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Latinoamérica

Moros y cristianos van a la caza del voto de las clases medias

Adalid Cabrera Lemuz
La Epoca

A poco más de un mes y medio que los bolivianos concurran a las urnas para elegir a sus próximos Presidente y Vicepresidente y a los miembros de una inédita Asamblea Legislativa Plurinacional, los ocho frentes políticos que se inscribieron para la justa se han colocado en el punto de largada de sus respectivas campañas proselitistas y buscan vetas electorales que sustenten sus aspiraciones.

Desde que se definieron las posiciones y se rayó la cancha, estas agrupaciones han iniciado la búsqueda de vetas electorales que les permitan aspirar a más en el escenario político o, simplemente, optar por su sobrevivencia.

Los partidos y candidatos que están inscritos son variopintos en busca de acomodarse a un nuevo escenario político que definitivamente lo ha marcado el Movimiento al Socialismo (MAS) y el presidente Evo Morales tras su contundente triunfo de diciembre de 2005 en las elecciones generales en las que el pueblo votó por primera vez en toda la historia política del país para que un dirigente indígena asuma la Presidencia de Bolivia.

Desde que Evo Morales Ayma, el máximo dirigente de los productores de hojas de coca del Trópico de Cochabamba, fue ungido con la banda Presidencial en enero de 2006 mucha agua ha pasado bajo el río e innúmeras y fracasadas conspiraciones se han desatado para derrocarlo.

El proceso de cambio, que se inició con el impulso a una Asamblea Constituyente con la misión de reestructurar institucionalmente un país con una nueva Carta Magna que sea el pilar de una denominada revolución democrática y cultural, ha provocado remezones en la vida política de un país que ha vivido por centurias sometido al coloniaje, a las dictaduras militares y los propios gobiernos democráticos neoliberales que llegaron al poder para aprovechar al máximo en su propio beneficio sin pensar en los sectores mayoritarios.

En busca del cambio

Por ello Morales ha representado desde entonces un cambio de forma y de estilo de gobierno, no solamente del personaje que entra al Palacio de Gobierno para hacer la posta a uno similar.

Desde que ganó las elecciones, Morales ha llevado adelante una lucha sin cuartel para impulsar sus medidas y la aprobación de una nueva Constitución Política que responda al verdadero rostro de Bolivia.

Ello le ha valido batallas políticas en diversos escenarios, entre ellos en el Parlamento con un Senado controlado por el neoliberal Poder Democrático y Social (PODEMOS) del ex presidente Jorge Quiroga Ramírez, y otros partidos menores.

Los asesores gubernamentales finalmente identificaron que la madre del cordero que impedía el avance del proceso de cambio era gobernar con poderes legislativo y judicial que no le eran afines y reacios a las nuevas estructuras.

La solución fue promover una renovación institucional que solamente podía darse con nuevas elecciones generales en las que el pueblo vote por el cambio o por el statu quo.

Morales definió renunciar a su mandato de cinco años que recién iba a cumplirse en enero de 2011, para postularse a una reelección. De ganar el actual Presidente permanecerá al mando de la administración hasta enero de 2015.

Por supuesto que no fue fácil lograr que parte del Congreso viabilice primero una nueva Carta Magna y posteriormente acceda a nuevos comicios, debido a su temor de quedar borrados del escenario político por muchos años si no es para siempre.

La carrera empezó en abril

En ese marco es que después del 14 de abril de 2009, los políticos de diversas tendencias comenzaron a estructurarse en busca del poder.

Todos los frentes analizaron posibilidades, barajaron candidatos y elaboraron algunas propuestas de gobierno para ingresar a la arena electoral.

En opinión del analista político Jorge Lazarte, la actual realidad no es la misma de 2005 porque Evo Morales ya está prácticamente cuatro años en el poder en los que ha crecido su número de amigos, pero también de rivales, en especial de aquellos que se vieron afectados por las medidas gubernamentales, llámense la oligarquía empresarial asentada en la denominada región de la Media Luna, latifundistas reacios a someterse a la Ley de Tierras y sectores políticos minoritarios que fracasaron en sus propósitos de ingresar al poder usando todas las armas a su alcance a fin de proseguir con su política de recaudación de fondos para su propio peculio.

