Medio Oriente - Asia - Africa
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Partidarios, apologistas y suministradores de armas
James Petras *
Traducido para Rebelión por S. Seguí**
Introducción
Debido al incondicional apoyo de toda la clase política estadounidense, de la
Casa Blanca al Congreso -en ambos partidos-, entre los cargos elegidos entrantes
y los salientes, y en todos los principales medios de comunicación impresa y
electrónica, el gobierno de Israel no siente pudor alguno en proclamar
públicamente un relato detallado y gráfico de su política de exterminación
masiva de la población de Gaza.
La sostenida e intensa campaña de bombardeos que desarrolla Israel contra todas
las instancias de la gobernanza, las instituciones cívicas y la sociedad
palestinas está dirigida a destruir la vida civilizada en Gaza. La totalitaria
visión que mantiene Israel se alimenta de la práctica de una purga permanente de
la Palestina árabe basada en el sionismo, una ideología etno-racista promulgada
por el Estado judío y justificada, potenciada y proseguida por sus organizados
partidarios en Estados Unidos.
Los datos del exterminio israelí se conocen ya: en los primeros seis días de
bombardeos terroristas ininterrumpidos de los centros de población, grandes y
pequeños, el Estado judío ha asesinado y herido gravemente a más de 2.500
personas, la mayoría de ellos desmembrada y quemada en los hornos abiertos del
fuego de misiles. Gran cantidad de niños y mujeres han sido masacrados, así como
civiles y funcionarios indefensos.
Los atacantes han sellado todos los accesos a Gaza y han declarado este
territorio zona militar de fuego a discreción, a la vez que ampliaban su
objetivo hasta incluir a toda la población de millón y medio de prisioneros
medio muertos de hambre. Según el diario Boston Globe (30.12.2008), funcionarios
israelíes afirmaron que sus listas de objetivos se han ampliado hasta incluir la
amplia red de apoyo de la que el movimiento islamista depende para mantenerse en
el poder: ". estamos atacando todo el espectro, porque todo está
interrelacionado y todo apoya el terrorismo contra Israel.
(subrayados del autor). Un alto cargo israelí de la policía secreta ha afirmado:
"La infraestructura civil de Hamás es un blanco muy sensible.
(Ibid.) Lo que los políticos y los planificadores militares judíos designan como
"Hamás" es toda la red de servicios sociales, toda la estructura de gobierno y
la gran mayoría de las actividades económicas, lo que alcanza a casi toda la
población de 1.500.000 residentes prisioneros de Gaza.
La lista de objetivos militares de Israel incluye por consiguiente a toda la
población, mediante el uso de todo su arsenal no nuclear durante un periodo de
tiempo ilimitado (hasta el "amargo final", por citar al primer ministro de
Israel). El portavoz del ministerio de Defensa israelí ha reiterado
repetidamente que el concepto totalitario de guerra que maneja el Estado israelí
hace hincapié en los civiles como objetivo: "Hamás ha utilizado abiertamente
operativos civiles como cobertura de sus actividades militares.
Cualquier cosa relacionada con Hamás es un objetivo legítimo.
Como todos los totalitarios del pasado, el Estado judío hace alarde de una
planificación previa sistemática de la campaña de exterminio -con meses de
antelación- hasta el punto de hacer coincidir con precisión el día y la hora del
bombardeo con el momento en que el número de víctimas pueda ser mayor: los
cohetes y las bombas caen a la hora de la salida de las escuelas, en el momento
en que los cadetes de la policía están recibiendo sus diplomas, y cuando las
madres salen corriendo despavoridas de sus hogares para buscar a sus hijos e
hijas.
