Medio Oriente - Asia - Africa
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Israel, al margen de todas las leyes
Mónica G. Prieto
BEIRUT .- Los ataques contra objetivos civiles en Gaza han llevado a muchos
grupos de Derechos Humanos y a expertos en Ley Internacional Humanitaria a
denunciar las violaciones de las leyes de guerra en las que podrá estar
incurriendo Israel.
La voz más autorizada es la del relator de Naciones Unidas para los territorios
palestinos, el académico judío norteamericano Richard Falk, quien el miércoles
acusó a Israel de cometer crímenes contra la Humanidad en la franja
mediterránea. No es el único en valorar la ofensiva en esos términos. Para los
expertos, acciones como la matanza del lunes en una escuela de la UNRWA o el
bombardeo de la casa de Nizar Rayan, un alto cargo de Hamas, en el que perdieron
la vida sus cuatro esposas y sus 11 hijos de entre 1 y 12 años, constituyen
crímenes de guerra.
Eso obligará a todos los Estados que han ratificado convenios como las
Convenciones de Ginebra o el Estatuto de Roma a investigar los supuestos delitos
y, si se prueba que se han cometido, perseguir a sus culpables, algo que aún no
ha sucedido, en el caso de Israel, en ningún lugar del mundo.
En los últimos años y gracias al trabajo del Centro Palestino para los Derechos
Humanos (CPDH), se han presentado querellas en España, Gran Bretaña, Nueva
Zelanda, Holanda y Suiza contra presuntos criminales de guerra israelíes, entre
ellos ex ministros de Defensa y altos cargos del Ejército.
Para el CPDH, se trata de una estrategia a largo plazo destinada a juzgar a los
responsables de las violaciones de la Ley Internacional Humanitaria en los
territorios palestinos y acabar con la impunidad israelí. El objetivo es obtener
órdenes de captura internacionales que permita arrestar a los inculpados fuera
de su país, siempre que los tribunales israelíes no castiguen los hechos.
En el caso de la actual ofensiva, es pronto para redactar denuncias. Dada la
cantidad de indicios de que se están cometiendo crímenes de guerra, es necesario
cesar las hostilidades para lanzar una investigación de cada episodio, explica
Daniel Machover, abogado del bufete londinense de Hickman and Rose.
Hickman and Rose promovió en 2005 una denuncia contra el general retirado
israelí Doron Almog. Almog era el responsable militar del sur de Israel en 2002,
cuando orden la destrucción de 59 viviendas palestinas en Rafah, al sur de Gaza,
en represalia por la muerte de un soldado. Además las pruebas le incriminan en
los asesinatos de al menos dos civiles, entre ellos una mujer embarazada de
nueve meses, y en el ataque que mató al líder de Hamas Salah Shehadeh y otras 14
personas, entre ellas su mujer, su hija y numerosos niños.
Sucedió en 2002, cuando Israel lanzó una bomba de una tonelada sobre su casa,
situada en el barrio residencial Al Daraj de Jabalia. El proyectil demolió ocho
casas y mató a siete miembros de una familia, además de causar heridas a 150
personas. Una ONG israelí denunció el caso ante los tribunales, que no se han
pronunciado al respecto. Pero en Londres sí hubo una reacción.
A petición de los abogados de Hickman and Rose, un juez dictó una orden de
detención contra Almog, que se disponía a visitar Gran Bretaña. El 10 de
septiembre de 2005, la policía se preparó para el arresto en el aeropuerto, pero
según la prensa israelí, Tel Aviv le avisó del riesgo de ser detenido mediante
la radio del avión. Almog nunca salió del aparato de El Al, la compañía aérea
israelí, que dos horas después le condujo a Tel Aviv.
Presuntos criminales de guerra israelíes
una niña palestina llora durante el funeral de un familiar. (Foto: AP)
En la lista de presuntos criminales de guerra israelíes figuran otros muchos
altos cargos, y la única querella presentada en España recoge varios de ellos:
Dan Halutz, ex jefe del Estado Mayor, el ex ministro de Defensa Benjamin Ben
Eliezer, Michel Herzog, ex secretario militar del ministro de Defensa, Moshe
Yaalon, ex jefe del Estado Mayor entre 2002 y 2005 o Avraham Ditcher, ex
director del Servicio General de Seguridad israelí.
Los nombres figuran en la querella por crímenes de guerra presentada el 24 de
junio por los abogados Gonzalo Boye, Antonio Segura, Ral Mallo y Juan Moreno por
encargo de seis palestinos. "Mientras no avance la investigación, la querella se
ha dirigido contra quienes tenemos pruebas rotundas de su implicación en las
matanzas, pero no descartamos que si el procedimiento sigue adelante, se deba
imputar a otras personas: los militares no son autónomos en Israel y, por tanto,
existen responsables políticos de dichos actos", afirma Boye.
La denuncia fue tramitada por el Juzgado de Instrucción n.º 4 de la Audiencia
Nacional, dirigido por el juez Fernando García Andreu, quien decidió, antes de
admitirla, reclamar a Israel información sobre si los hechos ya han sido
juzgados. Después de cinco meses Israel sigue guardando silencio. "Pensamos que
la respuesta que estamos esperando no es otra que los bombardeos", se lamenta
Boye, quien atisba detrás de esta demora una intencionalidad política. "Creemos
que, de momento, están primando, al menos por parte de la Fiscalía, criterios
más bien políticos que jurídicos, porque sólo cuando se ha presentado una
querella contra Israel se requiere el cumplimiento de tal requisito".
No todos los países firmantes de las leyes internacionales han incorporado éstas
en sus legislaciones nacionales -como sí ha hecho España- complicando la
presentación de querellas. Es el caso de Gran Bretaña, que hace varios años
tramitó una denuncia contra el entonces ministro de Defensa israel Shaul Mofaz
por crímenes de guerra.
La presión de Tel Aviv logró que se cerrara el proceso legal. También ocurrió en
Holanda, donde fue inculpado por torturas Ami Ayalon, quien fuera director del
Shin Bet (la Inteligencia nacional israelí). Y en Nueva Zelanda, donde Moshe
Yaalon logró evitar una orden de detención en noviembre de 2006. Pero los
abogados especializados en Derechos Humanos prometen seguir trabajando duro, y
CPDH anuncia que va a insistir hasta acabar con la impunidad.
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/01/09/internacional/1231486357.html