Medio Oriente - Asia - Africa
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Esperando a que la democracia caiga del cielo
Las elecciones angole�as
Rafael Marques de Morais
Fundaci�n Sur
Me gustar�a compartir con ustedes una perspectiva sobre las elecciones
legislativas que tuvieron lugar en Angola, los pasados 5 y 6 de septiembre de
2008. Estas elecciones ten�an un profundo significado hist�rico tanto para el
pa�s como para �frica. Para Angola porque significaban, lo primero y m�s
importante, el refuerzo de la paz y la estabilidad y segundo, la normalizaci�n
de las instituciones del estado, despu�s de 16 a�os de par�ntesis entre las
primeras y las segundas elecciones del pa�s.
El gobierno de Angola, a trav�s de las voces del presidente y otros funcionarios
de alto nivel, ha reiterado en varias ocasiones que estas elecciones ser�an y
han sido un ejemplo para �frica. Ciertamente, despu�s de elecciones
problem�ticas en Kenia y en Zimbabue, y dado que la propia experiencia pasada de
Angola de volver a la guerra despu�s de las elecciones de 1992, estas han sido
un demostrado caso extraordinario.
En referencia a los resultados oficiales de las elecciones de 2008 y a su
organizaci�n, intentar� responder a dos cuestiones: �Eran estas elecciones sobre
democracia? Y �Qu� lecciones pueden dar las elecciones angole�as en el contexto
africano?
Paz, prosperidad y exclusion
La tranquilidad con la que la gente ejerci� su derecho a votar fue, sin duda, el
aspecto m�s destacable de las elecciones. En 1992, a pesar de la guerra que se
avecinaba, la gente corriente tambi�n actu� con un compromiso ejemplar con la
paz y la democracia. Ellos hicieron su parte.
Otro factor importante que contribuy� en gran medida a este clima de paz ha
sido, hasta cierto punto, el hecho de que las elecciones no han tenido lugar
hasta despu�s de seis a�os de paz, y en un contexto en el que el partido en el
gobierno, Movimento Popular de Libera�ao de Angola � Partido del Trabajo (MPLA,
Movimiento Popular para la Liberaci�n de Angola, Partido del Trabajo), ha
reducido con �xito a la oposici�n a una falsa pol�tica de integraci�n, con su
existencia s�lo garantizada por los requisitos de la ley.
Una breve narrativa hist�rica es necesaria para comprender las circunstancias
pol�ticas y socio econ�micas que allanaron el camino para que ganase el MPLA,
mediante las elecciones, la apariencia de legitimidad democr�tica, para
continuar actuando como un estado unipartidista.
En la lucha por la independencia, desde 1961 hasta 1975, la llamada de las armas
abarc� todas las dem�s formas de oposici�n al colonialismo. De este modo, las
reafirmaciones de nacionalismo, patriotismo y de servicio al pa�s, ten�an que
ser certificadas por credenciales de la guerrilla. Las armas conced�an la
legitimidad. LA guerra civil que transform� Angola en un teatro de Guerra Fr�a,
desde 1975 hasta 1991, no ten�a margen para la disidencia. Por una parte, estaba
el estado unipartidista del MPLA, bajo r�gimen marxista leninista, y por otra un
movimiento rebelde, Uniao Nacional para a Independencia Total de Angola, la
UNITA, entonces respaldada por Occidente. La emergencia de partidos de oposici�n
civiles en 1992, con la implementaci�n de una democracia multipartidista, qued�
como algo simb�lico, ya que el pa�s volvi� a la guerra en octubre de 1992. Esto
afianz� a�n m�s la bipolarizaci�n tradicional de la pol�tica del pa�s, en el que
el que tuviera las armas decid�a qui�n ten�a el derecho a negociar la paz, la
reconciliaci�n y el curso de la pol�tica en el pa�s. La derrota militar de
UNITA, y especialmente el asesinato de su l�der, Jonas Savimbi, en 2002, sin
embargo, cambi� las reglas. El periodo pac�fico que sigui�, el aumento de los
precios del petr�leo y la producci�n creciente de Angola, hizo de ella, seg�n el
Banco Mundial [1] "una de las econom�as que m�s r�pidamente crec�an en el
mundo". As�, el inflamiento de las arcas del estado y el deseo de la sociedad de
paz y estabilidad, despu�s de d�cadas de guerra incesante, tambi�n fueron
factores que contribuyeron a que el MPLA actuase con la voluntad de vencedor, y
uno muy rico en ese momento.