La campaña militar de exterminio masivo ha sido la continuación del bloqueo
económico incesante y total y de la campaña continua de asesinatos selectivos
desarrollados los dos últimos años. Ambas medidas han tenido por objeto purgar a
Palestina de su población árabe, en un primer momento mediante el hambre, la
enfermedad, la humillación y la intimidación violenta, así como la toma del
poder de los quislings de la Organización para la Liberación de Palestina del
títere sionista Mahmud Abbas. Cuando ha descubierto que con la hambruna y los
asesinatos selectivos sólo conseguían reforzar el vínculo entre la población y
su gobierno democráticamente elegido, así como la determinación del gobierno de
Hamás de resistir a Israel, el gobierno de este país ha lanzado todo su arsenal
armamentístico, incluyendo algunos regalos estadounidenses recientes, como las
bombas anti búnker de 500 kilos y los misiles de alta precisión con los que
incinerar a gran número de seres humanos en su radio de acción y así arrasar la
civilización palestina.
Pasando directamente de su visión totalitaria a sus planes militares de
destrucción de los centros de población palestina, el Estado judío ha destruido
la principal universidad palestina, que acoge a más de 18.000 estudiantes,
mujeres en su mayor parte; mezquitas; farmacias; tendido eléctrico e hídrico;
plantas eléctricas; poblados de pescadores; buques de pesca; y el pequeño puerto
pesquero que proporcionaba una escasa cantidad de pescado a la población
hambrienta. Ha destruido carreteras, instalaciones de transporte, almacenes de
alimentos, centros de investigación, pequeñas fábricas, comercios y
apartamentos. Ha destruido un dormitorio colectivo femenino de la Universidad.
Repitiendo aquí las ya citadas palabras de un líder israelí "...porque todo está
interrelacionado." es preciso destruir todas las facetas de la vida, todo lo que
permite a los seres humanos existir con dignidad e independencia.
Los totalitarios líderes israelíes tenían la total confianza de que podían
actuar y asesinar impunemente, tanto sobre el terreno como en todo el mundo, por
la influencia que tiene la Configuración de Poder Sionista en Estados Unidos, la
Casa Blanca y el Congreso de Estados Unidos. Sabían que tenían el apoyo total de
los principales partidos políticos israelíes (de izquierda, centro y derecha),
los sindicatos, los medios de comunicación y, en particular, la opinión pública.
El Estado terrorista israelí cuenta con el respaldo del 81% de la población
judía israelí, según una encuesta realizada por el Canal 10 de televisión de
Israel (Cf. Financial Times, 30.12.2008.) La violencia totalitaria israelí y el
exterminio de los palestinos son temas muy populares entre el electorado judío,
y han potenciado el apoyo al candidato del Partido Laborista y actual ministro
de Defensa, Ehud Barak.
Sabían que vencerían con muy pocas bajas propias porque han bombardeado,
abrasado y desmembrado a una población indefensa que no disponía en absoluto de
medios para defenderse de los bombarderos F16, los helicópteros artillados y los
ataques con misiles. La vil depravación del ataque a la población indefensa sólo
tiene parangón en la total cobardía del mando militar israelí y sus animadores
sedientos de sangre cómodamente acomodados tras su monopolio aéreo. No hubo
siquiera amenaza de represalias aéreas, no hubo pilotos heridos o muertos,
tampoco artilleros de helicópteros, cuando oleada tras oleada de ellos atacaron
a la indefensa y cautiva población del asediado y superpoblado gueto.
Cientos de tanques y vehículos blindados de transporte de tropas están
preparados para invadir, tan pronto como las ciudades y los pueblos hayan sido
arrasados, tan pronto como la población esté demasiado debilitada para resistir,
tan pronto como los líderes y los combatientes hayan sido asesinados y se hayan
reducido a escombros las instituciones palestinas que permiten el gobierno, con
lo que se desbrozará el camino para los corruptos matones colaboracionistas de
la llamada Autoridad Palestina. Entonces y sólo entonces el estado mayor israelí
se atreverá a en juego el pellejo de un solo precioso soldado judío y se
arriesgará a la ansiedad y la preocupación de los de su especie en Israel y
Estados Unidos.