Según el diputado del Movimiento al Socialismo (MAS), Jorge Silva, se equivocan aquellos que creen la batalla del cambio está totalmente ganada, resta aún mucho por hacer para conformar una nación plurinacional que cumpla con los mandatos de la Carta Magna.

Para Silva, la realización de elecciones generales en diciembre próximo y de alcaldes y prefectos en abril de 2010 será fundamental para que Bolivia se coloque el traje que le corresponde para no vivir bajo el dominio de imperialismos industriales o de virreyes locales que usufructuaron del poder a discreción por decenas de años.

El MAS y la clase media

De esa manera los partidos de Gobierno y los de oposición comenzaron a delinear sus estrategias electorales, primero con la conformación de binomios.

El MAS y el Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) ratificó el binomio de Evo Morales Ayma y Alvaro García Linera con el que encara el proceso de reelección con encuestas nacionales y extranjeras que les son ampliamente favorables.

Al parecer, la oposición, conocedora de esas tendencias ha optado por conformar tres o cuatro frentes contestatarios en el afán, no tanto de derrotar al binomio Morales-García Linera, sino conseguir su boleto de ingreso a la Asamblea Legislativa plurinacional para reeditar lo hecho en el actual período con el establecimiento de estancos legislativos destinados a obstaculizar las acciones del Gobierno.

La pegunta es, ¿Qué es lo que piensan hacer los partidos políticos para lograr sus objetivos? La respuesta es casi única: Buscar nuevas vetas electorales, en especial seducir a la clase media que ha mirado virtualmente de palco todo lo sucedido en Bolivia desde enero de 2006.

Por ejemplo, el MAS ha confesado que en esta batalla electoral que se avecina, la estrategia de campaña debe apuntar como uno de sus primeros objetivos al electorado urbano de clase media, que representa un importante porcentaje de votos en el país, de un padrón estimado inicialmente en 3,5 millones de electores, pero que podrían subir a unos cuatro millones con el registro biométrico.

El propio Evo Morales ha reconocido que "este momento político no solamente es para los sindicalistas del campo sino para todos los sectores, que como nunca nos hemos juntado con personalidades y profesionales (...)".

El mandatario expresó su convencimiento de que el MAS "tiene garantizado el voto duro del área rural y ahora tiene que convencer al voto de la clase media de las ciudades"

Pero no solamente el partido de Gobierno pretendería ganar el voto de ese sector, conformado por profesionales académicos, sino también de representantes de sectores populares, dirigentes sindicales urbanos y sectores que poseen empresas medianas y pequeñas o emprendimientos en el transporte que parcialmente expresaron su adhesión a las propuestas de Evo Morales.

No hay casualidades

No es casual que los principales candidatos a la Asamblea Legislativa plurinacional por La Paz, Cochabamba y Santa Cruz sean personas que no pertenecen a sectores sindicales rurales que apoyan con decisión al gobierno de Morales. La no designación de los propios en la plancha de candidatos le ha valido más de un colerón a Evo Morales.

Según dijo el presidente, el propósito es incorporar cada vez candidatos de las ciudades que se unan al proceso de cambio y que se constituyan en puentes de vinculación y de integración.

Uno de esos ejemplos es la ex defensora del Pueblo, Ana María Romero, quien manifestó que nunca hubo una revolución en el mundo sin la clase media.

Para Romero, una destacada periodista que tuvo breves pero exitosos pasos por la política nacional, inicialmente en 1979 como ministra de Informaciones del gobierno democrático de Walter Guevara Arze, quien fue derrocado por un cruento golpe militar encabezado por el entonces coronel Alberto Natush Busch. Campero conformó con Guevara y otros ministros un gobierno en la clandestinidad que le hizo la vida a cuadros a los militares que tuvieron que hacer sus maletas a los 15 días y entregar el poder a la entonces presidenta de la Cámara de Diputados, Lydia Gueiler Tejada.

Posteriormente Romero volvió a la vida pública al ser designada Defensora del Pueblo, cargo que ejerció entre 1998 y 2003. Explicó que aceptó la invitación de Morales para ser candidata a primera senadora del MAS por La Paz, lo que le garantiza su ingreso a la Asamblea Legislativa, porque considera que puede ser importante para tender lazos de conciliación no solamente con la clase media, sino con la propia oposición.

