Latinoamérica
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Cuba revolucionaria
Luis Britto
luisbrittogarcia.blogspot.com
Hace cincuenta años se sostenía que en la América Latina de patio trasero toda
rebelión era imposible o efímera. Parecíamos una equivocación de la Historia:
repúblicas banana, con políticos y braceros baratos, donde Estados Unidos
intervenía para imponer al dictador de turno o frustrar la esperanza del
momento. La latinoamericanidad se trataba como enfermedad vergonzosa, que a
falta de cura se debía disimular con paños calientes o reformas. En esta
perspectiva Cuba replantea el tema de la Revolución.
Ideología revolucionaria
Lo dijo Lenin: No hay Revolución sin partido revolucionario, no hay partido
revolucionario sin ideología revolucionaria. En La Historia me absolverá planteó
Fidel problemas que sólo admitían soluciones radicales. El desembarco del Granma
y la defensa de Playa Girón son momentos de definición y no de reacomodo. Si el
Imperialismo viene por la fuerza, el pueblo tiene el derecho legítimo a la
fuerza revolucionaria. La lucha es de clases, de campesinos contra
terratenientes, de explotados contra explotadores, de semicolonizados contra
Imperio. Vencer es expropiar los medios de producción fundamentales y
desarticular y poner en fuga a la clase dominante.
Ejército revolucionario
No hay revolución sin ejército revolucionario. La cubana no depende de la
benevolencia o tolerancia de fuerzas armadas conservadoras. Forja una nueva
milicia radical en lucha contra una dictadura. El descrédito de Batista quizá
facilitó que la contienda no fuera tan prolongada ni sangrienta como la de
Colombia, Nicaragua, Guatemala, El Salvador o Perú. El ejército revolucionario
se templó en Playa Girón, la Crisis de los Cohetes y la lucha en el Escambray.
Pero no son 38.000 efectivos con pertrechos anticuados lo que ha disuadido a la
primera potencia militar del mundo. Es la extensión de esa milicia en más de un
millón de reservistas, incontables Comités de Defensa de la Revolución y redes
de resistencia lo que hace imposible asaltar Cuba sin aniquilar su pueblo en
armas.
Ética revolucionaria
No hay sociedad nueva sin Hombre Nuevo. Más que proponerlo, el Che lo
ejemplificó. Fue el primero en rechazar privilegios y hacer trabajo voluntario.
Cuba revolucionaria prohibió los casinos. En el socialismo, cada quien aporta
según su capacidad y recibe según su trabajo. A pesar de ello, se han filtrado
privilegios y desviaciones; no parecen ostentosos ni obscenos, y se trata de
corregirlos. Cito casos que conozco. A la hija de dos próceres de la Revolución
le faltaba medio punto para ser admitida en la prestigiosa Secundaria Lenin: ni
fue admitida, ni sus padres movieron un dedo para lograrlo. Un funcionario
manejó indebidas influencias para instalarle baños de lujo a su residencia: fue
enjuiciado y condenado. Un general se implicó en narcotráfico: fue condenado a
pena capital. Erradicar toda transgresión es imposible: sancionar de manera
frecuente y ejemplar se cumple.
Cultura revolucionaria
No hay revolución sin cultura revolucionaria. Toda rebelión es anticipada,
definida y defendida por una vanguardia intelectual, La de Cuba reivindica la
identidad, rescata las melodías tradicionales y crea formas musicales inéditas
como la Nueva Trova; con obras maestras en el cine, en el afiche y sobre todo en
la literatura atrae el interés europeo sobre América Latina y facilita la
maniobra editorial del Boom. Cuba disparó el auge de las contraculturas en
Estados Unidos y en el mundo. Hippies y yippies adoptaron melenas y barbas
guerrilleras; los discriminados negros lucieron caribeños afros y la juventud
intentó tomar el cielo por asalto desde Los Ángeles a París. La Revolución crea
institutos culturales y multiplica ediciones y festivales. Por momentos
funcionarios sin brillo intentaron opacar una cultura deslumbrante. La opacidad
terminó disolviéndose en su propia nada. Los jóvenes cubanos escriben narrativa
mordaz, vitriólica, sin límites, los documentalistas son invariablemente
críticos, y creo que el mismo aire de libertad se respira en todos los ámbitos
de la cultura.
Praxis revolucionaria
En medio de privaciones, austeridad y racionamientos, Cuba garantiza para todos
Educación, Salud, Seguridad Social. Para 2006, tiene 596 médicos por 100.000
habitantes; la esperanza de vida para los hombres es de 74,8 años y para la
mujeres de 78,7. Su bloqueador Estados Unidos tiene 276 médicos por cien mil
habitantes; sus hombres esperan vivir 74,3 años y sus mujeres 79,9.
Internacionalismo revolucionario
Toda revolución se afirma en el plano nacional para postular principios
universales. Cuba inspiró democracias radicales en República Dominicana, Panamá,
Chile y Granada, y luchas armadas en Venezuela, Perú, Uruguay, Argentina,
Bolivia, Nicaragua, Guatemala, República Dominicana, El Salvador, Honduras. La
extensión y duración de tales movimientos demostró que tenían su propia dinámica
y razón de existir. La solidaridad con Venezuela le costó la expulsión de la
OEA. Su insularidad facilitó el bloqueo del Imperio pero también evitó la
infiltración de contras que demolió Nicaragua o la de paramilitares que
progresivamente ocupa Venezuela. Cuba tuvo un imperfecto apoyo del bloque
socialista; usó los resquicios de la bipolaridad para sobrevivir y consolidó su
autonomía, que demostró sobradamente durante las décadas negras de la
unipolaridad. Mientras tanto, fue motor fundamental del movimiento
Tricontinental y vencedora del racismo en Sudáfrica. Hoy ejerce la solidaridad
con Venezuela, con los países del ALBA, con el Tercer Mundo, con la Humanidad.
Sólo me queda repetir las palabras que el presidente Hugo Chávez Frías me hizo
recientemente el honor de citar, en el sentido de que el ejemplo de Cuba "no hay
forma de calcularlo, es una revolución que fue capaz de crearse a sí misma y
mantenerse como una llama encendida en el horizonte oscuro". La caída del
capitalismo que durante medio siglo se estrelló contra Cuba disipa la tiniebla.
Si Cuba es posible, otro mundo es inevitable.