Aliados exteriores: los presidentes de las principales organizaciones judías estadounidenses
Desde el momento en que el gobierno israelí decidió destruir el nuevo
gobierno elegido de Hamás y condenar al democrático electorado de Gaza a la
inanición y la muerte, la Configuración de Poder Sionista estadounidense (CPS),
y en ella los presidentes de las principales organizaciones judías
estadounidenses (PPOJ), tocaron todas las teclas para llevar a cabo la política
israelí. El grupo de presidentes incluye los de las 52 organizaciones judías que
cuentan con más miembros, más poder financiero y más poderosos apoyos. El lobby
más destacado representado en los PPOJ es el Comité de Asuntos Públicos Estados
Unidos-Israel (AIPAC), que cuenta con más de 100.000 miembros y 150 operadores a
tiempo completo en Washington dedicados a presionar al Congreso de Estados
Unidos, a la Casa Blanca y a todos los organismos administrativos cuyas
políticas puedan estar relacionadas con los intereses del Estado de Israel. No
obstante, la influencia política israelí se extiende mucho más allá de sus
organizaciones no gubernamentales. Más de cuarenta diputados del Congreso y más
de una docena de senadores de la Cámara Alta son sionistas comprometidos que
apoyan automáticamente todas las políticas de Israel y hacen presión para que
Estados Unidos facilite fondos y armamento destinados a la maquinaria de guerra
israelí. Otros funcionarios de alto nivel que apoyan reiteradamente y sin
reservas las políticas del Estado de Israel ocupan cargos administrativas clave
en el departamento del Tesoro, el departamento de Comercio, el Consejo de
Seguridad Nacional (NSC) y el Pentágono, junto a asesores de alto nivel en
materia de asuntos de Oriente Próximo, también sionistas fanáticamente
comprometidos.
Igualmente importante es el hecho de que la mayoría de los medios de
comunicación en prensa, televisión y medios electrónicos son propiedad de
grandes magnates judio-sionistas o están fuertemente influenciados por éstos, y
por ello practican la manipulación de las noticias en favor de Israel. La
composición e influencia de la CPS es un elemento clave para comprender tres
características fundamentales del poder de Israel: 1) Israel puede cometer con
total impunidad lo que tanto las Naciones Unidas como los especialistas
internacionales de Derechos Humanos definen como crímenes contra la humanidad;
2) Israel obtiene un suministro ilimitado de las más avanzadas y destructivas
armas, y las utiliza sin límite contra la población civil, violando con ello
también las restricciones del propio Congreso de Estados Unidos; y 3) el
representante de Estados Unidos ante las Naciones Unidas ha vetado siempre,
hasta hoy, docenas de condenas casi unánimes contra la construcción de barreras
genocidas que crean el apartheid de la población palestina, así como contra el
bloqueo que condena al hambre a la población, y ha vetado también la actual
campaña de exterminio en Gaza.
Muchos críticos del genocidio israelí en Gaza condenan también lo que califican
de complicidad de Washington o de Estados Unidos sin identificar claramente las
fuerzas sociopolíticas reales que influyen en los responsables de las políticas,
o las lealtades o identidades duales de los políticos estadounidenses defensores
a ultranza y vinculados inseparablemente con Israel. Por consiguiente, la mayor
parte de los críticos no consigue contrarrestar, protestar o siquiera
identificar la ideología y las políticas de la CPS que dan forma a la
complicidad estadounidense con Israel, que intimidan a críticos potenciales, que
escriben y vocean los editoriales pro israelíes en los medios de comunicación, y
que los filtran de modo que no haya ningún tipo de crítica, ninguna verdad, ni
siquiera cuando Israel se permite realizar sangrientas campañas duraderas.
La CPS y la guerra de exterminio en Gaza
La CPS ha tenido un papel destacado en todas las etapas de la campaña israelí
de exterminio en Gaza, en particular en el sostenido esfuerzo propagandístico.
