Latinoamérica
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Con algo de vergüenza en una izquierda
Pablo Varas
El Ciudadano
Hay miles de chilenos que esperan que la izquierda chilena avance, que logre
victorias, que enamore a los desesperanzados, que sea capaz de conseguir que las
justas demandas sean aceptadas, y que acumule fuerzas para llegar a La Moneda.
De eso se trata, para eso se trabaja siempre.
Es la izquierda la que ha sostenido, que el sistema educacional debe ser
cambiado, que debe responder a las necesidades del estudiantado y de los
maestros, pero especialmente a la realidad del país que somos, y que a pesar de
todo, se necesita proyectar para hacerlo más justo, solidario y democrático. Un
país con el actual modelo educativo, está destinado a generar pobreza, mano de
obra barata e ignorante, de la que se nutre el sistema neoliberal, sustentado
por la Concertación.
Los gobiernos de la Concertación llevan más años que la dictadura de las Fuerzas
Armadas, y el país en nada ha cambiado. Sigue la Constitución de 1980 con unos
cuantos retoques, el sistema binominal se mantiene, se continúa regalando el
dinero de la venta del cobre a los militares. Las Fuerzas Armadas tienen más
terrenos, que los hospitales y policlínicos que hay en el país. Durante años,
algunos procesos por delitos de lesa humanidad esperan la llegada del olvido,
para consumar la impunidad que pactaron entre ellos. Para no hacer la
transición, luego de que los militares dejaran la administración del gobierno
para hacerla desde sus cuarteles.
En este cuadro de malos gobiernos que ha tenido Chile, era casi seguro que la
izquierda tenía las mejores condiciones para avanzar en sus posiciones. Es la
izquierda la que manifiesta que la crisis mundial se debe al robo y a la mayor
especulación de los defensores de un sistema inhumano y decadente, que pone al
mercado por sobre la vida de los hombres. Dicho sistema deja al Estado en un
lugar escondido, dando voces de que la oferta y la demanda se regulan de manera
automática. La Concertación está llena de apóstoles y defensores del modelo. Es
muy natural…, eso es la Concertación, un apéndice de los dictados del Banco
Mundial y del FMI.
La izquierda está en condiciones de desnudar las miserias de los que nos
gobiernan, de colocar en las mesas y en las calles, en los sindicatos, en los
colegios, en las universidades, y en todos los debates, que hay una real
posibilidad de iniciar la construcción de un proceso que no tenga excluidos, que
sea equilibrado y humanamente aceptable, donde los derechos fundamentales sean
respetados.
Un chileno con educación deficiente, es grave, un chileno excluido es grave, un
mapuche golpeado y encarcelado es grave, un torturado es grave. Ese es el Chile
que administra la Concertación. Este el país que la izquierda aspira a cambiar.
Pero nada de esto al parecer será posible. Las aspiraciones personales, las
justas aspiraciones políticas de los partidos, postergan las justas "demandas
populares", así se les llamaba a las reivindicaciones del pueblo hace algunos
años.
Bajo la consiga de romper la exclusión política, el Partido Comunista llega para
salvar a la Concertación. Sabemos que en nada cambiará la actual composición de
un nuevo Parlamento. El ingreso de algunos diputados comunistas, no harán
posible el llamado a una Asamblea Constituyente, puede que lo digan, pero de
allí a que se convoque no será en el futuro cercano. El ingreso de algunos
diputados no significa que se inicie el proceso de transición política, porque
la herencia de la dictadura se mantiene incólume y fuertemente avalada y
sostenida. Asombroso es que algunos Ministros de la Concertación digan ahora que
el sistema binominal no da para más, pero les dio durante muchos periodos, y en
esos tiempos no decían absolutamente nada.
Digamos que es extraño llevar listas conjuntas con el bloque en el gobierno,
Concertación-Partido Comunista-Izquierda Cristiana, y apoyar al candidato de la
izquierda Jorge Arrate en una primera vuelta electoral, para en una eventual
segunda vuelta llamar a votar por el candidato de la Concertación, que puede ser
Frei o Enríquez-Ominami. Este cuadro es una muestra de una miseria política
inaceptable y vergonzosa. El recorrido electoral refleja una serie de fracasos
evidentes. Primero fue un cura, luego un economista, después su Secretaria
General, y por último un pequeño empresario. El Juntos Podemos, no es más que un
aparato electoral del partido mayoritario, es decir, el Partido Comunista.
Los partidos políticos pueden indudablemente hacer los pactos que crean
convenientes, pero no se les concede en derecho de usar a los votantes para sus
fines particulares. Pueden hacer uso de su militancia como lo han hecho siempre.
Sin lugar a dudas el Partido Comunista suma los votos de todos los izquierdistas
que han sufragado por ellos, pero no es correcto hacerlo ni decirlo.
Hay una izquierda que apuesta por llevar candidatos a parlamentarios propios,
para acumular fuerza propia, para fortalecerse en las bases, sindicatos,
poblaciones y organizaciones sociales, porque sea quien sea el que gane en
diciembre, seguirá existiendo un Chile de pobres. El futuro no es una utopía, es
un trabajo constante. La pobreza no es un regalo a plazo indeterminado.
Estamos presenciando las muestras más evidentes de las ambiciones personales y
partidarias. No es un paso hacia atrás para poder avanzar dos, estamos viendo el
sentarse a esperar la máquina de los tiempos. Estamos ante la llegada de la
mayor amnesia de todas las épocas. Y puede que una parte de la izquierda lo
considere justo para que su partido sobreviva, pero el pueblo ha sobrevivido
siempre, incluso a la Primavera de Praga, incluso al llamado para no apoyar a
Guevara en Bolivia.
La izquierda chilena, la nueva generación de no inscritos, los votos nulos, la
voluntad que se pasea en las calles para levantar sus justas banderas, son
serias y sabrán comprender el momento en que algunos pretenden convertirlos, en
elementos para beneficios partidarios.
La superación de la pobreza y la necesidad de un nuevo Chile, no es patrimonio
de la izquierda comunista, ni de algunos pocos. Es la que espera la hora en que
volverá a reconstruirse nueva, fuerte y vigorosa; la izquierda que sostiene al
socialismo como un modelo vigente y posible, y esa hora llegará. Los resultados
de diciembre darán paso a una nueva izquierda, que superará a la vieja y
dogmática, condenada a desaparecer o a vivir, entre la estructuras que dejaron
las Fuerzas Armadas.
Se iniciará el próximo periodo presidencial, y sea el resultado que sea, irá con
pliegos de peticiones, con la continuación de ese sumar fuerzas, para hacer
avanzar la historia. Cualquiera otra lectura es pie de imprenta o de foto.
En los cuarteles militares no se mueve ninguna hoja.