Argentina, la
lucha continua....
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Una lucha entre monopolios. Es tiempo de telefónicas y relaciones carnales
Daniel Cadabón
No existe ningún debate real, detrás de la ley de medios impulsada por el
kirchnerismo, que permita afirmar que esta ley restringiría la libertad de
prensa, como declara Clarín a través de sus representantes parlamentarios
opositores; ni por el contrario que permita afirmar, que ampliaría o que
democratizaría el acceso popular a la información y al derecho de opinión, como
intenta hacer creer el gobierno.
Cuando la presidenta Cristina Kirchner denuncia que en Argentina la libertad de
expresión se ha trasformado en la actualidad en "libertad de extorsión", no
descubre, nada nuevo bajo el sol, pero con su denuncia lo que intenta es
enmascarar su propia historia de sucesivos encuentros con los representantes de
los "extorsionadores", cuando entre el kirchnerismo y Clarín solo había romance.
Los grupos periodísticos no necesitan "estar nerviosos" para hacer de la
extorsión una herramienta cotidiana de funcionamiento y del engaño una fuente
invalorable de ganancias.
Los diarios mienten, porque esa es esencialmente la función de la prensa
capitalista: desvirtuar la realidad sobre la existencia de la lucha de clases y
en momentos de extrema reacción burguesa en contra de los movimientos populares,
deformar los hechos y acallar las consecuencias represivas.
Los diarios mienten y extorsionan, porque son el reflejo de grupos concentrados
de la economía, cuyos intereses muchas veces son contrapuestos a los de otros
grupos concentrados, en contra de los cuales se declaran "en guerra mediática".
La nueva ley, propuesta por el oficialismo, no restringe entonces, la libertad
de prensa por el solo hecho de que en nuestro país, y en otros países con una
estructura social capitalista, no existe.
La prensa capitalista de ninguna manera expresa pluralidad de opiniones e
intereses de los diversos sectores sociales que conforman la sociedad, esto sí
sería una forma de libertad de expresión; todo lo contrario, "la información" se
basa en el escamoteo a la hora de reflejar las luchas en contra de la opresión,
la dominación y de la explotación de un sector mayoritario de la población.
Lo que los grandes medios monopólicos señalan como "libertad de prensa" no es
otra cosa que un enorme paquete ideológico-comercial armado por ellos para
vender una visión sesgada de la realidad que les permita incrementar sus
negocios y el sostenimiento del sistema de explotación social.
La prensa capitalista, por su estructura empresarial y su interés fundamental en
el incremento de ganancias, es un negocio más, como podría ser la fabricación de
chacinados o de papel higiénico. La "prensa" es por sobre todo una empresa, que
funciona como un cuarto pilar en el sostenimiento del sistema de dominación (IV
poder) enmarañada junto a la triple alianza de dominación estatal, tantas veces
denunciada (gobierno- represión física y espiritual-burocracia sindical).
En nuestro país la "prensa independiente" tiene una historia bañada de sangre.
Clarín y La Nación, los dos diarios de mayor circulación en la Argentina, son
titulares del mayor monopolio en la fabricación de papel prensa.
El acuerdo, cediendo el monopolio del papel a dos empresas periodísticas, fue
firmado en el año 1978 por los representantes de estas empresas con el dictador
Jorge Rafael Videla en representación de la junta de genocidas; sólo para los
más jóvenes habría que recordar que en ese año la actividad represiva de la
dictadura estaba en una ofensiva feroz y mientras se seguían llenando los
centros de detención clandestinos, los "medios de prensa independientes"(tanto
escritos como audio visuales) convocaban a los argentinos a manifestar su
alegría en las calles saludando a los miembros de la junta de criminales.
Cualquier democratización tendiente a beneficiar la libertad de expresión, tiene
que empezar por la expropiación y nacionalización de "Papel prensa" y la
distribución en forma equitativa y a bajo precio del papel, para todas las
entidades obreras, artísticas y populares que tengan intenciones de hacer
conocer públicamente sus opiniones y reclamos. Estatizar el monopolio del papel
y distribuirlo socialmente e iniciar una investigación de las complicidades
entre esta empresa y las acciones represivas de la dictadura, sería el comienzo
de una verdadera democratización y de la libertad de expresión en nuestro país.