Sin embargo, una importante medida pol�tica del MPLA dio una nueva dimensi�n a
la pol�tica. Mantuvo un gobierno de reconciliaci�n y unidad nacional a lo largo
del tercer estadio de la guerra civil, 1998-2002. Todos los partidos de la
oposici�n relevantes, incluido UNITA, de los 11 representados en la Asamblea
Nacional elegida en 1992, que formaron parte del gobierno hasta principios de
octubre de 2008, aunque sin influencia en la toma de decisiones. Esto hizo que
durante el �nico periodo de paz efectiva, desde 2002 hasta 2008, cuando los
partidos de oposici�n pod�an haberse hecho un espacio para presentar una
alternativa pol�tica, siguieron actuando como meros accesorios del MPLA en su
gobierno del pa�s. Por consiguiente, el MPLA no sinti� la necesidad ni de
comprometerse con un proceso genuino de reconciliaci�n nacional ni con ninguna
forma de transici�n pol�tica, precedente a las elecciones para democratizar
efectivamente las instituciones del Estado.
Con su monopolio del estado y con la necesidad de asegurar la legitimidad a
trav�s de las elecciones, el MPLA sorte� el establecimiento de una comisi�n
electoral independiente formando una comisi�n interministerial, compuesta s�lo
de altos cargos del MPLA, para organizar el registro de votantes y manejar las
tareas ejecutivas de hacer los preparativos para las elecciones. El jefe de la
comisi�n, Fontes Pereira, tambi�n ministro de la Administraci�n territorial,
tambi�n se present� y gan� un esca�o como candidato del MPLA. El rol de la
Comisi�n Nacional Electoral, [4] como un organismo independiente que comprende
ocho seleccionados del MPLA y tres miembros de la oposici�n, se convirti� en
algo secundario frente a otros organismos paralelos a cargo del proceso
electoral, como se ilustrar� despu�s.
Proceder� ahora a analizar cr�ticamente los resultados finales. Seg�n la
Comisi�n Nacional Electoral, de los 8.3 millones de votantes elegibles, votaron
7.213.281, eligiendo a 220 miembros del Parlamento. Hab�a 10 partidos pol�ticos
y cuatro coaliciones en conexi�n. El MPLA logr� meter a 191 de sus miembros en
el parlamento, asegur�ndose una victoria aplastante del 81.64 %. El principal
partido de la oposici�n, UNITA obtuvo un escaso 10.32 % de los votos, logrando
16 esca�os, mientras que el Partido Renovador Social, logr� ocho esca�os. El
antiguo movimiento Frente Nacional de liberaci�n de Angola, FNLA, se hizo con
tres esca�os y una recientemente establecida coalici�n, Nueva Democracia, de la
que s�lo se oy� hablar durante la campa�a electoral, obtuvo dos esca�os tambi�n.
[2] En l�nea con la nueva ley electoral, con una excepci�n, los otros
contendientes iban a ser disueltos por el Tribunal Constitucional, por no haber
alcanzado un m�nimo de 0.55 % de los votos.
Mientras que las votaciones fueron extraordinariamente pac�ficas, numerosos
problemas de organizaci�n y las cifras finales merecen ser consideradas. Debido
a la brevedad de este trabajo, me concentrar� en cuatro provincias: la capital
Luanda, la provincia del norte de Kwanza Norte y las provincias del noreste de
Lunda Norte y Lunda Sul.
El d�a de las elecciones, el 5 de septiembre de 2008, las votaciones en Luanda
se vieron estropeadas por un caos organizacional y log�stico en los colegios
electorales. Muchos de los colegios no ten�an tinta, o urnas, o papeletas de
voto, o ninguna de todas esas cosas a la vez. La votaci�n se ampli� al d�a
siguiente, como resultado de estos problemas y de los 320 colegios electorales
que se supon�a que ten�an que abrir el 6 de septiembre, s�lo 48 lo hicieron,
seg�n el comunicado del presidente de la Comisi�n Nacional Electoral, Caetano de
Sousa, durante una rueda de prensa al final de ese d�a. [3] Esto signific� que
242 colegios electorales no recibieron ni un solo voto. Sin embargo, en los
resultados finales anunciados por la misma comisi�n, se declar� que cada uno de
los 2.584 colegios electorales, sin una sola excepci�n, abrieron y que los
votantes emitieron sus votos en todas ellas, hasta alcanzar un �ndice de
participaci�n del 82.42 % de los votantes registrados en la capital. En las
votaciones, el registro de verificaci�n de votantes se hab�a roto en pedacitos,
haciendo posible que cualquiera votase en cualquier parte sin restricciones.
