Argentina, la
lucha continua....
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Entrevista a Lucio Garzón Maceda sobre el asesinato de uno de
los dirigentes emblemáticos del Cordobazo
Atilio López fue la síntesis revolucionaria de la CGT combativa de Córdoba
Katy García
Revista Proyección
Fueron compañeros en primer grado –inferior- en el colegio Olmos. En
1956, volvieron a verse cuando López resultó electo delegado general de la CATA
y candidato a secretario general de la Unión Tranviarios Automotor (UTA). La
dictadura de Aramburu hacía estragos con las conquistas sociales y políticas
logradas por los trabajadores durante el gobierno peronista. Intervino gremios,
puso presos a dirigentes de primera línea y los proscribió.
Los trabajadores organizados le opusieron una férrea resistencia y la primera
CGT regional recuperada fue la de Córdoba, en 1957. En la Unión Obrera Molinera,
se eligió al consejo directivo integrado por Atilio López, como
secretario general; Fortunato González, secretario adjunto; Miguel
Aspitia, secretario gremial, y Lucio Garzón Maceda, secretario de
prensa. "A partir de ese momento tuvimos una relación más activa",
recuerda quien fuera además abogado laboral del gremio hasta 1972. "López fue
decisivo para que Torres y Tosco pudieran caminar juntos en ese periodo. Fue una
bisagra", sostiene mientras enciende un Parisiens tras otro.
Frontal, vehemente y categórico afirma que tras el triunfo de la fórmula Obregón
Cano-Atilio López, "el enfrentamiento con el sector ortodoxo no cesó y la
huelga de 1974 fue vista como una desautorización al acuerdo social firmado. Eso
fue decisivo para que avanzara el sector destituyente", explica Garzón
Maceda.
-Llama la atención que habiendo sido una figura central en ese periodo
histórico, su trayectoria no es objeto de publicaciones; incluso, carece de
reconocimiento…
El problema, de alguna manera, es que no se han trabajado las crónicas
históricas con la transparencia que merecían. Generalmente, lo que se ha hecho a
partir de 1984 tiene un contenido político de fracción donde no se le da entidad
a la CGT Córdoba como proyecto político que arrancó en l 957; sino, que, han
procurado rescatar aquello que justificara la acción política de esos grupos que
no tuvieron actuación decisiva en aquel momento. Entonces, se concentraron en la
figura de Tosco un hombre con cuyas definiciones políticas de corte marxista
coincidían. Dirigentes combativos como López, Torres, Zárate de cerveceros, y
varios dirigentes más, quedaran olvidados. Además, porque no hubo desde el
peronismo una vocación definida por rescatar la experiencia de la CGT – Córdoba,
del 57 al 72, donde uno de los gremios más importantes de Córdoba, la UTA, bajo
la conducción de López aseguraba un planteo unitario, decisivo, que fue garantía
del éxito de todos los movimientos de fuerza en ese periodo.
-¿Como cuadro político sindical qué ideas plasmó en la práctica?
López, en su acción produjo una síntesis revolucionaria: darle a la clase
trabajadora de Córdoba el rol de contrapoder político; algo que la mayoría de
los sindicatos actuales carece. Tenía claro que el hecho sindical trasciende lo
salarial para transformarse en una tendencia política que plantee los principios
programáticos de la clase trabajadora. La CGT tuvo ese proyecto y López fue
quien preservó ese ideario con mayor honestidad y a veces intransigencia. Si
bien compartía con Tosco y Torres una amistad, galvanizaba a los sectores
peronistas legalistas, los más decididos a apoyar políticas de cambio. Pese a
estar identificado con el peronismo combativo, ejercía la independencia y la
autonomía; ideas que, dentro de la clase trabajadora, no son muy queridas por
unos y otros. No era manejable y eso enaltece su figura.
-¿Qué aportó a la lucha sindical?
