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¿Cómo se dice Naqba en hebreo?
Palestine Monitor
Naqba, en árabe, significa catástrofe. Pero Naqba, para los palestinos significa la gran catástrofe. Representa el día –14 de mayo de 1948- en que cientos de miles de palestinos se convirtieron en refugiados en su propio país y fuera de las fronteras del recién creado estado de Israel.
El año pasado, Palestina conmemoró el sexagésimo aniversario de esa gran catástrofe, el duelo por el 67% de su territorio que perdieron para siempre. Lo conmemoraron sin perspectivas concretas de paz, sin la creación de un estado en la tierra que les dejaron –pero que más tarde les ocuparon-, sin una solución para la cuestión del derecho de retorno para los refugiados y siendo testigos, otro año más, de la ocupación israelí en Gaza y Cisjordania.
La celebración de la Naqba es, triste e increíblemente, repetitiva aquí. Hoy, en 2009, conmemoramos el sexagésimo primer aniversario de la gran expulsión, sin un progreso viable hacia una paz justa y duradera.
Y es difícil para los palestinos añadir otra vela para conmemorar otro año de desposesión. También para nosotros, los periodistas, es difícil presentar la Naqba palestina todos los años desde la misma perspectiva y darnos cuenta de que no ha cambiado nada y cuánto trabajo queda por hacer.
Esta año hemos decidido escarbar además en el "otro lado" y entender qué es lo que los israelíes saben o ignoran sobre esta parte de la historia.
Eitan Bronstein es un judío israelí que durante años ha trabajado en educación civil en Israel y en organizaciones conjuntas por la paz israelí-palestina, tratando de aumentar la concienciación y la mutua comprensión entre las dos comunidades.
Actualmente trabaja para Zochrot, una organización israelí que aspira a elevar la concienciación sobre la Naqba palestina entre los judíos israelíes, puesto que considera que asumir responsabilidades e incluir la Naqba en la memoria colectiva de los judíos israelíes es un paso necesario para logar una convivencia pacífica.
Palestine Monitor: ¿Cuál es el objetivo de Zochrot (recuerdo), su organización?
Eitan Bronstein: Empezamos en 2001, con la idea de despertar la concienciación de la Naqba entre los judíos israelíes. Porque nos dábamos cuenta de que los israelíes sabían poco más que nada sobre ella. Creemos que el conocimiento israelí sobre la catástrofe es esencial para cualquier posibilidad de reconciliación en el futuro. También creemos que nuestra misión, la de los judíos israelíes, es asumir nuestra responsabilidad en la Naqba. No somos los únicos implicados, pero tenemos una gran responsabilidad y lo tenemos que saber, reconocer y admitir. Tenemos que absorber esta información en nuestra memoria colectiva. Después, tendremos que trabajar para reparar o mejorar las condiciones de los palestinos. Cuando hablamos de reconocimiento, no sólo hablamos de declaraciones, conversaciones o de expresar lo apenados estamos; hablamos principalmente de acciones. Hay muchas opciones de acciones que nuestra sociedad debe emprender: podríamos enseñar la Naqba a los israelíes, el mapa del territorio, indicadores para señalar los lugares que se destruyeron en 1948 o establecer un museo de la Naqba…. políticamente, también apoyamos el derecho de retorno para los refugiados palestinos, puesto que creemos que es la clave para cualquier posibilidad de convivencia y reconciliación.
P.M: ¿Cómo describiría el conocimiento de la Naqba en Israel?
E.B: La respuesta a esta pregunta no está tan clara como parece. Por una parte, muchos israelíes saben algo de ella. Hay una especie de conocimiento reprimido, una noción que no es explícita o visible. La gente que vive en casas antiguas sabe que esas casas eran palestinas. Saben que Yafa (la parte sur de Tel Aviv) era un pueblo palestino, pero no saben mucho más. No saben qué hacían los palestinos allí, cómo era su vida o por qué tuvieron que abandonar el lugar que ellos ocupan en la actualidad o el que quieren ocupar.
P.M: Doy por hecho que además también es difícil remover porque la gente puede tener miedo a descubrir algo oscuro detrás…
E.B: Si, se desatan un montón de sentimientos complejos cuando descubres lo que hay detrás de nuestra historia en esta tierra. Pero esta tendencia está cambiando lentamente y somos testigos de que cada vez hay más gente interesada por el otro lado de la narrativa. Ya el hecho de que Zochrot exista como organización en Israel desde hace unos 8 años significa algo. El desafío es grande. Cada vez más israelíes están abiertos al tema. Todavía somos una minoría en este Estado, pero algo está cambiando.