Un informe preliminar de la Comisi�n Electoral de Lunda, arroja algo de luz a lo
que pas� con estos problemas organizacionales y log�sticos. [4]
La distribuci�n de las papeletas de voto, cabinas para votar y todo el resto del
material a los colegios electorales le fue asignado a una compa��a privada,
Valleysoft, en un proceso en el que la Comisi�n Electoral de Luanda era la �nica
testigo. Esta �ltima se quej� de que el reparto de los materiales fuera "tard�o,
improvisado y escaso".
Hasta las 19.00 horas, una hora despu�s de que los colegios electorales cerrasen
oficialmente, la Comisi�n Nacional Electoral no inform� a la comisi�n de Luanda
de que hab�a tra�do l�mparas de keroseno, junto con un barril de combustible,
para distribuir entre los colegios electorales para el recuento de votos. En
muchos colegios, los agentes electorales tuvieron que usar los faros de sus
coches para contar los votos, en otros velas, y en otros lugares los votos se
llevaron a otra parte, debido a la falta de luz, para contarlos sin ning�n tipo
de supervisi�n.
"hubo una ausencia de intra-comunicaci�n entre los colegios electorales y las
Comisiones Electorales Municipales, la Comisi�n Electoral de Luanda y
viceversa", se�alaba el informe.
El informe afirma que el mapa de los colegios electorales en posesi�n de las
comisiones electorales municipales no coincid�a con el que pose�an los de
Valleysfot, la compa��a responsable del suministro de los materiales para las
votaciones a los colegios electorales. As�, muchos colegios no ten�an el
material para ejercer su deber. Adem�s, seg�n el informe, Valleysoft reparti�
tarde las papeletas de voto a los colegios electorales, y continu� con un
reparto descoordinado y fuera de tiempo.
En la provincia de Kwanza Norte, donde el MPLA gan� el 94.73 % de los votos,
todos los 156.666 votantes acudieron a votar. Como el registro tuvo lugar dos
a�o antes, esto hubiera significado, como se�al� un comentarista nacional, que
no ha muerto ni un solo ciudadano, ni nadie estaba en el hospital, ni de viaje o
se tuvo que quedar en casa por cualquier otra circunstancia inesperada el d�a de
las votaciones. Cada uno de todos ellos acudi� a votar.
Por lo que respecta a Lunda Norte, su comisi�n provincial electoral comunic�
oficialmente a la Comisi�n Nacional Electoral que un total de 311.684 votantes
emitieron su voto, de una cifra inicial de 340.330 registrados. Pero los
resultados finales publicados por el organismo nacional bajaron ese n�mero a
290.889, lo que significa que la participaci�n baj� del 92 al 85 % del total de
votantes registrados. Todas las dem�s cifras relevantes revelan disparates
similares. En esta provincia, las irregularidades se sucedieron hasta alcanzar
el control directo por parte de las administraciones municipales y comunales del
proceso electoral, incluyendo el recuento de los votos, como fue el caso de la
municipalidad de Kapenda Kamulemba, seg�n los infirmes que he obtenido. En un
caso ilustrativo, el administrador comunal de Xinge ampli� las votaciones hasta
el d�a siguiente, mientras que �l mismo estaba de agente electoral, dirigiendo a
la gente de manera expl�cita para que votasen s�lo al MPLA. [5]
En la provincia de Lunda Sul, el partido del gobierno procedi� a la distribuci�n
anticipada de las papeletas de voto a las autoridades tradicionales para
asegurarse de que sus comunidades votaban de antemano por el MPLA, como se les
hab�a ordenado. Debido a un aparente exceso de celo, algunos de los jefes
abiertamente llevaron el lote de votos al MPLA a los colegios electorales. En
uno de ellos, cuyo c�digo era el 17.01.099, en la capital de Lunda Sul, Saurimo,
donde la oposici�n ten�a una fuerte representaci�n, los oficiales electorales
detuvieron bajo custodia al jefe (soba) Abel Martins, que hab�a ido a repartir
el mont�n de votos con el MPLA ya marcado, que hab�a recibido de los operativos
del partido. Sin embargo, no figura registrada ninguna informaci�n sobre un
juicio al jefe.
