Argentina, la
lucha continua....
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Rafael Cullen
Desde hace algún tiempo, el diario Página 12 viene publicando una
serie de artículos del escritor José Pablo Feinmann bajo el título
"Peronismo. Filosofía política de una obstinación argentina". En la
entrega 52 (el editor las denomina "clases", a modo de curso), Feinmann aborda
la figura histórica del militante José Luis Nell, desde un par de fuentes
bibliográficas y con caracterizaciones antojadizas o, al menos, apresuradas.
El historiador Rafael Cullen —hermano de Lucía Cullen, compañera
de Nell y hoy figura emblemática de los trabajadores sociales argentinos—
intentó contrastar las afirmaciones de Feinmann, mediante una carta enviada el
17 de noviembre (el Día de la Militancia, precisamente) de 2008 que, el citado
matutino, aún no la publica.
Seguramente sería demasiado pretencioso, para esta breve introducción, intentar
evaluar la legendaria figura de Pepelu. Sin embargo, es imprescindible
recordar que aún no ha sido iniciada la investigación capaz de dimensionar,
debidamente, su trayectoria histórica.
Por consiguiente, no es un aporte menor a la discusión este posible punto de
partida que ponemos a consideración de los lectores.
Sr. Director:
En el suplemento especial sobre Peronismo, correspondiente a la edición
del domingo 16 del corriente, bajo el subtítulo: "José Luis Nell del
Policlínico al suicidio", José Pablo Feinmann hace referencia a la
trayectoria política de mi cuñado José Luis Nell y menciona a mi hermana
Lucía Cullen .
Me considero con derecho a un acotado derecho a réplica frente a importantes
omisiones que falsifican los hechos que se mencionan.
Feinmann afirma que "… muchos jóvenes expresaron su rechazo a lo establecido
por medio del odio fascista. Cierto es que hay que engañarse mucho para creer
que el odio fascista implica un rechazo a lo establecido".
Menciona luego el "racismo antisemita" y la "fascinación por la
violencia" y que "… existía en la mayoría de ellos un factor de clase".
Agrega que "… pertenecían, en general, a familias pudientes, los dueños de la
tierra y de la patria".
A renglón seguido dice: "La aparición espectacular de Tacuara, el que es
considerado como ‘el primer operativo urbano de la guerrilla argentina’" y
relata partes del asalto al Policlínico Bancario realizado en agosto de 1963,
donde Nell mata a dos trabajadores al disparar su metralleta.
Luego habla de la película que llevó al cine ese trágico suceso (1) y
afirma: "A Nell se lo describe como ‘un muchacho provinciano, miembro de un
grupo terrorista de ultraderecha’. Es Alfredo Alcón (…) los que hicieron
la película estaban bien documentados". Veamos si esto es cierto.
Feinmann también dice que mi cuñado es un caso excepcional de cambio
político-ideológico pero no aporta nada para sustentar esa afirmación. Entonces
queda establecido que puede ser un joven de familia dueña de tierras
perteneciente a un grupo de ultraderecha. Ambas cosas son falsas.
José Luis Nell había nacido en una familia de baja clase media urbana. Sobre su
trayectoria política ofrezco unos breves y parciales aportes hacia la verdad.
En primer lugar el asalto al Policlínico Bancario no fue hecho por la
organización nazi fascista Tacuara. Lo realizó un grupo expulsado de esa
agrupación por troskistas y zurdos (según el relato de Nell) que se conformó
como Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT).
Este nuevo grupo, antes y después de ser detenidos o quedar clandestinos,
mantuvo una estrecha relación política con el Movimiento Revolucionario
Peronista (MRP) a través de Gustavo Rearte, co-fundador de la
Juventud Peronista y un militante sindical y político (desde 1955 a 1973 cuando
falleció), acusado varias veces como "comunista" dentro del peronismo (también
relato de Nell e investigación propia).
El programa del MRP (redactado por Rearte) planteaba entre otras muchas cosas
que para que el Movimiento (Peronista) pueda cumplir el papel de conducción, de
aglutinador que la clase trabajadora le impone, debe desprenderse de los
elementos burgueses y reformistas que lo frenan y superarse. Además, entre otras
cosas se proponía construir la dirección revolucionaria que conduzca al proceso
de liberación. (2)
Por su parte el MNRT, en noviembre de 1964 difunde un documento donde —además de
citar las críticas de Lotze a la teoría kantiana del conocimiento— se abordan
cuestiones tales como: "El Peronismo y la Teoría de la Vanguardia
Revolucionaria"; "La ‘Vanguardia Revolucionaria’ en un país semi-dependiente";
"Peronismo y Marxismo". La frase final de las "Conclusiones" dice: "… nadie
que se diga marxista puede estar fuera del peronismo". (3)
De estas propuestas del MRP y del MNRT —en las que participó Nell— se puede
discutir mucho su viabilidad o no; se podrá no acordar con ellas o no. Sí debe
reconocerse que no tienen nada en común con el fascismo y el nazismo.
Acerca de "la fascinación por la violencia que conllevaba una pasión por las
armas" , escribe Feinmann en un imaginario diálogo con Nell: "Hiciste fuego
demasiado rápido, José Luis". "Casi sin ton ni son", escribe también.
Veamos el contexto histórico. Para algunos justifica y para otros no, pero
aporta a entender como estaba planteada la lucha política desde 1955.