La CPS ha orquestado con éxito una masiva campaña a través de la amplia red de
medios de comunicación estadounidenses que controla e influencia, y ha creado
una imagen del gobierno de Hamás en Gaza como organización terrorista que
supuestamente accedió al poder mediante la violencia, que desfigura totalmente
el hecho de que Hamás llegó al poder en unas elecciones democráticas
supervisadas internacionalmente, y el hecho de que defendiera su mandato
electoral contra el intento de usurpación por la fuerza llevado a cabo por la
OPL con ayuda de Israel. La élite sionista judía dio su apoyo a las ocupaciones
de tierra palestina por parte de Israel, la construcción del muro en torno al
gueto palestino, los centenares de controles de carretera, la violencia de los
colonos en su ocupación de hogares palestinos en Cisjordania y Jerusalén Este, y
el criminal y genocida bloqueo económico impuesto a Gaza con objeto de someter
sistemáticamente a los palestinos al hambre, y con ello a la sumisión.
En los dos años que dura ya la campaña de exterminio israelí en Gaza, los
sionistas estadounidenses hay tenido un papel destacado en conseguir que el
servil gobierno de Estados Unidos apoye, en este país y el extranjero, cualquier
tipo de medida totalitaria: la mayor parte de las sinagogas se han convertido en
púlpitos del odio en defensa de la condena al hambre y la degradación de
1.500.000 palestinos refugiados en Gaza, aprisionados por todas partes por una
fuerza mortífera, y también en defensa del desmembramiento en cantones económica
y socialmente devastadores de los 4.5 millones de palestinos que forman la
población de Cisjordania sujeta a ocupación extranjera. Con ausencia total de
pudor, el Congreso de Estados Unidos ha seguido el liderazgo sionista y ha
respaldado todas y cada una de las medidas criminales adoptadas por el Estado de
Israel, habiendo aprobado docenas de resoluciones, en muchos de los casos
escritas totalmente por los activistas del AIPAC en calidad de agentes no
declarados del gobierno de Israel (lo que viola un estatuto federal
estadounidense que exige que los agentes y los lobbistas estén registrados como
tales.) Las exigencias de Israel de disponer de los aviones de guerra más
modernos -entre otros los F16-, helicópteros artillados Apache y bombas de 500
kilogramos se vieron cumplidas gracias a los buenos oficios de los lobbistas del
AIPAC y sus clientes miembros del Congreso de Estados Unidos. En otras palabras,
la CPS estadounidense ha creado la cobertura ideológica y los instrumentos
militares que han permitido a Israel librar su guerra total contra la indefensa
población palestina. Asimismo importante, importantes líderes sionistas del
Congreso y miembros del establishment de las relaciones exteriores bloquearon o
vetaron cualquier crítica internacional de Israel, permitiendo así su impunidad
y su inmunidad respecto a las sanciones que el Congreso aplica generalmente
contra Estados delincuentes. En otras palabras, los estrategas políticos
israelíes han operado con el convencimiento de que no habría repercusiones
económicas, diplomáticas o militares negativas a su campaña de exterminio en
Gaza, porque sabían, de antemano, que su gente controla totalmente la política
de Oriente Próximo hasta el punto de repetir palabra por palabra todas y cada
una de las mentiras propagandísticas en defensa de la guerra total de Israel
contra la población de Gaza.
En defensa de la guerra de exterminio que practica Israel Los medios de
prensa estadounidenses controlados por los sionistas, en particular el New York
Times y el Washington Post, elaboraron sistemáticamente un relato que se
ajustaba perfectamente a la línea oficial utilizada por Israel para defender su
asalto masivo a Gaza: omitiendo cualquier resumen histórico de los centenares de
incursiones armadas de Israel y de sus asesinatos selectivos de líderes y
cuadros palestinos (perpetrados incluso en sus hogares) que han violado
sistemáticamente el acuerdo de alto el fuego aceptado por Hamás, y que han
provocado la respuesta de esta organización en defensa de su pueblo; omitiendo
los años que dura ya un bloqueo israelí de alimentos y productos esenciales que
ha condenado al hambre y pone en peligro las vidas de 1.5 millones de palestinos
y que hizo que la dirección elegida de Hamás llevara a cabo esfuerzos
desesperados para conseguir suministros de supervivencia a través de los túneles
que cruzan la frontera egipcia y mediante ataques a Israel con cohetes, con el
fin de obligar al estado judío a negociar y poner fin al criminal bloqueo.
