Argentina, la
lucha continua....
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El neoliberalismo y el sistema financiero
José Cademártori
Rebelión
Alan Greenspan, el muy ponderado economista norteamericano, recientemente
retirado después de una larga estadía al mando de la Reserva Federal, acaba de
comparecer ante una Comisión de la Cámara de Representantes. Allí tuvo que
admitir sus responsabilidades en las causas de la crisis financiera que ha
golpeado al mundo entero. Y llegó a reconocer que su visión de mundo, su
ideología había sido la incorrecta.
El texto que a continuación se cita, forma parte de una ponencia presentada por
el autor a la Conferencia "Economía Mundial, Neoliberalismo y Alternativas",
realizada en Caracas el 10 de Abril de 2003. En el Panel compartido con el
filósofo húngaro-británico Ivan Metszaros y el sociólogo belga Francois Houtart,
dijimos lo siguiente:
"El neoliberalismo convirtió al sistema financiero de nuestros países en
una gigantesca fuente de poder y enriquecimiento de unos pocos, en base al
monopolio del comercio del dinero, a la discriminación entre los usuarios del
crédito y al aprovechamiento de los ahorros de los trabajadores, de los pequeños
y medianos productores. El relajamiento de las normas de control que exigen los
especuladores y otros agentes financieros equivale a dar carta blanca a
intereses usurarios, al cobro de comisiones abusivas, al empleo de recursos
ajenos para sus propios negocios, para el lavado de dinero del narcotráfico y
otras operaciones al margen de la ley. Por falta de control en todos nuestros
países tenemos continuos casos de bancarrotas de bancos y otras entidades
financieras por fraude a la fe pública, en los que dineros públicos se emplean
para salvar a sus dueños, sin que se castiguen a sus culpables, ni se indemnicen
a sus víctimas. El libre mercado de capitales genera constantemente crisis de
divisas, devaluaciones erráticas de la moneda, fuga de capitales al exterior,
pérdida de las reservas de la nación, dependencia del endeudamiento foráneo,
crisis de liquidez y rebrotes inflacionarios. La llamada autonomía del Banco
Central y la supuesta excelencia técnica de sus directores esconde su
sometimiento ideológico a las conveniencias del capital financiero".
Este juicio sobre el sistema financiero neoliberal reflejaba en términos
generales hechos comprobados en las numerosas crisis financieras globales de los
últimos treinta años. Así, nosotros en Chile, a raíz de la llamada Crisis de la
Deuda en los años de 1981 a 1986, sufrimos las duras consecuencias de los
errores cometidos por la dictadura militar y sus asesores económicos, los
Chicago Boys. Más tarde, entre los años 1997 y 2001, pero, esta vez durante los
gobiernos de la Concertación, soportamos el mismo enfoque fallido para encarar
la Crisis Asiática, lo que agravó su impacto externo. En estos últimos dos
decenios han sido muchos los países afectados por estas catástrofes económicas,
entre ellos México, Venezuela, Argentina, Uruguay, Rusia, Turquía, Estados
Unidos y varias naciones europeas. En todos estos casos hubo bancarrotas
bancarias y los gobiernos hicieron pagar a los contribuyentes los costos del
salvataje a los banqueros culpables.
En el mismo texto citado se presentaba la alternativa al modelo neoliberal del
sistema financiero:
"Las reformas financieras son indispensables para colocar al sistema, al
servicio de la producción y de la economía nacional. El estado debe tener el
control de las transacciones financieras internacionales para garantizar la
reserva de divisas de la nación y evitar la fuga de capitales, que tarde o
temprano es utilizada por los golpistas para desestabilizar la economía y el
gobierno. Hay necesidad de democratizar y extender el crédito a los pequeños
empresarios, a la microempresa, a la mujer, a los campesinos y artesanos y
negarlo para propósitos especulativos, para constituir monopolios o para
maniobras políticas. El dinero y el crédito es asunto de soberanía y de servicio
público antes que negocio privado. Su misión debe preservar los equilibrios
macroeconómicos, apoyar la inversión pública, la creación de empleos y
contribuir a los fines del crecimiento y la equidad."
El derrumbe económico que está en pleno desarrollo en todo el mundo coloca a
estas reformas a la orden del día. Además de otras que atañen al ámbito mundial.
La incertidumbre sobre su profundidad y extensión que, desde ya la califica como
la peor que ha vivido la economía mundial desde los años treinta del siglo
pasado, las hace más urgentes y está llamando a soluciones más radicales y
drásticas, entre las cuales está la misma nacionalización de todo el sistema
bancario y crediticio.