos Sa�l Menem era quien presid�a Argentina y Eduardo Frei Ruiz Tagle era el mandatario chileno. Ambos dieron luz verde al negocio minero en la zona fronteriza de la cordillera de Los Andes.

Aunque �sta r�brica fue s�lo el inicio, los posteriores gobiernos legitimaron el macabro plan de la Barrick Gold. Actualmente, el emprendimiento cuenta con el pleno acuerdo de los gobiernos de ambas naciones para empezar a operar.

En Argentina, la presidenta Cristina Fern�ndez es duramente criticada porque finalmente ha rubricado este acuerdo con la c�pula de la minera canadiense. Cristina Mart�, afirma que "la Presidenta deber�a comprender que recursos naturales no deben considerarse mercanc�as.

Adem�s, ha vetado a fines del a�o pasado la Ley de presupuesto m�nimo de Protecci�n a los glaciares, aprobada por unanimidad en ambas c�maras legislativas. Esto pone de manifiesto la clara posici�n del poder ejecutivo a favor de la mega miner�a.

El proyecto Pascua Lama amenaza con la destrucci�n de los glaciares asentados en su zona y es nuestro deber exigir, a quienes nos gobiernan, que velen por el bien com�n del pueblo, sostiene Cristina Mart�. En tanto, la presidenta chilena, Michelle Bachelet, tambi�n es cuestionada por la decisi�n. "Es que siempre la Concertaci�n ha estado comprometida con la penetraci�n de la megaminer�a en Chile y Bachelet ha sido consecuente con esa l�nea".

"Durante la campa�a electoral se comprometi� a que no se tocar�an los glaciares de la alta cordillera y una vez Presidenta su gobierno ha dado todas las facilidades y aprobaciones necesarias como para que el proyecto se realice y no ha normado la protecci�n de glaciares. Ella ha prometido a la comunidad y servido a la empresa", concluye Infante.

Norma Loto es corresponsal argentina del Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoam�rica y el Caribe (SEMlac).

Fuente: lafogata.org

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