La Conferencia de presidentes de las principales organizaciones judías
estadounidenses (PPOJ) y la gran mayoría de grupos comunitarios y congregaciones
judías dieron un apoyo entusiasta y unánime a la guerra total desencadenada por
Israel, a su campaña de exterminio contra la población palestina cautiva en Gaza.
Incluso cuando las imágenes y las informaciones sobre la destrucción masiva y
las muertes y heridas de más de 2.500 palestinos indefensos se filtraron a los
medios de comunicación, ni siquiera una de las principales organizaciones judías
rompió filas, y las protestas vinieron de personas individuales y pequeños
grupos. Todas las grandes insistieron en su política de la Gran Mentira: la
destrucción de hospitales, mezquitas, universidades, carreteras, apartamentos,
farmacias y puertos de pesca fue etiquetada de objetivos pertenecientes a Hamás.
Los ataques sistemáticos con los helicópteros artillados contra 1.500.000
civiles fueron borrados gracias a tendenciosos relatos de los misiles
artesanales de Hamás que caían cerca de ciudades israelíes con escasos daños.
Una lectura atenta del principal órgano de propaganda de las principales
organizaciones judías estadounidenses (PPOJ), The Daily Alert durante los
primeros cinco días del ataque israelí revela la vía propagandística adoptada
por la dirigencia de la CPS. El citado medio hizo todo lo posible,
sistemáticamente, para conseguir lo siguiente: 1..
Exagerar la amenaza para Israel de los misiles palestinos lanzados desde Gaza,
citando las cuatro muertes israelíes pero omitiendo cualquier mención a los
2.500 palestinos muertos y heridos, y a la total destrucción de su economía y
medios de vida, que los ha dejado sin agua segura, electricidad, alimentos,
combustible doméstico, medicinas y calefacción en pleno invierno);
2.. Insistir en el carácter defensivo del ataque israelí, dirigido a la
eliminación de los cohetes de Hamás, mientras se omite cualquier mención al
propósito explícito de destruir todo tipo de organización civil, organismo de
bienestar social, instalaciones educativas, centros médicos e instituciones de
seguridad pública relacionadas de cualquier modo con el gobierno de Hamás, así
como todo tipo de agencias auxiliares.
3.. Citar determinadas declaraciones de aliados y satélites
de Israel (Washington, los medios de comunicación estadounidenses, Alemania y el
Reino Unido), que culpan a Hamás del conflicto, sin mencionar a la gran mayoría
de naciones que condenan la brutalidad de Israel en la Asamblea General de las
Naciones Unidas.
4.. Reproducir las calumnias que Israel dedica a los líderes
y organizaciones de derechos humanos en todo el mundo que condenan la política
genocida del Estado judío contra la población autóctona palestina. En este
sentido, The Daily Alert es el medio negacionista más destacado en Estados
Unidos y probablemente en todo el mundo, fuera de Israel.
5.. Citar repetidamente las afirmaciones de los líderes
militares y políticos en el sentido de que están actuando con prudencia,
salvaguardando la vida de civiles y tomando por objetivo sólo blancos militares,
todo ello a pesar de los informes e imágenes de destrucción civil masiva y
pérdidas de vidas, debidamente documentada por la gran mayoría de medios de
comunicación occidentales no estadounidenses.
