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Latinoamérica

Cincuenta años: entre la épica y la ética

"Con los pobres de la tierra

Quiero yo mi suerte echar

El arroyo de la sierra

Me complace más que el mar"

José Martí

Juan Bautista Varela Reyes

Se han cumplido 50 años del triunfo de la Revolución Cubana y conviene entregar algunas reflexiones sobre un acontecimiento que, en las actuales circunstancias, alcanza la estatura de lo épico e histórico por los avatares que ha debido sortear para resistir durante medio siglo: al aislamiento, al bloqueo criminal por parte del mayor imperio contemporáneo, en fin, a las agresiones de que ha sido objeto a lo largo de todos estos años y que ha sabido sortear con fuerza, con sabiduría y con dignidad.

Con ocasión de este aniversario hemos escuchado desde distintos lados una pregunta cuya respuesta resulta difícil de aventurar sino tan sólo a partir de su significado más profundo: ¿cómo es posible que esta revolución socialista tenga la capacidad de resistir durante tantos años?

Sin dudas, deben haber muchas explicaciones, todas válidas, todas con su parte de verdad y que permiten entender este acontecimiento tan memorable y relevante para la humanidad, porque, según nuestro juicio y antes que nada, la revolución es un acontecimiento cargado de humanidad, en donde se ha puesto en juego lo mejor y lo peor de nuestra condición de seres humanos; ha puesto en contradicción aquello que pugna por surgir en los momentos actuales como son la justicia y la dignidad y la reacción que se niega a dejar sus privilegios y no permitir que la historia de los pueblos avance y diga lo que tiene que decir.

Una segunda consideración es que la Revolución Cubana es una acción política porque apuntó y apunta a cambiar radicalmente y transformar las formas en que se decide la suerte del pueblo cubano y de todos los pueblos que, más se asemejan a pueblos colonizados y sometidos a los designios de aquella potencia extranjera que tanto mal ha generado a todos los pueblos al sur del Río Grande.

La Revolución Cubana es un acontecimiento épico, es una de las epopeyas más relevantes, de un pueblo que se levanta para torcer el rumbo de la historia que hasta ese momento sólo se escribía con la tinta y el puño de los dominadores: Lo épico, muy emparejado con lo histórico y que nos lleva a considerar que hace rato en nuestro continente las cartas están echadas y sólo nos quedan dos salidas: ¡Patria o Muerte!

Es un acto heroico porque durante medio siglo el pueblo cubano no sólo ha resistido, sino que ha tenido la capacidad de construir su destino sin transar ninguno de sus principios originales y eso es lo que, creemos, más les ha pesado a los que han tratado por todos y con todos sus medios de que la Revolución cambie de rumbo y se acomode a los dictados del imperio y a los de aquellos que quisieran su derrota con el único fin de tranquilizar sus conciencias.

La revolución es también un acontecimiento histórico, de continuidad histórica. Ninguna revolución es el resultado de la concatenación de fuerzas extrañas y azarosas, antes al contrario, es un acontecimiento que señala lo inexorable del devenir histórico de los hombres por alcanzar estadios superiores en donde la libertad y la justicia son los valores superiores de su desarrollo. Es histórico porque corresponde a un momento en la marcha de los trabajadores, del pueblo, de los pobres del campo y la ciudad, que dieron lo mejor de ellos para señalar que sólo la Revolución Socialista es la única garantía de alcanzar una sociedad verdaderamente justa y democrática.

Es también un acontecimiento ético porque ha dicho que la única función de aquello que llamamos ética es guiar a los hombres para construir sobre nuevas bases sus relaciones, para señalar que la aspiración por la justicia, la libertad, la democracia sólo es real cuando se es capaz de revolucionar todo, incluidos los seres humanos que son el contenido esencial de todo proceso revolucionario.

A lo largo de estos cincuenta años la revolución cubana nos ha enseñado el valor que tiene la solidaridad, entendida como el caminar el uno al lado del otro, mirándose de frente. Es por ello que en estos momentos reafirmamos nuestra convicción y nuestro compromiso con todos los pueblos que sueñan con vivir de distinta forma y alcanzar de distintos modos su felicidad. Nuestra solidaridad tiene, entonces, y necesariamente un carácter histórico y político. Nuestra aspiración es construir en nuestra patria una sociedad nueva, una sociedad socialista y ello, creemos, es lo más cerca que hay de lo solidario.

Es nuestro saludo en estos cincuenta años para un pueblo que ha sabido aprender a caminar, que se la ha jugado por construir una sociedad verdaderamente justa. Es nuestro compromiso en estos cincuenta años decir que nuestro empeño debe ser el trabajar por transformar revolucionariamente nuestra sociedad y por ello nos hacemos cargo de aquella disyuntiva de la historia que señala que sólo hay dos caminos:

¡Patria o Muerte!

Santiago, Enero 2 de 2009

Fuente: lafogata.org