Una lucha entre monopolios
Clarín, y el resto de los grupos periodísticos monopólicos, salen a informar que
las intenciones del kirchnerismo con esta ley, es la de gestar un sistema de
información coercitivo y desplegado a favor de las políticas oficiales que
atentará en contra de la libertad de prensa; mientras que ellos, que son
independientes de los gobiernos de turno, expresarían una voz que juzgue en
forma neutral y crítica las acciones oficiales dando a conocer a la ciudadanía
los actos de gobierno. El colmo de la hipocresía.
El gobierno responde que el mercado de los medios está demasiado concentrado y
que llegó la hora de repartir la pelota, sobre todo, después de que la lucha en
contra de los sojeros lo dejó pedaleando en el aire y los medios -para los
cuales el kirchnerismo había sido tan solidario al aceptarle la fusión
intermonopólica tres días antes de retirarse del poder- se hubieran convertido
en la voz de los pooles de siembra.
El kirchnerismo pretende el ingreso de nuevos jugadores que demuestren más
fidelidad con la mano que les da de comer. ¿Quiénes son los nuevos jugadores?
En principio las telefónicas, a las cuales el kirchnerismo sostiene en la más
alta consideración "Le hemos abierto (el espacio) a las telefónicas en tanto y
en cuanto se ajusten a derecho y tendrán las restricciones comunes" para todos
los licenciatarios, señaló Gabriel Mariotto, titular del COMFER, defendiendo el
ingreso de estos pulpos con tecnología suficiente para concentrar las "tres en
uno" (Internet-televisión-telefonía) y que hasta ahora la veían de afuera. Pero,
además de las telefónicas con capitales multinacionales, la ley permite un
ingreso abierto y masivo a empresas extranjeras en la obtención de licencias,
transformando la actividad periodística nacional en un caldo que engorde a
licenciatarias de capital extranjero y hasta de blanqueo.
Veamos, en el articulo 24 de la ley kirchnerista se señala: "La participación
mayoritaria de capital de origen extranjero se permitirá a condición de que
existan Tratados Internacionales en los que la Nación sea parte, en los cuales
se establezca reciprocidad efectiva con el país de origen del capital o de las
personas físicas o jurídicas que aporten dicho capital.."
¿Que clase de democratización podrán ofrecer los capitales de los Berlusconi, o
de los Putin o de los escuálidos venezolanos y de los anticastristas de Miami, a
la libertad de prensa argentina?
Cuando los sostenedores, progresistas y no tanto, del kirchnerismo intentan
vender esta ley como si fuera una reivindicación popular actúan a cuenta
-voluntaria o involuntariamente (?)- de las multinacionales que disputan el
negocio monopólico del grupo Clarín, soñando con que la nueva ley de
radiodifusión puede cambiar la realidad de bancarrota del kirchnerismo.
Para Kirchner, la demolición política sufrida en las elecciones de junio pasado
tiene que ver con la intervención mediática de Clarín y la Nación, si los medios
estuvieran a su favor –se desvela el ex presidente- sus posibilidades
electorales para el 2011 estarían vigentes. Dos son las cuestiones que hay que
manejar para triunfar en las elecciones: dinero y medios; el primero lo tiene
garantizado el segundo está por verse.
¿La apertura a las entidades de base de un gobierno represivo?
¿Es posible, que un gobierno que reprime violentamente las manifestaciones
populares sancione una ley para que los piqueteros de Caleta Olivia tengan una
radio?
¿Es posible, que un gobierno que desatiende los reclamos salariales y las
reivindicaciones básicas de la población abra un espacio para las entidades de
base?
¿Acaso en la "lucha antimonopólica" contra Clarín, el kirchnerismo ha
descubierto el espacio nacional y piensa movilizar la energía de las masas para
hacer cumplir sus aspiraciones antiimperialistas?
El solo hecho de plantearse estas preguntas ante un gobierno que se abre a las
"relaciones carnales" con el FMI; que sigue descargando el peso de la crisis en
los ajustes salariales, que apoyó la instalación de bases militares en Colombia;
que mantiene tropas en Haití; que sigue con la misma "preocupación" que Obama
los "acontecimientos de Honduras", demostraría que nuestra forma de razonar
tiene un hueco reñido con la lógica. Sin embargo, muchos de los sostenedores del
kirchnerismo sostienen que es posible.
Acaso no logró Cristina "la aparición con vida" de los goles de primera.