6.. Defender todas y cada una de las misiones de bombardeo
que realiza Israel, día tras día, hora tras hora, de cada edificio, cada
vivienda y cada institución económica, religiosa y educativa en Gaza,
calificándolas de defensivas o de simples represalias, a la vez que citan
algunos de los más infames, incondicionales y perennes apologistas de la
violencia israelí, como si fuesen intelectuales imparciales, entre otros Benny
Morris (alias "Nuke Tehran"), Marty Peretz y Amos Oz.
7.. El Daily Alert cita a escritores, periodistas y jefes de
redacción estadounidenses que alaban y defienden la guerra total de Israel, sin
mencionar su afiliación antigua a organizaciones sionistas y su identificación
con éstas, con lo que dan la falsa imagen de que el ataque cuenta con un amplio
espectro de opinión favorable. En ningún caso ha aparecido en el Daily Alert ni
la más moderada crítica, judía o gentil, a la campaña de exterminio masiva
practicada por Israel.
Las principales organizaciones judías de Estados Unidos han bombardeado el
Congreso, influenciando, intimidando y comprando a los cobardes autodenominados
representantes del pueblo estadounidense, los medios de comunicación y las
celebridades públicas con sus mentiras en defensa de la guerra total
desencadenada por Israel para exterminar a todo un pueblo. Su descarada
complicidad pública con el genocidio puede considerarse un crimen contra la
Humanidad, en concepto de promoción deliberada de acciones por parte de un
Estado para destruir todo un pueblo.
Y sin embargo, estos cómplices conscientes, estos ejecutores voluntarios de los
asesinatos masivos a manos del Estado no reciben réplica alguna de la clase
política estadounidense. Uno de los principales voceros del próximo gobierno de
Barack Obama, el asesor presidencial David Axelrod, se permite incluso citar un
discurso de campaña de Obama en justificación de los ataques de Israel sobre el
pueblo de Gaza.
Israel repudia con total arrogancia todas las llamadas a poner fin a esta
campaña asesina, porque sabe que su gente sigue al mando del timón de la
política estadounidense para Oriente Próximo, y que su gente utilizará la fuerza
de que dispone en el gobierno del nuevo presidente para bloquear cualquier
condena de este crimen.
Hasta hoy, todo el movimiento pro derechos humanos y contra la guerra no ha
mencionado, y menos aún cuestionado, a las más poderosas organizaciones
políticas y propagandistas, que influencian la política de EE UU y manipulan los
medios de comunicación en favor de la campaña de exterminio que lleva a cabo
Israel. Este país no va a poner fin a sus políticas totalitarias mientras sus
principales apoyos en Estados Unidos se sigan sintiendo libres de mentir,
manipular y defender cada uno de sus crímenes.
Hay pocas esperanzas de que el Congreso de Estados Unidos adopte una política
independiente si tenemos en cuenta que la guerra de exterminio de Gaza está
siendo defendida por el diputado, presidente del Comité de Asuntos Exteriores de
la Cámara de Representantes y destacado zelote Howard Berman con las siguientes
palabras: "Israel tiene el derecho, incluso el deber, de defenderse en respuesta
a los centenares de cohetes y proyectiles de mortero lanzados desde Gaza durante
la pasada semana. Ningún gobierno del mundo se cruzaría de brazos y permitiría
que sus ciudadanos sufriesen este tipo de bombardeo indiscriminado. La pérdida
de vidas inocentes es una terrible tragedia y la culpa de esta tragedia es de
Hamás." Así, el congresista Berman olvida cínicamente los dos años del bloqueo
de Israel a Gaza, los diarios asesinatos selectivos de palestinos, los
selectivos ataques con misiles contra civiles, el bloqueo por tierra, mar y
aire, y la flagrante destrucción selectiva de la infraestructura de Gaza. Ningún
gobierno, y menos un gobierno islamista democráticamente elegido, puede quedarse
inmóvil mientras su pueblo está sometido al hambre y a la sumisión por medio del
asesinato. Pero según los respetables congresistas como Berman que hay en el
mundo, sólo las vidas de los judíos tienen valor, no los crecientes miles de
ciudadanos asesinados y mutilados de Gaza, ¡éstos no cuentan como personas!