Con el paso del tiempo, se va conociendo m�s informaci�n referente a situaciones
similares por todo el pa�s. No quisiera entrar en especulaciones del tipo de qu�
hubiera pasado si el proceso hubiera sido m�s transparente. Lo que quiero decir
es, desde el principio, el MPLA no se hab�a preocupado oficialmente de la
preparaci�n de las elecciones. Por ejemplo, s�lo estableci� el tribunal
constitucional para supervisar la estructura legal de las elecciones y examinar
la participaci�n de los partidos pol�ticos el 26 de junio de 2008. Este tribunal
anunci� el 27 de julio qu� partidos cumpl�an los requisitos legales para
presentarse a las elecciones, menos de una semana antes del comienzo oficial de
la campa�a electoral, que dur� un mes. La principal consecuencia es que todos
los partidos de la oposici�n s�lo pod�an recibir fondos para la campa�a
electoral, d�as despu�s de que la campa�a hubiera empezado. Por ley, los
partidos est�n financiados por el estado, y el art�culo 95 de la ley electoral
(ley 6/05) [6] dice que los fondos del estado deben ponerse a disposici�n de los
partidos pol�ticos 90 d�as antes del d�a de las elecciones.
No obstante, el MPLA ha podido mostrar su habilidad asignando representaci�n
simb�lica en las zonas m�s olvidadas del pa�s, especialmente las provincias
ricas en petr�leo y diamantes. En la mayor�a de las provincias, el MPLA reclama
una victoria con el 100 % de los votos. El sistema electoral determina que cada
una de las 18 provincias elige, a trav�s de las listas de partidos, a cinco
miembros del parlamento, y en estas elecciones s�lo cinco provincias tendr�n
tambi�n a miembros de la oposici�n represent�ndoles en el parlamento, son las
siguientes:
En el
rico en petr�leo enclave de m�s al norte, Cabinda, donde un fragmentado, y ahora
m�s que nada simb�lico, movimiento de guerrilla secesionista y la poblaci�n
local se disputan su gobierno, el MPLA ha concedido un esca�o a la UNITA.
Asimismo,
en la rica en petr�leo provincia norte�a de Zaire, donde nadie se ha ocupado de
la paradoja de abundancia de petr�leo y extrema pobreza, el MPLA renunci� a un
esca�o para d�rselo al hijo del difunto l�der del FNLA, Holden Roberto, nacido
en la provincia, donde dirigi� a los seguidores m�s leales.
En la
meseta central, la provincia de Bi�, lugar de nacimiento de Savimbi y del actual
presidente de UNITA, Isa�as Samakuva, el MPLA cedi� un esca�o. En 1992, UNITA
gan� los cinco esca�os que corresponden a esta provincia.
En la
provincial rica en diamantes de Lunda Sul, el MPLA reclama tres esca�os y deja
que el Partido para la Renovaci�n Social ocupe los otros dos. De aqu�i es de
donde provienen los m�ximos l�deres de este partido de la oposici�n, y donde
aseguran tener un apoyo m�s directo de las bases.
En
otra provincia rica en diamantes, Lunda Norte, el MPLA concedi� un esca�o al
Partido para la Renovaci�n Social.
La formaci�n de la Asamblea Nacional tambi�n ha estado compuesta por una
estrategia agresiva de cimentaci�n de un r�gimen personalizado del pa�s. Tambi�n
garantiz� esca�os para el actual presidente, Jos� Eduardo dos Santos, su mujer y
la primera dama, Ana Paula dos Santos, y para su hija, Welwitchia dos Santos.
Ahora, en otra muestra de tergiversaci�n del poder, el presidente Dos Santos,
que lleva en el cargo desde 1975, y nunca ha sido elegido democr�ticamente, hizo
un anuncio el 28 de noviembre de 2008 sobre por qu� no deb�an haber prisa para
fijar una fecha para las elecciones presidenciales [7], previstas para el a�o
que viene.
