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Sami Moubayed
Las similitudes entre los que está sucediendo en Gaza, y lo que sucedió en el
Líbano en 2006, son impresionantes. Ambas guerras son libradas por el ejército
israelí contra un pequeño grupo militar, compuesto por combatientes vistos como
"héroes y líderes de la resistencia" por el mundo árabe, motejados de
"terroristas" por Israel y EE.UU.
En ambas guerras, Israel recurrió a una fuerza incondicional, devastando el
Líbano en 2006 y Gaza en 2008, y parece que esta guerra – como en 2006 – durará
más de lo que la mayoría de la gente espera. No será tan fácil eliminar Hamas de
Gaza, sin embargo, por su popularidad en la base, igual como Israel no pudo
destruir a Hezbolá en el Líbano.
En discursos consecutivos del secretario general de Hezbolá, Hasan Nasralá,
durante la primera semana de la actual guerra contra Gaza, estableció un
paralelo entre Hezbolá y Hamas. Ambos sufren salvajes ataques de Israel, señaló,
realizados por objetivos dudosos.
En 2006, Israel afirmó que atacaba al Líbano para liberar a dos soldados
israelíes secuestrados, mientras en 2008 bombardea Gaza supuestamente para
impedir que cohetes al-Qassam caigan en Israel, disparados por milicias de Hamas.
Los verdaderos objetivos, dijo Nasralá, son los grupos islámicos porque parte de
su doctrina es luchar y destruir Israel. Al pronunciar esas palabras, Nasralá
estaba trazando líneas rojas para activistas, periodistas y políticos árabes,
que hacen que sea muy difícil – en algunos sitios casi imposible – criticar a
Hamas, mientras tenga lugar el baño de sangre en Gaza.
Para la mayoría de los árabes criticar a Nasralá mientras enviaba misiles para
atacar "Haifa y más allá de Haifa" en Israel en 2006 constituía un suicidio
político. En tiempos de guerra, muchos razonaban, no se puede ser neutral en el
mundo árabe. Hay que tomar partido, sea con Hezbolá y Hamas, o con Israel.
Negarse a apoyarlos, o quedarse en terreno neutral, era visto como políticamente
incorrecto por las masas árabes. Si Hamas ha cometido un error, la
responsabilidad puede establecerse, después – una vez que la guerra contra Gaza
haya terminado, pero ahora el deber de los árabes – dijo Nasralá – es apoyar a
Hamas.
Tratemos de ver las similitudes entre ambos grupos y cuáles son las diferencias.
Similitudes
Ideología: Ambos grupos son gobernados por una ideología islámica que dicta que
la lucha contra Israel es un deber nacional, moral y religioso para los
creyentes. Los combatientes de ambos grupos no temen a la muerte. Al contrario,
la buscan como una obligación religiosa en la yihad (guerra santa). Los soldados
israelíes van a la batalla con el objetivo de cumplir su deber y volver a casa.
No quieren morir.
Irán: Los dos están fuertemente aliados con Irán, aunque el apoyo iraní es más
fuerte para Hamas que para Hezbolá. Eso explica el motivo por el cual los dos
tienen problemas tanto con Egipto como Arabia Saudí, involucrados en una guerra
fría con Teherán.
En 2006, Arabia Saudí no estaba contenta con la guerra, porque fortalecía la
influencia y la autoridad de Irán en el mundo árabe y musulmán. Esta vez, Egipto
frunce el ceño ante el desempeño de Hamas, especialmente que Nasralá haya salido
con elogios de la dirigencia de Hamas, y que casi llegara a llamar a un
levantamiento nacional contra el régimen pro-estadounidense del presidente Hosni
Mubarak. La victoria de Hezbolá en 2006 marcó un punto para Irán sobre Arabia
Saudí. Lo mismo valdría respecto a Egipto si Hamas ganara la guerra en 2009.
Popularidad: Los movimientos fueron elegidos por una abrumadora mayoría en sus
respectivos países, y sus dirigentes son más populares que sus homólogos
pro-occidentales dentro de los sistemas libanés y palestino, Fuad al-Siniora y
Mahmud Abbas. Los responsables de las decisiones en Beirut y en Cisjordania no
saben qué hacer con Hamas y Hezbolá. Ni el sistema libanés ni el palestino han
podido desarmarlos o debilitarlos. Tampoco lo han logrado Naciones Unidas o
EE.UU. Las dos organizaciones islámicas operan una amplia red de organizaciones
benéficas y de asistencia social, incluyendo escuelas y hospitales, lo que hace
que estén bien arraigadas en Gaza y en Sur del Líbano. Bombardearlas – o negarse
a tratar con ellas – no logrará que desaparezcan.
Diferencias
Acción: Hezbolá tuvo un éxito militar total en 2006, sorprendiendo a todos con
su fuerza, incluso al ejército israelí. Los árabes en todo el mundo quedaron
encantados cuando Hezbolá hundió un barco de guerra israelí – en vivo durante
uno de los discursos de Nasralá, o cuando cumplió con su promesa y alcanzó
Haifa, en el corazón de Israel, por primera vez desde 1948.