P.M: ¿Cómo se enseña la historia de Israel en sus escuelas? A menudo oímos que Israel se presentaba como "una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra". ¿Es así?
E.B: Si, la percepción de los líderes israelíes sionistas es algo en lo que muchos israelíes deberían pensar. He aquí cómo se presenta la historia de Israel en nuestras escuelas: Había alguna gente viviendo aquí –no los llamamos palestinos- pero era árabe. Estuvieron gobernados por el Imperio Otomano y más tarde por el Mandato Británico. Había árabes aquí junto a los judíos, se decía. Pero las proporciones reales no se han enseñado. Aprendemos que había 600.000 judíos en esta tierra, pero no nos enseñaron que también había un millón de palestinos. Después nos dijeron que estalló una guerra. Una guerra que empezó -según la narrativa israelí- porque los árabes no aceptaron el Plan de Partición. Nosotros, los judíos, lo aceptamos, pero ellos no. Así que ellos hicieron que estallara la guerra, ellos empezaron, nos enseñaron. Y después, nos desquitamos, necesitamos defendernos. Querían matarnos, así que actuamos en defensa propia. Y como cualquier guerra tiene un resultado, el resultado fue que la ganamos, ellos perdieron y tuvieron que pagar el precio.
Pero una cosa que casi nadie sabe en Israel es que la propia Naqba fue el resultado de una decisión política. No es –al contrario de lo que cree mucha gente israelí- la consecuencia de la guerra y del hecho de que la gente huyera por miedo. La Naqba ocurrió porque Israel y sus líderes no permitieron a los palestinos regresar a sus hogares. Y ésa es el alma de la Naqba. Nosotros impedimos, mediante una decisión política y la estrategia que siguió, su retorno. Y se lo hemos impedido desde hace 61 años.
Es algo que nunca se ha dicho aquí... cuando se lo explico a los judíos israelíes, se conmocionan. Pero es un hecho: un mes después de la creación del Estado de Israel, nuestro gobierno emitió una decisión política para impedir a los palestinos que regresaran. Y esta fue la lógica del plan, querían establecer un Estado judío, por lo que necesitaban impedir que regresaran.
P.M: ¿Cuales eran las proporcione reales de población en aquella época?
E.B: En 1948, en Palestina (el territorio que acoge hoy a Israel y Palestina), había 1.300.000 palestinos y 600.000 judíos. El territorio sobre el que se fundó Israel -o que Israel ocupó- en 1948 representa el 78% de Palestina, en el que había –antes de la guerra- unos 900.000 palestinos.
De entre ellos, quedaron 150.000 en lo que ahora es el Estado de Israel. Estas personas son a las que llamamos actualmente árabes israelíes. Pero de ellos, entre 20.000 y 30.000 fueron desplazados internamente. También son refugiados, aunque dentro de Israel, y se convirtieron en ciudadanos israelíes.
Los otros 750.000 palestinos ahora son refugiados fuera de las fronteras del Estado de Israel, es decir en Siria, Jordania, Líbano, Iraq, Cisjordania y Gaza.
P.M: Usted también aspira a que la Naqba se enseñe en las escuelas secundarias y ha diseñado y elaborado un plan educativo para profesores. ¿Puede describírnoslo?
E.B: Hemos diseñado un plan educativo de 13 unidades que pretende enseñar la Naqba a los estudiantes judíos israelíes, en hebreo, titulado "¿Cómo se dice Naqba en hebreo?". Estas unidades escolares son el resultado de un trabajo intensivo de tres años en colaboración con profesores israelíes para analizar la forma de presentar la Naqba a una audiencia israelí. Abordamos diferentes temas tales como la Naqba en el paisaje, su historia. También incluye un DVD con testimonios de las devastaciones y materiales para profesores para presentar y distribuir entre los estudiantes. Pero por encima de producir, publicar y enseñar la unidad, además hay un gran proceso de absorción. No podemos solamente presentarlas y pedir a la gente que las lea y dejar aquí el proceso. Tienen que aceptarlo e integrarlo
Una de las unidades está dedicada al derecho de retorno. Incluso pensando que apoyamos esta opción, no intentamos convencer a los demás, sino más bien explicar y debatir sobre la cuestión. Actualmente en Israel no existe el debate sobre el derecho de retorno. Es algo que resulta inaceptable, y que ni siquiera se negocia. La mayoría de las veces, porque no se debate, hay también una falta de conocimiento. La gente no sabe qué significa o qué puede implicar.
P.M: ¿Son libres los profesores israelíes para enseñar la historia de la Naqba en sus clases? Estoy diciendo esto porque, recientemente, a un guía de viajes de Yed Vashem –el museo israelí del Holocausto en Jerusalén– le despidieron por comparar el Holocausto con la Naqba.