Fue un innovador en los métodos de lucha. Mucho antes del paro activo del ‘69,
desarrolló dos huelgas de la CGT cruzando los ómnibus en los puentes de acceso
al centro para facilitar la movilización y para impedir que las fuerzas
represivas de la Libertadora actuaran. Fue una de las figuras políticas más
importantes de ese periodo (1956-1972), un gran caudillo sindical con un alto
contenido de formación política, sin perder de vista su raigambre popular. Elevó
los programas obreros de la Falda y Huerta Grande y junto a Torres y Tosco,
protagonizaron el Cordobazo y después el "Viborazo".
-¿Hubo una tensión entre su lealtad a Perón y sus convicciones
antiburocráticas?
Creo que la independencia y autonomía de López lo obligaban a no estar
preguntando que pretendía Perón. Los sectores ortodoxos lo que interpretaban no
era a Perón sino a sus propias políticas. López y otros procuraban preservar esa
autonomía sabiendo que de ninguna manera podía ser obstáculo para el retorno ni
para el gobierno. Ahora, la huelga realizada en 1974 por el sector automotor le
dio un argumento a la derecha para generar las condiciones de la intervención
federal.
-¿Estaba dentro del proyecto de la tendencia revolucionaria y de las
organizaciones armadas?
No. López tenía diálogo y amistad con dirigentes de la Tendencia y de las
organizaciones FAR y Montoneros. Incluso, uno de sus amigos era Marcos Osatinsky
pero mantenía siempre su diferenciación de dirigente sindical porque consideraba
que era más importante que el foquismo la dirección de las masas conducidas
desde lo sindical.
-¿Perón consintió el Golpe institucional?
No me animaría a decir que fue favorable a la destitución porque recuerdo que
Obregón Cano mantuvo reuniones con el interventor del PJ y con Lorenzo Miguel en
Mar del Plata y volvió con la convicción de que no iba a pasar nada. Ahora,
producido el proceso de rebeldía policial todo el sector ortodoxo lo apoyó y
desde las radios lanzaron una ofensiva que llevó a la destitución. Quizá, si se
hubiera movilizado a los sectores adictos al gobierno, se hubiera podido evitar.
Pero hubo cierta pasividad en la convocatoria y eso facilitó la tarea de los que
querían resolver por la fuerza lo que no habían logrado en las elecciones
internas entre Antún y Obregón Cano. Después, la renuncia abre el camino a la
intervención
-¿Participó de los actos fúnebres?
Si por supuesto. Fuimos a la ruta 9 a esperar la camioneta que traía los restos.
Había desconfianza que además de lo terrible del asesinato quisieran impedir una
movilización popular multitudinaria como fue. El gobierno provincial quería que
no se le diera trascendencia, pero el pueblo comprendió perfectamente la
brutalidad del atentado y se lanzó a las calles. Fue velado en la casa donde
vivió siempre junto a su familia. Debo rescatar el acompañamiento de su mujer en
toda su carrera. Era un hombre cariñoso, alegre, pero con profundas convicciones
de lo que debía ser su compañera. Un líder de gran llegada, de la que carecía
Tosco.
-Depuesto del gobierno y fuera del sindicato: ¿por qué lo acribillan?
Lo asesinaron por lo que representaba en términos simbólicos como dirigente
sindical, para crear en el pueblo la imagen de la inestabilidad y, a la vez,
enviar un mensaje. A Varas lo bajan del avión, y a López lo retiran del hotel
donde se hospedaba. Mujica fue fusilado con armas automáticas al igual que
Ortega Peña. Los cuerpos eran atravesados por balazos realizados con armas
automáticas. Ése era el sello del aparato parapolicial que López Rega organiza
con ex policías y otros en actividad, desde el Ministerio de Bienestar Social.
Sin ninguna duda, fue Terrorismo de Estado.
**Lucio Garzón Maceda es abogado laboral. Actualmente se encuentra
realizando un trabajo sobre este periodo de la historia de la que fue
protagonista y testigo.