Muchas veces parece que es inevitable el destino de los hombres y mujeres de
enfermar y morir. Esta es una verdad a medias, debemos enfermar y morir por
causas inevitables.
Con los avances de la ciencia en general y de la medicina en particular muchas
de las causas que históricamente diezmaron poblaciones enteras, hoy con medidas
simples y de bajo costo, junto con el avance de las comunicaciones para llegar a
todos los sectores, podrían evitarse.
La mayoría de las enfermedades que más muertes e incapacidades provocan en
nuestro país, están directamente relacionadas con la inequidad, con la pobreza
estructural de millones de conciudadanos, y con un sistema público de salud que
sólo aparece privilegiado en los discursos de campaña.
Un niño menor de 1 año muere en el país cada 2 horas por causas evitables. Una
madre muere cada 28 horas también en su gran mayoría evitable. En el país del
trigo 260.000 chicos de 0 a 5 años tienen algún grado de desnutrición 2.100.000
argentinos no tienen asegurada su comida diaria, esto implica aproximadamente
que 330.000 familias padecen hambre.
La epidemia de dengue dejó al descubierto la interrelación de factores en el
proceso de salud-enfermedad, ya que la reproducción del mosquito tiene que ver
con la tala indiscriminada de los bosques, con las condiciones de vida de
nuestras poblaciones más desprotegidas y con el abandono por parte de los
gobiernos de políticas de prevención de las enfermedades los 365 días del año.
Ahora se suma la Gripe A, con un alto grado de contagiosidad y, según dicen
especialistas, con menor mortalidad que la gripe común pero con una población
aterrada por la inadecuada información.
Creemos imprescindible que frente a la actual pandemia, se tomen todas las
medidas necesarias para reducir los riesgos a la población así como también las
destinadas a la protección de los trabajadores del sector.
Además, se deben resolver las otras cuestiones sanitarias que producen en
nuestro país cientos de muertes y enfermedades cada año.
Algunas de estas son:
Chagas, es la principal enfermedad endémica de la Argentina: 2 millones de
infectados; 10 personas mueren por semana. Se combate con viviendas dignas y
fumigación. Se necesitan entre 1000 y 1500 trabajadores de la salud que trabajen
en la prevención, sólo tenemos hoy 300. Presupuesto destinado: 66 millones
(Programa Nacional de Chagas 16 millones más 50 millones del Banco Mundial).
Tuberculosis: 15.000 casos nuevos cada año. Es la responsable de muchas muertes
evitables en adultos. Se necesitan aprox. 4 millones por año para la compra de
los medicamentos. Presupuesto actual: 1,8 millones.
La gripe común en la Argentina (año 2007) causó: 1.258.704 de casos denunciados;
22.000 Internaciones; 3.600 muertes.
La bronquiolitis, bronquitis y neumonía son las causas del 50% de las
internaciones pediátricas en el invierno en menores de 2 años. Es una de las
principales causas, según los especialistas, del aumento de la mortalidad
infantil que pasó de 12,9 por mil en 2006 a 13,3 por mil en 2008.
Parte de las causas de estas muertes están dadas por falencias del sistema de
salud: consulta tardía por falta de acceso, falta de camas de internación y
chicos de bajo peso (falta de control del embarazo, pobreza, mala alimentación).
Todas estas causas pueden ser modificadas y las muertes evitadas. Los hospitales
están hoy desbordados, al igual que cada invierno, a lo que se agrega esta nueva
pandemia.
La falta de elementos de protección para el cuidado de la salud, así como la
mala información acerca de las medidas a tomar por los trabajadores de la salud,
habla de la falta de valor que las autoridades les dan a nuestras vidas.
La crisis no empieza hoy. En nuestro país vivimos en emergencia sanitaria, como
nuestra organización lo viene sosteniendo. El dengue y la gripe A sólo lo están
haciendo más visible.
Sólo falta que la emergencia sea reconocida y se invierta en recursos económicos
y en políticas públicas universales e integrales. Faltan trabajadores de la
salud en el sistema público; la mitad del existente está precarizado a través de
perversas formas laborales como becas, subsidios, contratos, reemplazos de
guardias etc. Ello provoca que este personal de tanta importancia, formado en la
mayoría de los casos por el mismo estado, se encuentren hoy sin trabajo o no
trabajando en toda su capacidad.
Basta de hipocresías. No se necesita convocar a estudiantes ni médicas/cos o
enfermeras/os jubilados. Atender la crisis es terminar con la precarización,
nombrar al personal formado que es mucho y bueno. Valorar la importancia social
de los trabajadores de salud frente a la vida/muerte de nuestra gente. Avanzar
hacia un sistema de salud universal, gratuito y de calidad, al alcance de cada
ciudadano.
Atender la crisis es también recuperar nuestra capacidad de producción pública
de medicamentos, no quedando como rehenes de los laboratorios multinacionales.
¿No es posible fabricar los antivirales para la gripe A al mínimo costo en estos
laboratorios?.
¿Tiene que seguir siendo el Instituto Malbrán el único lugar a dónde se deriven
todos los estudios frente a cada emergencia en el país, a costa del estrés por
sobre exigencia de sus trabajadores?
No negamos las necesarias medidas de precaución que están tomando las
autoridades. Lo que sí planteamos es que de una vez por todas tiene que haber
una convocatoria para para resolver el tema estructural de salud en la
Argentina. Los trabajadores tenemos mucho que decir y aportar.
Silvia León es Dirigente de la Rama Salud de ATE; miembro de la Mesa Nacional de
la CTA.