E.B: Por supuesto, no es fácil. Pero al final, hay más libertad en Israel de la que la gente pueda pensar. Cuando los profesores cierran la puerta, hay algún espacio libre para el debate entre los programas de estudio impuestos. Pero a menudo son los propios profesores quienes tienen miedo de las reacciones que pueden suscitar entre los estudiantes, los padres de los alumnos o sus colegas. Una vez más, el desafío es grande, pero sé, por experiencia, que algunos profesores lo hacen, por lo tanto es realizable.
P.M: ¿Cómo procede Zochrot en otros lugares que no sean las aulas para avivar la concienciación sobre la Naqba?
E.B: Tenemos diferentes proyectos. Aquí, la negación del desastre palestino que tuvo lugar en 1948, tiene lugar en el lenguaje, en el paisaje, en el ambiente y en la memoria del colectivo judío de Israel. Así que tenemos que centrarnos en todos estos aspectos. En cuanto a la geografía, por ejemplo, hemos diseñado mapas de ciudades israelíes que incluyen los pueblos palestinos que existían allí y organizamos viajes a lugares históricos de 1948. Durante esos viajes públicos y gratuitos, ponemos carteles para indicar los sitios; pero tenemos que admitir que los retiran inmediatamente. Presentamos testimonios de refugiados de primera, segunda o tercera generación. Dichos testimonios después se recopilan y reúnen en un pequeño folleto para cada viaje, tanto en hebreo como en árabe.
En la actualidad tenemos una exposición de fotografías del período de la Naqba que incluye pies de fotos que presentan una perspectiva totalmente diferente a las oficiales que se presentan desde el gobierno. Organizamos seminarios y debates con investigadores y tenemos una recopilación de testimonios en vídeo. Producimos revistas y mapas.
P.M: ¿Que hacen para llegar a nuevas audiencias, quiero decir, para llegar a gente que todavía no tiene conciencia del sufrimiento palestino?
E.B: Lo que importa no es correr tras la audiencia, sino más bien hacer un buen y único trabajo. De este modo la gente vendrá por sí misma. Nuestros folletos son únicos en el mundo. No existen en hebreo, con seguridad, en ninguna parte, a veces ni siquiera en árabe o inglés. Damos ese material propiamente nuevo para uso de investigadores, académicos y bibliotecas. Y al producir un valioso material, la gente se dirige a nosotros. Nos hemos convertido, de algún modo, en un referente.
Pero sí, es difícil alcanzar una audiencia de gente que todavía no simpatiza con la causa. Pero cuando la gente viene a nuestros viajes o seminarios, si de nosotros aprende una nueva noción, hablará a sus amigos y esta es la forma en que nos acercamos a una audiencia más amplia.
Recientemente, para el sexagésimo primer aniversario de la creación del Estado de Israel, recibimos un correo electrónico del editor de Ynet (el periódico israelí online más leído, con un 70% de cuota de mercado) que proponía a Zochrot escribir una columna ¡sobre el Día de la Independencia! Esto nos dio una gran oportunidad para abogar por la memoria de la Naqba, por el derecho de retorno y por el fin de la ocupación de Palestina. Por supuesto, ese artículo recibió casi 500 comentarios en las respuestas y naturalmente la mayoría eran agresivos y derechistas. Pero fue interesante.
P.M: ¿Han previsto también una estrategia de propugnación para miembros de la Knesset o de la clase política?
E.B: Hacemos poco a ese nivel y personalmente creo muy poco en la propugnación para la clase política. Tengo cada vez más el sentimiento de que el ámbito político en Israel no es tan importante como la gente tiende a pensar. Los políticos aquí son un reflejo de la sociedad, todavía somos una democracia, desde la perspectiva electoral. Por tanto, es más útil trabajar sobre la sociedad civil. Raramente nos acercamos a los órganos del Estado y nos concentramos principalmente en la educación de los ciudadanos.
P.M: ¿Se están enfrentando a algunos problemas en su trabajo, como la censura?
E.B: Hemos recibido algunas amenazas individuales de ciudadanos, pero nunca de las autoridades israelíes. Y la gente a menudo se sorprende mucho al ver lo crítico que es nuestro trabajo, sin perturbarse. En cierto modo, Israel todavía es un Estado democrático y hay espacio para alguna libertad de expresión. Pero si Zochrot crece –y quizás posiblemente sin crecer– no me sorprendería que las autoridades intentaran rebajar nuestra voz y nuestras acciones. Esto ya les ha pasado a algunas de nuestras organizaciones compañeras.
Para saber más sobre Zochrot: http://www.zochrot.org/ara
Fuente: http://www.palestinemonitor.org/spip/spip.php?article946