Argentina, la
lucha continua....
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La burguesía cierra filas y se prepara
Correpi
Previendo la profundización de la crisis y en consecuencia un crecimiento de las
protestas sociales, la burguesía nacional se prepara para la represión, pasa
revista del aparato represivo, lo aceita y pone a punto, listo para actuar
ordenada y organizadamente sin fisuras.
La semana pasada los diarios CYN Digital y Río Negro on line, informaban sobre
la creación de un nuevo "manual para actuar en los cortes de rutas", elaborado
por el jefe de fiscales, Alberto Tribug, a pedido de la fiscalía del tribunal
superior de justicia de la provincia de Neuquén.
En el "instructivo" texto, se establece el procedimiento para que la fiscalía,
los jueces, la policía y el tribunal superior trabajen mancomunadamente para
garantizar la represión y que a nadie se le ocurra no cumplir su parte en la
tarea.
El manual obliga a los fiscales a intervenir en los cortes y cumplir (y hacer
cumplir), a como de lugar, el desalojo. Primero tienen que informar a la policía
y al juez de instrucción, y elaborar un acta de inspección ocular. En el informe
al juez, el fiscal le tiene que pedir la inspección judicial, la identificación
de todos los autores, la intimación a desocupar la ruta, y debe dar la orden de
reprimir a la policía.
Ordena, textualmente: "la inmediata liberación de los espacios por medio de la
fuerza pública". También prevé cómo resolver la posibilidad de que no todos los
funcionarios estén alineados o que alguno no quiera hacerse responsable de la
represión. Por ejemplo, si el juez se niega a reprimir, el fiscal está obligado
a apelar y mandarlo en cana ante el tribunal superior de justicia, porque
"impide la prosecución de la acción penal bajo responsabilidad del ministerio
fiscal".
Por otro lado, si la policía es la que se niega a reprimir aduciendo "falta de
capacidad operativa" el manual obliga al fiscal a que "compruebe la cantidad de
personas que se encuentren en el corte, a modo de acreditar la alegada falta de
capacidad operativa", y además "deberá requerirse al juez interviniente la
inmediata intimación a la Policía con notificación directa al jefe de la fuerza,
bajo apercibimiento de iniciar acción por el delito de desobediencia a una orden
judicial", y si todo eso aún no alcanza "deberán solicitar al juez que disponga
el cumplimiento inmediato de las medidas directamente a la Jefatura de Policía,
para que disponga los medios necesarios a tal fin".
Una vez terminada la represión e impuesto el orden por la fuerza, el instructivo
ordena lisa y llanamente criminalizar la protesta planteando que "los
integrantes del ministerio público fiscal deberán continuar impulsando la acción
penal".
El manual no tiene nada de sorprendente. De hecho el estado, en este caso en
Neuquén, no ha tenido demasiados problemas a la hora de reprimir. Lo único, tal
vez más llamativo, es la obligación a los fiscales de garantizar si o si la
represión, controlando que se cumpla y mandando en cana a propios y extraños si
alguno duda o no quiere hacerse cargo del muerto. Garantiza así un mejor
funcionamiento y alineamiento de todas las instancias legales a la hora de
reprimir, minimizando las posibilidades de una casual inacción de alguna de esas
instancias.