Hezbolá se presenta como grupo de resistencia que puede cumplir,
psicológicamente a través de los medios, y en el área militar en el combate en
tierra. Tiene un ejército bien entrenado y profesional, con misiles, armas y
radares sofisticados. Cuando su televisión al-Manar fue atacada por Israel, la
estación dejó de transmitir durante sólo unos pocos minutos y volvió al aire
inmediato, mostrando imágenes de soldados israelíes muertos y a victoriosos
combatientes de Hezbolá, junto con programas de entrevistas sobre el poderío de
Hezbolá, con subtítulos en hebreo.
Hamas tampoco tiene ninguno de los medios de Hezbolá para promocionarse. Durante
su apogeo en el levantamiento palestino que comenzó en 2000 (conocido en árabe
como Intifada), sobresalió en explosiones por sorpresa en sitios concurridos
dentro de Israel, y asesinatos selectivos, no en guerra profesional como Hezbolá.
Hamas no puede duplicar el desempeño de Hezbolá, es así de simple, y sus
objetivos son fáciles de atacar, dentro de Gaza.
En el Sur del Líbano, no hay bases militares de Hezbolá, no hay campos visibles
de entrenamiento, ni almacenes de armas. No hay banderas de Hezbolá izadas en
edificios oficiales de Hezbolá, lo que obligó a Israel a atacar a todos y a todo
en el Líbano, esperando que en el caos lograra alcanzar objetivos de Hezbolá.
Como dijo entonces un periodista: "Uno camina por el sur del Líbano y siente a
Hezbolá, pero uno no ve a Hezbolá."
La situación en Gaza es diferente. Hamas está por doquier. Contagiado por la
parafernalia del Estado después de tomar control de Gaza en 2007, Hamas colocó
su nombre y sus marcas distintivas en todos los edificios que controla,
convirtiéndolos en objetivos fáciles para Israel.
Geografía: El terreno en el Sur del Líbano es adecuado para la guerra de
guerrillas, dando a Hezbolá una gran ventaja sobre el ejército israelí en 2006.
Los combatientes libaneses conocían perfectamente las cavernas, las montañas y
las laderas y las utilizaron para amargar la vida a Israel.
Gaza no es así, con sus 360 kilómetros cuadrados de planicie y una población de
1,2 millones de palestinos. Israel controla el espacio aéreo y marítimo de Gaza,
lo que no fue el caso en el sur del Líbano. Gaza está descoyuntada de
Cisjordania, y no cuenta con apoyo vecino – a diferencia de Hezbolá, que se basó
en Siria para recibir ayuda en 2006.
Las fronteras de Hamas son con Egipto, que no sólo no apoya sino es un lastre
para Hamas por su negativa a abrir el cruce de Rafah y sus estrechos vínculos
con Israel y EE.UU. Si un país como Siria fuera fronterizo con Gaza – en lugar
de Egipto – los resultados del desempeño de Hamas serían muy diferentes.
Dirigencia: En la era de la televisión satelital, Nasralá es un fenómeno móvil,
comunicador, debido al tremendo carisma que proyecta, que cautiva a millones en
el mundo musulmán. Logró levantar los espíritus de los libaneses de a pie –
especialmente dentro de su comunidad – durante los 33 días de la guerra contra
el Líbano, cuando les habló desde su escondite secreto, casi a diario. No huyó a
Irán o Siria, como había dicho la prensa israelí, sino que se quedó en el
corazón del combate, en un búnker en el suburbio sur de Beirut, que fue
destruido por aviones de guerra israelíes.
Hamas no tiene un solo líder tan carismático – ni la mitad de carismático – como
Nasralá, y por ello nadie que pueda levantar la moral de los palestinos de a pie
bajo fuego.
El día después: El día después del fin de la guerra, Hezbolá comenzó de
inmediato a reconstruir el sur de Beirut y el sur del Líbano. Tenía suficiente
dinero para la reconstrucción, que comenzó el día 34, y distribuyó estipendios a
los heridos o muertos en la guerra.
Cuando termine la guerra contra Gaza, Hamas no puede proveer nada de lo
mencionado, porque carece de los recursos financieros de Hezbolá.
Los analistas no están de acuerdo sobre cuáles son los verdaderos objetivos de
esta guerra. La mayoría de los árabes creen que el objetivo en última instancia
es quebrar a Hamas, sea aniquilándolo o obligándolo a firmar un acuerdo para
desarmarse y distanciarse de la frontera con Israel.
Algunos, sin embargo, afirman que Hamas quería esta guerra, para imponer el
reconocimiento internacional como un reconocimiento de facto del control de
Hamas sobre Gaza. Hamas cree que puede sobrevivir el ataque israelí, tal como
Hezbolá lo hizo en 2006, y emerger victorioso desde el punto de vista político.
En el caso de Hezbolá, la victoria fue más militar que política.
La victoria actual, cree Hamas, sería lo contrario. Un ejemplo de un
reconocimiento de facto sería abrir el cruce de Rafah, que, según un acuerdo de
2005, sería controlado por el comando central en Cisjordania controlado por
Fatah (presidente Mahmud Abbas), Egipto, Israel y los europeos, a través de la
Misión de Ayuda Fronteriza de la Unión Europea, Rafah (EUBAM).
