Argentina, la
lucha continua....
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Cristianos contra la exclusión social
Daniel E. Benadava
Revista Alandar.
Muchos cristianos son perseguidos, e incluso fueron asesinados, por denunciar
aquellas políticas que son contrarias al Evangelio.
Creciente marginación y exclusión social
A lo largo de la historia los dirigentes argentinos, lejos de favorecer la
promoción humana de sus compatriotas mas necesitados, acrecentaron la exclusión
social de millones de personas que buscando escapar de la pobreza iniciaron un
incesante peregrinar hacia la provincia de Buenos Aires pero solo, mal que bien,
recibieron las migajas del banquete de la gran ciudad.
En efecto, según las estimaciones de diferentes organizaciones sociales,
actualmente existen en la Argentina 13 millones de pobres y 5 millones de
indigentes; nueve millones y medio de niños tienen sus necesidades básicas
insatisfechas; más de un millón de chicos y adolescentes trabajen en el campo en
condiciones de esclavitud; y más de mil personas murieron en manos del aparato
represivo del estado argentino durante los últimos seis años.
Por estas razones, desde el Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo se
sostiene que los gobiernos argentinos son productores de soledades y de
hambres eternas porque en nuestro país no faltan ni alimentos, ni platos, ni
madres, ni médicos, ni maestros, faltan en cambio la voluntad política, la
imaginación institucional, la comprensión cultural y las ganas de construir una
sociedad de semejantes que asegure a cada niño argentino las oportunidades
vitales para que se desarrolle saludable y pueda crecer con dignidad.
Mártires y luchadores cristianos.
En el contexto anteriormente descrito, y a lo largo de las últimas décadas,
muchos cristianos realizaron una opción preferencial por los pobres ya que
entendieron que, como lo había planteado el Episcopado Argentino a mediados del
siglo pasado, entre el derecho a la propiedad privada y el derecho a la vida
digna del hombre, el segundo es más fundamental y por ende debe tener
precedencia en caso de conflicto.
Así, por ejemplo, Monseñor Enrique Angelelli puso su vida al servicio de los mas
necesitados apoyando diferentes reclamos obreros ya que creía que los cristianos
no pueden declamar que existe hambre en el mundo... que hay hermanos que no
tienen techo... sino que hay que buscar darles el techo, el pan, el trabajo, la
salud, la cultura, hacerlo un ser humano como Dios manda... y esto no es
subversión... aunque afecte a algunos intereses. Esta actitud no fue
comprendida por los integrantes de la derecha argentina que, por tener el
corazón atado a muchas cosas no eran aptos para luchar y construir una sociedad
pacificada y pacificante, asesinaron a Angelelli el 4 de agosto de 1976.
Un hecho similar aconteció con el Padre Mugica quién sostenía que el Socialismo
era la ideología que mejor se adaptaba al Evangelio y, por su estrecha relación
con sectores de izquierda, fue asesinado el 11 de mayo de 1974 por paramilitares
que no comprendían que un cura afirmara que encontramos en América Latina una
situación de violencia institucionalizada... es la violencia del hambre...
frente a esta situación existen dos alternativas igualmente válidas: la de la no
violencia en la línea de Luther King o la de la violencia en la línea de Camilo
Torres... Tenemos mucho miedo a la violencia por una actitud individualista nos
escandalizamos porque alguien puso una bomba en la casa de un oligarca, pero no
nos escandalizamos de que todos los días en las villas miserias o en el interior
del país mueran niños.
Actualmente el sacerdote claretiano Jesús Olmedo, creyendo que la iglesia
debe ofrecer una función critico liberadora de la sociedad a partir de la
denuncia profética de las injusticias y desenmascarar los resortes legitimadores
de todos los sistemas injustos, participa en marchas, huelgas de hambre y
crucifixiones "simbólicas" que frecuentemente realizan en el norte argentino
aquellos que solo tienen hambre y desolación. Sin embargo el gobierno argentino
parece darle poca importancia a las mencionadas manifestaciones populares ya
que, como tiempo atrás denunció el mismo Olmedo, los habitantes del lugar le
enviaron a Cristina Kirchner cartas planteándole la situación terrible en la que
viven pero nunca recibieron respuesta, por eso sería mejor que la presidenta se
fije menos en su vestimenta y mas en los que están descamisados.
También en nuestros días el Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia,
sintiendo la llamada evangélica de acompañar a aquellas personas que se
encuentran en el infierno de la droga, entiende que la droga está
despenalizada de hecho... la vida para los jóvenes de nuestros barrios se fue
tornando cada vez más difícil... la despenalización de hecho generó inseguridad
social -que tiene su raíz- en la insolidaridad social... Frente a esta
problemática los integrantes del citado equipo plantean que no hay que ser
ingenuos y hay que tomar conciencia de que hay que realizar un trabajo de
prevención sistemático y a largo plazo para intentar frenar la destrucción que
pasó como un ciclón por las familias y generó situaciones infrahumanas
aprovechadas a su vez, por los gananciosos distribuidores de droga.
Por último, y en el transcurso de los últimos años, en el sur de la Provincia de
Buenos Aires existe un grupo de claretianos que trabajan junto con diferentes
organizaciones sociales procurando que las personas que viven en los
asentamientos de la zona puedan tener los títulos de propiedad de los
territorios que habitan; tengan libre acceso al agua potable; y, además,
intervienen en diferentes espacios de diálogo, contención y resolución de
conflictos familiares que en ocasiones, al entremezclarse con problemas de
adicción y alcoholismo, concluyen violentamente.
Desafortunadamente no todos los cristianos argentinos continúan estos ejemplos
ya que, muchos de ellos, parecen creer que la religión en nada se vincula con la
problemática por la que atraviesan sus compatriotas y por tal motivo, como lo
sostuvo el padre Carlos Mugica, puede decirse que son cristianos muertos...
creen que recibieron la comunión y no se dan cuenta de lo que eso quiere decir:
común unión... van a recibir la comunión y son racistas, o sectarios, o
explotadores que oprimen a su hermano, San Pablo dice que ingieren el cuerpo del
Señor indignamente; se tragan y beben su propia condenación.
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(*) Este texto ha sido publicado originalmente en la edición número 260 de la
Revista Alandar.