Qué hacer
Los crímenes israelíes contra la Humanidad exigen una respuesta pública: una acción social que obligue a cesar y abandonar la campaña de exterminio del pueblo de Gaza. Dado que el Estado judío ha atacado una amplia serie de instituciones sociales palestinas, que tienen su contraparte en nuestra sociedad, podemos y debemos movilizar a estas contrapartes para que condenen y boicoteen a sus homónimas israelíes:
1.. Deberíamos pedir a la comunidad académica en su conjunto que denuncie el
bombardeo por Israel de la Universidad Islámica de Gaza y la destrucción total
de todas sus instalaciones científicas. En todo el país, debería irse a un
boicot organizado de las universidades israelíes y de los intercambios
académicos, en particular los científicos. Habría que prestar atención a los 450
presidentes de universidades estadounidenses que en estos últimos años han
denunciado una petición de académicos británicos a boicotear a Israel, y que han
permanecido en silencio cómplice ante la total aniquilación física por parte de
Israel de las diez facultades de que disponen los 20.000 estudiantes
universitarios palestinos.
2.. Todos los trabajadores estadounidenses de la salud
-médicos, enfermeros, técnicos- deberían organizarse y denunciar el bloqueo
médico de Israel contra el millón y medio de habitantes de Palestina que se
amontonan en la Franja de Gaza. Deben condenar el bombardeo israelí del Hospital
Infantil de Gaza, las farmacias de barrio, así como los ataques contra los
vehículos que transportan a las víctimas heridas gravemente en los ataques
aéreos y de cohetes. El personal médico debería plantear las cuestiones éticas
fundamentales relativas a la colaboración del personal médico y los programas
estadounidenses en las políticas de exterminio, de guerra total, del Estado de
Israel.
3.. Los ciudadanos deberían exigir el fin de toda ayuda
militar estadounidense a Israel, especialmente el suministro de aviones F16,
helicópteros de ataque Apache, misiles, bombas anti búnker de 500 kilogramos
utilizadas por las fuerzas armadas israelíes sobre la infraestructura civil de
Gaza con el resultado de más de 2.500 asesinatos y heridas graves a ciudadanos,
funcionarios, policías y milicias nacionales palestinas. A fin de conseguir el
final del suministro de ayuda estadounidense a Israel, deberían esforzarse en
identificar y denunciar a los lobbistas y promotores sionistas más agresivos y
exitosos en las campañas para influir en los miembros elegidos del Congreso de
Estados Unidos y la Casa Blanca, en relación con los presupuestos de ayuda
militar exterior.
4.. Las instituciones religiosas deberían denunciar sin
ambages los crímenes de Israel contra la Humanidad -entre otros la demolición de
cinco mezquitas- uniendo para ello todas las confesiones (cristianos,
musulmanes, budistas) y especialmente tendiendo la mano a la pequeña minoría de
rabinos y judíos practicantes que están dispuestos a denunciar abiertamente las
prácticas totalitarias del Estado de Israel.
5.. Los trabajadores portuarios, estibadores, marineros y
otros trabajadores y funcionarios marinos deberían boicotear el comercio con
Israel y denunciar los violentos ataques de su Marina, en aguas internacionales,
de los buques de pesca civiles y de los buques que transportan ayuda humanitaria
a Gaza. Ningún barco que transporte productos israelíes debería ser cargado o
descargado mientras Israel mantenga su criminal bloqueo de las instalaciones
portuarias de Gaza.
6.. Decenas de millones de ciudadanos estadounidenses sujetos
al sesgo pro israelí de los medios de comunicación electrónicos e impresos, al
bucle noticioso de presentaciones, editoriales, artículos de fondo, noticias,
etc.
sionistas y a los supuestos expertos en Oriente Próximo, deberían exigir un
tiempo de cobertura, unos reportajes, etc. a cargo de especialistas, analistas y
comentadores no sionistas. Deberíamos exigir que se ponga fin a los eufemismos y
los montajes, que convierten a las víctimas en agresores y a los exterminadores
en víctimas.
