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Chile: Sequía e incendios forestales
Gustavo Quilaqueo
Las millones de hectáreas de pinos y eucaliptos actualmente plantadas en
Wallmapu no solo han desplazado o eliminado la cubierta vegetacional nativa,
sino que con ello han disminuido el factor natural de protección de nuestros
bosques: su reserva de humedad. Es éste el obstáculo natural para la incidencia
de incendios y/o avance del fuego del cual se ha dotado la propia naturaleza.
Se ha hecho habitual en los noticieros de diarios, radio y televisión, amplias
coberturas sobre la sequía y los incendios forestales que en los últimos años
viene afectando a Wallmapu. Son dramáticas las secuelas de estos siniestros en
sembradíos, pastizales, bosques y viviendas, generando a su vez graves problemas
sanitarios, sociales y económicos, especialmente entre las familias rurales
pobres, en su gran mayoría mapuche. Un par de cifras nos demuestran la magnitud
del problema: Más de 8.000 personas en 28 comunas de Wallmapu, afectadas por la
sequía; más de 7.000 hectáreas de pastizales y plantaciones forestales
destruidas por el fuego de Arauco a Valdivia.
Según diversos organismos, los principales factores que explicarían esta doble
condición de sequía y aumento de incendios en la región serían el calentamiento
global y el cambio climático, ambos -dicho sea de paso- responsabilidad del
hombre y no precisamente de la naturaleza. Sin embargo, la respuesta desde los
niveles oficiales ha sido mayores recursos para compra de camiones aljibes,
estanques de agua domiciliarios, contratación de personal y adquisición de
equipos para la Corporación Nacional Forestal (CONAF), a objeto de potenciar el
"control de incendios". En otras palabras, se atacan los síntomas pero no la
enfermedad.
Tanto a nivel mundial como a escala regional, responsabilidad directa sobre el
origen y profundización de estos fenómenos le compete al modelo económico y su
componente "energético-industrial", basado en el avance de sistemas productivos
altamente depredadores de los ecosistemas, como son los monocultivos forestales.
Sin embargo, en Chile esto último pasa desapercibido o simplemente se quiere
ocultar. Científicamente y de manera práctica se conocen en Wallmapu los graves
efectos ambientales producidos por los monocultivos de pino y eucaliptos. Y
seamos claros; si un bosque es una asociación vegetacional de diversas especies
y en distintos niveles, las plantaciones de Arauco, Volterra o Mininco no lo
son.
Las millones de hectáreas de pinos y eucaliptos actualmente plantadas en
Wallmapu no solo han desplazado o eliminado la cubierta vegetacional nativa,
sino que con ello han disminuido el factor natural de protección de nuestros
bosques: su reserva de humedad. Es éste el obstáculo natural para la incidencia
de incendios y/o avance del fuego del cual se ha dotado la propia naturaleza y
que está desapareciendo a un ritmo acelerado. En este sentido, las plantaciones
de pinos y eucaliptos, ya sea por elementos como la resina, residuos o la escasa
formación de hojas, constituyen verdaderas fábricas de combustible que llegado
el momento arderán sin control.
Por otro lado, estos monocultivos forestales consumen altas cantidades de agua,
tanto a nivel de los cursos superficiales como freáticos. Es indudable que la
menor pluviosidad existente en los últimos años agrava aún más esta situación,
obligando a los habitantes y familias circundantes a las plantaciones a sufrir
año tras año graves consecuencias en su vida diaria. Incluso a la hora de los
incendios, esta situación dificulta el abastecimiento de agua de los propios
equipos terrestres y aéreos que combaten el fuego, situación que en la última
temporada ha llegado a niveles críticos, según reconocen las propias
autoridades.
Existe una directa correlación entre calentamiento global, aumento de la masa de
monocultivos, mayor sequía e incidencia de incendios forestales en Wallmapu. Es
como si existiera una refinería de petróleo en medio de una ciudad emplazada en
una zona sísmica. Si alguna instancia científica o universitaria realizara una
investigación al respecto, corroboraría sin duda lo que ya observamos. ¿Dónde se
observan los mayores efectos de la sequía y la mayor frecuencia de incendios
forestales? ¿en la zona cordillerana de Wallmapu, con ecosistemas estables y
predominancia de bosque nativo, o en el cinturón de monocultivos de pino y
eucaliptos de Malleco?
Por lo anterior resulta aún más sorprendente y riesgoso el Plan de Apoyo anti-crisis
económica, que desde el gobierno central beneficiará a las empresas forestales,
prorrogrando el Decreto Ley 701 de subsidio a los monocultivos. Si ya existen
más de 3,5 millones de hectáreas de pino y eucaliptos, con dinero de todos los
chilenos se financiará una superficie superior a las 6 millones en los próximos
10 años. En definitiva, se estará contribuyendo a la existencia de un verdadero
desierto forestal y un cinturón de fuego amenazante para las actividades humanas
y económicas de Wallmapu. En 10 años más no responsabilicemos a la naturaleza o
al cambio climático de lo que pueda suceder.
* Su autor es Presidente de Wallmapuwen. Técnico Agrícola, magíster en
Desarrollo Rural.