No sólo Obama hace discursos. Sus subordinados también. Algunos de ellos, como
el del teniente general Keith Dayton, cuentan mucho. Dayton es desde hace tres
años y medio el coordinador del equipo, integrado por estadounidenses,
británicos, canadienses y un oficial turco, que forma y asiste a las fuerzas de
seguridad de la Autoridad Palestina. Es decir, quien las dirige. En una
conferencia
pronunciada en mayo en el Washington Institute for Near East Policy,
laboratorio de ideas neoconservador y muy vinculado a Israel, el teniente
general Dayton explicó su trabajo, entre risas y citas de Winston Churchill.
Básicamente, se dedicó a explicar los progresos alcanzados con los palestinos
"buenos" (los que siguen a Mahmud Abbas) en el esfuerzo por alcanzar lo que los
israelíes denominan "paz a través de la seguridad". El cambio semántico
muestra la evolución que se ha producido en los últimos veinte años. El fallido
proceso de Oslo mantuvo al principio el espejismo -falaz, como denunciara
insistentemente Edward Said- de que se estaba negociando "paz a cambio de
territorios". En realidad, lo que constataron los palestinos es que siempre se
ha tratado de garantizar la seguridad de Israel, no la suya. O lo que es lo
mismo, de asegurar la ocupación por otros medios...con un seudo-Estado palestino
fragmentado y subordinado. El grado más refinado de la colonización se alcanza
cuando son los propios colonizados los que gestionan el día a día de la
ocupación.
Una crítica acertadísima
del discurso de Dayton es la del abogado palestino Shawqui Issa que afirma, con
indignación y tristeza, que lo más destacado de su discurso lo constituye la
perspectiva sionista que adopta de manera tan franca y brutal. Para el militar
estadounidense, que apenas se relaciona con palestinos mientras mantiene un
obsceno compadreo con los ocupantes, el problema son los palestinos, no la
ocupación israelí, que no menciona. Idea que comparte con el resto de
representantes de la "comunidad internacional", como la Unión Europea. Los
palestinos son el objetivo, quienes deben cambiar, y la misión de Dayton
consiste "crear" "nuevos palestinos" en los que pueda confiar el ejército
israelí. Se puede decir más alto, pero no tan claro como el general. Después de
haber enviado a Jordania a jóvenes palestinos de unos veinte años para
separarles del clan, la familia y cualquier influencia política:
"Ahora, tras el retorno de estos hombres nuevos de Palestina, han mostrado
motivación, disciplina y profesionalismo, y son tan diferentes -y no me lo estoy
inventando- que altos comandantes de las Fuerzas de Defensa Israelíes [FDI o
Tsahal] frecuentemente me preguntan, "¿Cuántos más de estos nuevos palestinos
puedes generar, y a qué velocidad? Porque ellos son el camino para que
abandonemos Cisjordania."
Es la policía del gueto palestino. Una idea vieja, ya ensayada durante el
proceso de Oslo, con asistencia de la CIA a partir del memorandum de Wye River
(firmado en 1998 por Netanyahu y Arafat), y que sólo sirvió para la persecución
de los enemigos políticos de Al Fatah en los trozos de tierra en los que Israel
y Estados Unidos dejaban "gobernar" a la Autoridad Palestina. El fracaso del
gobierno y la policía "indígenas" desembocó en la intifada de Al Aqsa (2000),
que fue un levantamiento popular contra Ariel Sharon, pero también contra la
elite gobernante palestina y el servilismo mostrado en la pantomima del "proceso
de paz". Por este motivo, como explica Dayton en su conferencia, durante la
masacre de Gaza de enero de este año, los israelíes temieron que pudiera
producirse una tercera intifada en Cisjordania. Pero esta vez las fuerzas de
seguridad palestinas fueron más eficientes, y las manifestaciones pudieron ser
controladas sin muertos que hubieran inflamado aún más la situación en la
retaguardia. Para regocijo de los militares israelíes:
"Como oficial militar profesional, aprecio la precaución israelí y la
impaciencia palestina. Pero a veces resulta útil mirar hacia atrás mientras
miras adelante. Recuerdo vívidamente un encuentro en febrero con un endurecido
oficial del FDI, con gran responsabilidad directa en la seguridad de Israel.
Estuvimos hablando en sus cuarteles acerca de lo que no sucedió en Cisjordania
en enero [se refiere a la eventualidad de una tercera intifada] y las
perspectivas para el futuro.
Se sentó en su silla y sonrió cuando dijo, "el cambio producido entre los nuevos
hombres palestinos durante el año pasado es milagroso. Mi generación fue aquella
que creció con intifadas, y ahora tengo la esperanza de que mis hijos no tengan
que hacer lo mismo." Y como resultado se comprometió a tomar riesgos prudentes
para avanzar, y ha sido fiel a su palabra. Sigue siendo cauto pero esperanzado.
Yo también. "