7.. Deberíamos luchar en todo lugar, en cada foro público, la
batalla de ideas contra los esfuerzos de la CPS para monopolizar el debate sobre
la política de genocidio israelí, y para censurar, intimidar y calumniar a los
críticos del apartheid israelí, como el presidente de la Asamblea General de las
Naciones Unicas, Miguel d'Escoto, califica tan acertadamente el muro del gueto
que rodea a los pueblos palestinos. La multiplicación de las protestas públicas
contra la guerra de exterminio que practica Israel es un paso adelante de gran
importancia para contrarrestar el monopolio sionista de los medios de
comunicación de masas y dar ánimos a los miles de millones de estadounidenses
que reconocen con claridad y desprecian en privado los crímenes de Israel, y que
sienten los ataques intimidatorios de las élites sionistas locales, contra
aquellos que osan hablar abiertamente. La presión masiva sobre los
representantes elegidos puede llevar a algunos de ellos a reconsiderar su
abyecto servilismo a sus contribuyentes sionistas y a sus colegas del Congreso
partidarios del Israel, primero.
8.. Una campaña patriótica llevada a escala nacional
debería exigir que el lobby israelí, en particular el AIPAC, salga del armario y
se registre como agente exterior del Estado de Israel. Esta medida podría
socavar el atractivo que tiene el lobby a ojos de los judíos estadounidenses,
reducir su influencia en el Congreso y abrir procesos e investigaciones
judiciales de su abuso de exención fiscal y lavado de dinero, y podría conducir
a revelaciones de su traicionera entrega de documentos confidenciales del
gobierno de Estados Unidos a una potencia extranjera. Hay una base política y
legal poderosa para una negación del estatuto de lobby exento de impuestos,
entre otras por la transparente y abrumadora evidencia de que todas las
organizaciones sionistas actúan como correas de transmisión de las políticas
estatales israelíes. Desde comienzo de los años 50 y hasta 1963, el precursor
del AIPAC estaba obligado a registrarse como agente exterior del Estado de
Israel. Más recientemente, un fiscal israelí presentó pruebas de que este
organismo judío-israelí y sus contrapartes estadounidenses estaban blanqueando
decenas de millones de dólares, especialmente para la financiación de los
asentamientos coloniales israelíes en la Palestina ocupada, condenados como
ilegales por la legislación internacional. Las audiencias del Congreso, los
procesos y una mayor investigación documental revelarían el papel del lobby
israelí como quinta columna del Estado de Israel contra los intereses del pueblo
de Estados Unidos.
Hasta tanto no neutralicemos el poder dominante de la Configuración de Poder
Sionista, en todas sus manifestaciones, en la vida civil y pública de Estados
Unidos, y su profunda penetración en el poder legislativo y las instancias
ejecutivas no conseguiremos impedir que Israel reciba las armas, la financiación
y el sostén político que le permiten mantener sus guerras de exterminio étnico.
Podemos imaginarnos, fácilmente, que cuando se les transmite a los líderes de
Israel el profundo asco y cansancio de la gran mayoría de los pueblos del mundo
por el asesinato masivo del pueblo de Gaza, aquéllos respondan, parafraseando a
Stalin: ¿Cuántos bombarderos, misiles, cazabombarderos y lobbies poderosos
tienen ellos?
* James Petras es especialista de la política sionista estadounidense y
analista de la prensa judía israelí y estadounidense. Es también autor de
Zionism, Militarism and the Decline of US Power, Clarity Press 2008 **S.Seguí
pertenece a los colectivos de Rebelión y Cubadebate. Esta traducción
se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar
el nombre del autor y el del traductor, y la fuente.