"� hoy tenemos dos corrientes de opini�n, en nuestra sociedad, sobre c�mo
deber�a elegirse al presidente. Est�n aquellos que defienden que el presidente
debe ser elegido por el Parlamento, y otros que piensan que el presidente de la
rep�blica debe ser elegido directamente por los ciudadanos. La constituci�n
definir� el mejor camino a seguir y, de este modo, estaremos en condiciones de
fijar la fecha para las elecciones [presidenciales]". [8]
Por coincidencia, la propuesta de que el presidente sea elegido por la Asamblea
Nacional viene de la coalici�n Nueva Democracia, que salida de la nada, ha
obtenido dos esca�os a nivel nacional en las elecciones legislativas.
Supuestamente, esta es la otra corriente a la que se refiere el presidente en su
discurso.
Ahora respondo, a modo de conclusi�n, a las dos preguntas que plante� al inicio.
El MPLA ha demostrado m�s arrogancia que nunca abusando del poder y subvirtiendo
el estado de derecho. Con un monopolio absoluto de la econom�a, de los sectores
privado y p�blico, as� como de los medios de comunicaci�n de alcance nacional,
concentrados en sus manos, las elecciones, en la pr�ctica, han sido una se�al de
una completa falta de voluntad pol�tica para democratizar la sociedad de manera
efectiva.
Despu�s de 16 a�os con el mismo Parlamento, las revisiones peri�dicas del cuerpo
legislativo son por tanto de la mayor importancia, como lo es una revisi�n del
poder absoluto legitimado del MPLA, ya que permitir�a a los partidos de la
oposici�n ofrecer un reto efectivo al partido en el poder y as� evitar ser
meramente decorativos. Para los pr�ximos cuatro a�os, la gente puede tambi�n
desarrollar un sentido m�s cr�tico y hacer responsable al MPLA por sus promesas
de millones de puestos de trabajo, millones de viviendas y de mandar a los
estudiantes angole�os a las mejores universidades del mundo. El Banco Mundial
clasifica a Angola como uno de los pa�ses con m�s desigualdades del mundo y
eval�a la necesidad de asegurar un amplio reparto de la riqueza proporcionada
por el petr�leo y la reducci�n de la pobreza y la desigualdad como el "�nico y
m�s grande de los retos" del pa�s. C�mo lograr este objetivo sin una
transformaci�n pol�tica es en s� el primero de los retos y uno para los que el
Banco Mundial no ofrece sus consejos.
Uno de los m�s destacados humoristas gr�ficos de Angola, el extremadamente
ingenioso Lito Silva, recientemente public� una vi�eta en el "Semanario
Angolense", en el que un votante mira en vano al cielo con su dedo �ndice
tintado apuntando hacia arriba de manera prominente. [9] Por detr�s de �l, dos
ni�os lo miran con pena y el chico dice a la chica que ese hombre, desde que
vot�, "se ha quedado ah� de pi�, todos los d�as, esperando a que la democracia
caiga del cielo".
Creo que este chiste ejemplifica c�mo los angole�os estamos resignados a un
proceso pol�tico surrealista en nombre de la paz y la estabilidad, as� como a la
falta de un liderazgo alternativo. Para que ocurran cambios har� falta que los
individuos de mayor coraje y preparaci�n pol�tica propongan una nueva visi�n al
pa�s, y que sean capaces de unir a la gente para lograr un objetivo com�n y
romper las barreras del miedo, el clientelismo y la dependencia del partidismo.
El principal reto es proponer a los angole�os caminos para progresar de ser
meros votantes a ser ciudadanos hechos y derechos en su propio pa�s.
En lo que se refiere a �frica, estas elecciones ofrecen una lecci�n pr�ctica al
continente. La violencia no es la soluci�n para traer la democracia, ya que s�lo
causa m�s sufrimiento para los oprimidos, mientras que las facciones opuestas se
limitan a hacer acuerdos para repartirse el bot�n del estado, seg�n la fortaleza
de su poder.
Rafael Marques de Morais, un angole�o, es periodista. Actualmente estudia un
m�ster de ciencias en Estudios Africanos, en la Universidad de Oxford.
Traducido por Rosa Moro, de Fundaci�n Sur.