El analista José Segarrundo predijo que, pese a que Evo Morales gane las elecciones generales por goleada deberá suscribir acuerdos políticos con la oposición para aplicar la nueva Constitución que requiere de leyes que salgan como humo blanco desde el Congreso. Por ello necesita contar con operadores políticos que tengan aceptación en diversos sectores políticos y sociales.

Romero confesó que Morales la invitó a ser una de las principales candidatas de su plancha electoral, pese a que no es del MAS, porque quiere que el proceso de cambio llegue a la clase media. "Tú puedes hacer de nexo con todos los sectores de Bolivia porque la gente te quiere", le dijo el presidente.

Para la ex Defensora del Pueblo, en la clase media "existe la sensación de que el MAS no está muy cerca de ellos, debido a errores que el gobierno cometió en el pasado, lo que hay que cambiar".

En el marco de un cambio de look o de rostro, la brigada "masista" de candidatos al Legislativo tiene muchos alfiles importantes que no pertenecen a los sindicatos rurales. Otra de las candidatas es Gabriela Montaño que disputará la primera senaduría de Santa Cruz. Montaño considera que hoy más que nunca el gobierno debe trabajar con las clases medias para evitar que éstas sean utilizadas por sectores de oposición de derecha que capitalizan con el descontento.

Otro de los íconos de la brigada del MAS y sus aliados es el ex viceministro de Coordinación con los movimientos sociales, Fabián Yaksic, quien pertenece al Movimiento Sin Miedo (MSM) del alcalde de La Paz, Juan del Granado.

Yaksic subrayó igualmente que ha llegado la hora de sumar al proceso de cambio a las clases medias para trabajar en forma conjunta por el bienestar y el desarrollo del país.

La oposición no es manca

Al igual que el MAS, los partidos de oposición se han dado a la tarea de acercarse más a las clases medias y a los movimientos sociales porque consideran que esa es la mejor fórmula para aspirar a más.

Por ejemplo el Plan Progreso para Bolivia (PPB) que prefiere llamarse Convergencia y que apoya al binomio Manfred Reyes Villa- Leopoldo Fernández Ferreira también ha incorporado en sus propuestas electorales programas en defensa de la economía con una visión al pasado neoliberal, porque saben que sectores de las clases medias han vivido de ese sistema por muchos años y añoran su retorno.

Morales ha manifestado que "ahora los neoliberales dicen que piensan en el pueblo, pero en sus programas ensayan romances con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y con políticas entreguistas de los recursos naturales".

El analista Carlos Cordero manifestó que tanto moros como cristianos deben tener cuidado sobre lo que pueden representar los sectores urbanos porque no son homogéneos, debido a que responden a diversos intereses demostrados a lo largo de la historia.

Dijo que las clases medias tradicionales están en las áreas residenciales, como en las áreas periurbanas.

En su opinión, la oposición ha presentado la mejor de sus opciones para estos comicios con el fin de polarizar el debate y el voto con el MAS, al punto de minimizar a las otras seis candidaturas.

Reconoció que toda la oposición está sumamente fragmentada y verá morir en el camino su máximo objetivo, que es de forzar una segunda vuelta electoral entre Evo Morales y el opositor con más votos.

Agregó que la segunda prioridad de los opositores en este camino electoral es evitar que el frente gubernamental controle casi totalmente la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Para Cordero, pese a que la oposición ha conformado un binomio más fuerte que los que se perfilaban inicialmente, tiene muchos puntos débiles insalvables como su asociación con el gonismo pero esta resistencia al Gobierno podría ganarle adeptos y mejorar su desempeño electoral.

Para Cordero una tercera opción va a estar muy alejada de los dos binomios más fuertes, debido a que ni siquiera las candidaturas indígenas, como las de René Joaquino, Román Loayza y Alejo Véliz van a lograr sus objetivos de votos y solamente utilizarán la palestra para criticar a Evo Morales.

Para el analista, las encuestas muestran que estas elecciones se constituirán en una cuesta de sama para los opositores porque deben luchar contra un candidato como Evo Morales que de ducho en la lucha sindical ha aprendido mucho en la política.

Fuente: lafogata.org