Latinoamérica
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Perú: El lobo con piel de oveja
Carlos Angulo Rivas
En nuestro país ya nada puede sorprendernos. Finalmente la casta política
gobernante encabezada por Alan García, jefe supremo de una frondosa mafia de
intereses, retrocede por temor a las movilizaciones populares y la exigencia de
la vacancia presidencial luego del etnocidio-genocidio de Bagua.
Alan García un individuo de mil caretas, actor cínico cuando pone cara de
seriedad, trágico cuando le salen los exabruptos de su prepotencia y cómico
cuando baila con cara de diablo "la vida es un carnaval" salió a la TV a pedir
calma y reconciliación nacional. Contrito y arrepentido reconoce errores y
exageraciones, contrito y arrepentido reconoce no haber consultado a los nativos
antes de legislar contra ellos, pero no nos dice que sin legislación alguna,
excepto su teoría del perro del hortelano, ya ha entregado y comprometido 63
millones hectáreas en la amazonía con las empresas transnacionales.
Indudablemente, todos estos contratos firmados por el gobierno a estas alturas
son nulos "ipso-jure" aunque se continúe explotando los recursos naturales
comprometidos en la ilegalidad.
La intransigencia del gobierno hasta llegar al etnocidio-genocidio de Bagua no
era inocencia ni soberbia, ni capricho ni terquedad, sólo defensa de intereses
crematísticos antinacionales e inconstitucionales. Grandes negocios para decirlo
en concreto. Sin embargo, con el cinismo de su nueva cara de arrepentido, Alan
García insiste en que los decretos legislativos no fueron entendidos ni
comprendidos porque los "agitadores" engañaron a todos, claro menos a él, el
único convencido de una legislación protectora de la selva y sus recursos
naturales. Contra sus costumbres de agitador de plazuela, papelito en mano para
no salir con una de las suyas, Alan García leyó que "agitadores y politiqueros"
convencieron a los nativos de que dicho decreto los afectaría y que "enemigos y
políticos de otros países competidores del Perú" se aprovecharon de las muertes
de policías y nativos para destruir la imagen de nuestra patria." Observamos el
colmo de las mentiras, porque hace dos días apenas el mismo García Pérez dijo
que los diálogos con el gobierno estaban agotados después de nueve meses de
espera y además por la obstinación de Alberto Pizango, a quien acusó de
terrorista sin ton ni son. La cuestión de fondo es ¿cómo los negociadores del
gobierno, asesores, antropólogos y especialistas, no pudieron convencer a los
nativos de esta legislación "protectora" de sus intereses y del país? ¿Y cómo
ahora los podrán convencer a ellos y a la nación entera en aras de la
reconciliación nacional, cuando los ilegales contratos operativos con las
empresas transnacionales siguen sin ser tocados? Un mínimo de coherencia no se
observa en el accionar de un gobierno derrotado en el baño de sangre de Bagua.
Lo que sí está claro, es que Alan García y el títere Yehude Simon han esperado
el visto bueno de Washington para convertirse en buenos, no violentos y
comprensivos. En política no hay casualidades. Y no es una casualidad, por
supuesto, que el embajador de Estados Unidos en Lima, Michael Mc Kinley, se haya
adelantado, dos horas, al mensaje de arrepentimiento de García Pérez, dando el
visto bueno a la derogación de los decretos legislativos 1090 y 1064 referidos a
la ley forestal. El embajador norteamericano dijo comprender la situación que
vive el Perú y la necesidad de derogar esa legislación. Agregó, además, que
apoyará un nuevo marco legal para proteger el medio ambiente en el marco del TLC
con su país. "Apoyamos los derechos de las comunidades a ser respetadas, son
metas que todos compartimos, es algo que se va a decidir entre el pueblo y el
gobierno peruano y deseamos que lleguen a un resultado bueno." Bueno y ¿quién le
dijo a este señor que puede intervenir abiertamente en un asunto concerniente
sólo a los peruanos? ¿No está tipificada la injerencia en este caso? ¿por qué se
calla la boca la prensa empresarial y la TV? ¿Actuarían de la misma forma los
periodistas si estas declaraciones fueran de los presidentes Evo Morales, Rafael
Correa o Hugo Chávez.?
El reconocimiento a las "fallas y excesos" por parte de García Pérez es un
saludo a la bandera para liberarse del acoso a su gobierno y su próxima caída en
virtud del enjuiciamiento que lo espera, por genocidio, en las cortes nacionales
e internacionales. El lobo disfrazado de oveja no le queda. El respaldo a la
decisión del primer ministro, el pelele, Yehude Simon, de proponer la derogación
de la legislación ilegal y de comenzar un nuevo diálogo a favor del desarrollo
de la selva suena hueco como huecas son las palabras cuando lee lo que le han
escrito y no sale a flor su verdadera personalidad bipolar y sus verdaderos
pensamientos del perro del hortelano. "Es mejor una rectificación valerosa que
una torpe obstinación por ver quién gana. Sé que el Parlamento así lo
comprenderá y yo se lo pido públicamente" señala el Alan García arrepentido. Por
favor, aquí no hay quién gana y quién pierde porque Usted ya ganó y con creces
en los contratos ilegales que no serán tocados en el "nuevo diálogo" con los
nativos, a
saber, con empresas españolas, norteamericanas, coreanas, chilenas, etc. donde
63 millones de hectáreas en la selva están comprometidas. No nos hemos olvidado
del escándalo de los petro-audios donde Usted estaba con las manos en la masa.
Tenemos, por ejemplo, para refrescarle la memoria, a las empresas petroleras que
están operando activamente en la amazonía a través de las negociaciones directas
de Petro Perú, las transnacionales: Pluspetrol Norte, Korea National Oil
Corporation, Daewoo Internacional, SK Corporation, Maple producction, Burlington
- Conocophillips, Repsol, Petrobras, Barret, Hunt Oil Company, Occidental,
Petrolífera, Sapet, Pan Andean, CCP, Hocol, Amerada Hess, Cepsa y Talismán; todo
esto sin contar los proyectos del etanol y la extracción maderera. ¿Puede creer
alguien en el retroceso de Alan García, el mismo de los genocidios del pasado
diciendo para las tribunas "o se van ellos o me voy yo" encima de cientos de
cadáveres?
Carlos Angulo Rivas es poeta y escritor peruano residente en Canadá.