Fue construido por los gobiernos israelí y egipcio después del Acuerdo de Camp
David entre Israel y el presidente egipcio Anwar Sadat en 1979. Rafah, la línea
arterial de Gaza, fue estrictamente administrado por Israel y fue utilizado para
castigar colectivamente a los gazanos cuando grupos palestinos hicieron guerra
contra Israel, hasta que Gaza fue evacuada por Israel en septiembre de 2005,
cuando se convirtió en un asunto palestino-egipcio.
El cruce fue completamente sellado por Egipto e Israel después de la toma del
poder por Hamas en Gaza en 2007. El embajador de la Unión Europea en Israel dijo
que los controladores de EUBAM no podían volver a encargarse del cruce porque la
base legal para EUBAM especificaba que el terminal debía estar ocupado por la
Fuerza 17 de Fatah, que ya no estuvo allí desde el verano de 2007. Si se llegara
a un acuerdo, los europeos tendrían que hablar con Hamas, y así tendrían que
hacerlo los egipcios, ofreciendo así al partido islámico un reconocimiento de
facto.
Independientemente de los objetivos de la guerra, la verdad indiscutible es que
la masiva maquinaria bélica de Israel está librando una guerra total contra Gaza,
y que ni el mundo árabe ni el gobierno saliente de George W Bush son capaces de
detenerla, o están dispuestos a hacerlo.
Los estadounidenses necesitan desesperadamente un éxito para cerrar la era de
Bush. Iraq ha sido un fracaso desde todo punto de vista. Lo mismo vale para
Pakistán y Afganistán. El equipo de Bush trató tímidamente de crear paz en
Annapolis en EE.UU. en 2007, pero eso, también, terminó en un fracaso. Bush
encara que se tenga que ir de la Casa Blanca con numerosos cabos sueltos:
Hezbolá, Hamas, Siria e Irán.
Hezbolá no puede ser aplastado con medios militares. Siria e Irán son demasiado
difíciles de afrontar, dejando a Hamas como el "eslabón débil" que Bush quiere
que sea destruido antes del 20 de enero, cuando Barack Obama se haga cargo.
Durante la primera noche de guerra, el ejército israelí desplegó unas 100
toneladas de explosivos en Gaza, bajo el ojo vigilante de EE.UU., alcanzando 100
objetivos, que pretendió eran dirigidos por Hamas, en los primeros cuatro
minutos de guerra. Imágenes en la televisión al Jazeera, basada en Doha,
mostraron lo contrario, sin embargo, con montones y montones de cuerpos
ensangrentados, numerosos niños yaciendo muertos en las calles de la Ciudad de
Gaza, Beit Hanoun, y Khan Younes.
Ni uno solo de ellos llevaba armas o incluso se parecía a un combatiente. Hamas
devolvió el golpe con cohetes, alcanzando hasta 40 kilómetros al interior de
Israel a ciudades como Beersheba y Ashdod. La operación ya fue sometida para ser
ratificada por el ministro de defensa Ehud Barak el 19 de noviembre, lo que
significa que Israel la había planificado durante seis meses, según el diario
israelí Ha’aretz.
Casi 500 personas han sido muertas en Gaza (incluyendo a 75 niños), y se teme
que la cantidad aumente dramáticamente ahora después del comienzo de la invasión
por tierra, cuando el ejército israelí entró a
Beit Lahiya y Beit Hanoun en el norte de Gaza el 3 de enero.
Hasta ahora Israel se ha negado a permitir que ningún periodista entre a la
Franja de Gaza. La ONU afirma que está confirmado que hay más de 300 palestinos
muertos, incluyendo 60 mujeres y niños, además de 2.000 heridos, describiendo la
situación como "catastrófica."
En realidad las cifras ya no cuentan en Gaza. Trescientos o 500 no es realmente
una diferencia – ambas son horrendas y matan todas las esperanzas que optimistas
puedan haber tenido de que 2009 iba a ser una año de paz en Oriente Próximo.
El mundo árabe sigue pegado a los televisores mirando la saga de Gaza, y hay
disturbios diarios que estallan a favor de los palestinos en grandes capitales
árabes. Los árabes confían en que Hamas sobrevivirá, tal como Hezbolá sobrevivió
en 2006.
Después de todo, la Organización por la Liberación de Palestina (OLP), de Yasir
Arafat, sobrevivió durante el sitio de Beirut, de junio a septiembre de 1982.
Fue cuando la OLP no era en nada tan poderosa o armada como lo es Hamas
actualmente. También, combatía en Beirut – territorio hostil que ni siquiera era
el suyo. Si la OLP sobrevivió Beirut en 1982 – y siguió vivita y coleando –
Hamas podrá hacer lo mismo en Gaza, su propio territorio, que conoce al dedillo.
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Sami Moubayed es jefe de redacción de Forward Magazine basada en Siria
(Copyright 2009 Asia Times Online (Holdings) Ltd.)