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La ceguera del discurso que justifica los cultivos transgénicos
Ignacio Mendiola
Diagonal
El autor destripa el discurso tecnocientífico a favor de los transgénicos que tumbó la proposición no de ley para declarar España como zona libre de transgénicos a finales del año pasado.
La retórica tecnocientífica que impregna el desarrollo de los cultivos
transgénicos tan sólo constituye el envés de un discurso que, al promover una
tecnologización de los problemas, descontextualiza social y medioambientalmente
el propio modelo agrícola intensivo que irrumpe con la agrobiotecnología. Los
discursos de la innovación tecnológica y del control científico vienen a
conformar, en su interrelación, un escenario que se presenta como necesario y
considera toda crítica de dicho modelo como antidesarrollista.
La palabra clave es la coexistencia. La retórica tecnocientífica que atraviesa a
la agrobiotecnología nos viene a decir que los cultivos transgénicos tan sólo
son un modelo agrario que podría coexistir con los cultivos convencionales y
ecológicos ya existentes. Sin embargo, los transgénicos por razones agronómicas,
por el sistema de producción agrícola y por su posterior entrada en la cadena
alimenticia (no olvidemos que los principales cultivos transgénicos, soja y
maíz, atraviesan en forma de piensos y derivados gran parte de la producción de
alimentos) parecen asemejarse a un fluido que atraviesa barreras, que se
precipita sobre los otros modelos agrícolas. A modo de ejemplo, decir que la
producción de maíz ecológico en Cataluña y Aragón, debido a su contaminación con
maíz transgénico, está prácticamente al borde de su desaparición. Ante esta
presencia de fluidos transgénicos, se nos dice que habrán de fijarse umbrales
que posibiliten legalmente la presencia de transgénicos en esos otros modelos.
Pero la presencia de un umbral legitima ya de facto el modelo agrobiotecnológico,
un modelo que no se caracteriza por coexistir sino por un progresivo
precipitarse más allá de sí mismo descuidando las consecuencias que esto
ocasiona. Cabe afirmar, por ello, que quizás la cuestión no sea negociar
umbrales sino reivindicar la posibilidad misma de negar este modelo y, en
consecuencia, de poder construir zonas libres de transgénicos, zonas ajenas a un
modelo agrícola que ha emprendido una inquietante mercantilización de la
naturaleza.
Mitos de la tecnociencia
La continua remisión a un futuro transido de seguridad en donde la tecnociencia
dictaminará una supuesta inocuidad de los transgénicos conlleva, por una parte,
la preocupante asunción de que los actuales cultivos transgénicos no se han
desarrollado una vez que el principio de precaución ha sido establecido. Primero
fueron los transgénicos y después un sistema de control que debe reconstruirse a
medida que los problemas afloran: la agrobiotecnología no espera (el primer maíz
transgénico cultivado en España está hoy prohibido) y la coexistencia deberá
regularse en un contexto marcado ya por la contaminación transgénica. Por otra
parte, la experiencia de los cultivos transgénicos ha sido ya lo suficientemente
amplia como para que se continúe pidiendo informes sobre seguridad, obviando la
problemática ambiental y social que la transgenia ha comportado: pérdida de
biodiversidad, contaminaciones por transgénicos, aparición de malas hierbas y de
resistencias a los insumos agroquímicos, creciente deforestación en países como
Argentina y Brasil para plantar la soja transgénica que alimenta el ganado
occidental, mercantilización del comercio de semillas que impide su
reutilización y que socava conocimientos y prácticas agrícolas de carácter local
sobre las que habría de fundamentarse la soberanía alimentaria.
La ignominia del discurso que justifica la agrobiotecnología sobre la base de
una mayor productividad, que vendría a ayudar a paliar el problema del hambre y
la falacia de la promesa de una reducción de insumos agroquímicos, vienen a
enmascarar lo que subyace a la agrobiotecnología, que no es sino una
reactualización del viejo sueño moderno de convertirnos en dueños y señores de
la naturaleza. La reducción del debate a la búsqueda de una irrefutable
seguridad tecnocientífica contribuye a ocultar el debate en torno al modelo de
naturaleza y sociedad que reproduce la agrobiotecnología.
Ignacio Mendiola (autor de El jardín biotecnológico)
http://www.diagonalperiodico.net/spip.php?article7259