Los que no actuaron sin ton ni son y si tuvieron intención de matar fueron los
aviadores el 16 de junio de 1955 y lo hicieron: 400 o más (4).
¿Los aviadores asesinos estaban fascinados por la violencia? No lo sé. Sí tenían
claro sus objetivos. "Efecto psicológico", lo llamó uno de los ejecutores
de la masacre (5). Mario Amadeo dijo: "Sin 16 de junio no hubiese
habido 16 de septiembre" (6).
También fueron intencionales los 27 asesinatos de 1956 (7). Aramburu
explicó con claridad la lógica de su orden de fusilar: implicaba (el movimiento
de Valle) "una grave subversión de la jerarquía y el orden militares" (8).
Muertes necesarias para el orden del Ejército, garante de la construcción de un
nuevo orden social. Todas estas muertes estaban en la lógica de su objetivo
político: demoler el Estado de Bienestar construido por el peronismo y
"reorganizar" nuestra sociedad.
Walsh se pregunta en su investigación por el ropaje liberal de los
fascistas. Quiero que se me diga cuál es la diferencia entre esta concepción de
la justicia y la que produjo las cámaras de gas en el nazismo. Cuando se agotó
el liberalismo, siguieron Onganía, la Triple A y Videla y compañía.
Los trabajadores y luego los jóvenes que confrontaron con ese poder represor
también tenían un objetivo político. Era vivir en una sociedad con niveles de
justicia social por lo menos similares al primer peronismo.
Eso no los hace impolutos ni inmunes a un análisis crítico riguroso.
Posiblemente en Nell pervivían conductas o gestos de su adolescencia en
Tacuara. En toda ruptura con un modelo social y con la ideología dominante
hay continuidades y rupturas. Lo viejo no muere fácilmente y a lo nuevo le
cuesta mucho nacer.
Seguramente muchos se fascinaron con las armas que los acercaban al poder; y en
algunos tal vez potenció lo peor de ellos. Pero afirmar que eran "los chicos
malos de las familias de guita" es, por lo menos, falsificar sus objetivos.
Aspiraban a una sociedad muy distinta a la fascista. Por lo que tenían otra
lógica política. Aunque no fuese enteramente nueva. Como ha dicho un amigo de mi
hermana, no eran todavía lo nuevo pero sí lo mejor de lo viejo, o aspiraban a
serlo.
Ni mi cuñado ni mi hermana consideraban "un boludo, un gallina o un blando"
a un laburante que no se sumaba a la lucha armada, como dice Feinmann en su
diálogo imaginario con Nell (en realidad un monólogo arbitrario por falta de
interlocutor).
Creían de verdad que el barrio Comunicaciones (hoy villa 31), donde se casaron
clandestinamente (rodeados de villeros peronistas), iba a convertirse en un
barrio decente y que el Hospital de Niños iba a estar en un hotel de la zona de
Retiro. Rompieron con Montoneros, poco después de Ezeiza, cuando según
ellos esa organización era un delirio (palabra que usó Lucía) y esperando que el
Pacto Social de Perón funcionara pacíficamente.
Tampoco la parálisis total de José Luis y la desaparición de Lucía fueron
producto de toda la mala suerte del mundo. El 20 de junio de 1973 fueron a
Ezeiza, al frente de la columna Sur de Montoneros, con la ingenua intención de
colocar sus banderas frente al palco (sin ninguna intención de coparlo) y el
ataque desde allí fue el inicio organizado del disciplinamiento social que
llevará a 1976 (9).
Nell se suicidó en 1974. En su decisión, junto a su parálisis y la imposibilidad
de explicarse lo que sucedía en el país y en el peronismo, estuvieron presentes
como tragedia las muertes del asalto al Políclinico.
El día de su entierro, entre otras cosas me dijo mi hermana: "Siempre me
decía ‘mirá como estamos y murió gente que nada que ver’ y volvía sobre el
Policlínico siempre. Me parece que le pesaba más que las (muertes) de los
compañeros".
Lucía Cullen (según información que llegó a mi madre) fue secuestrada en
venganza por los hechos en Ezeiza y por ser la mujer de Nell. Su secuestro
(donde desvalijaron su casa), según el relato de uno de ellos, fue hecho por la
custodia policial del ministro del Interior de los genocidas.
El militar que dio la orden de "zona liberada" para su secuestro, fue —o es— el
suegro de un dirigente justicialista. Tal vez por ello, la causa donde están los
nombres de los secuestradores permanece archivada.
También esto debe formar parte de un debate político-ideológico pendiente, que
es difícil y complejo. Se lo debe nuestra sociedad si quiere avanzar. Hacia
mayores niveles de convivencia.
Pero para evitar injusticias con los ausentes, debe hacerse con todos los
elementos. En los diálogos imaginarios de Feinmann faltan muchos. Solo he
tratado de representar a mi hermana y a mi cuñado en ellos.
Buenos Aires, 17 de noviembre de 2008
NOTAS:
(1) Nota del blog: La película se llama Con gusto a rabia y
se estrenó en 1965. Está dirigida por Fernando Ayala y sus protagonistas
son Mirtha Legrand, Alfredo Alcón, Jorge Barreiro, Maurice Jouvet y Marcela
López Rey, entre otros.
En su artículo, J. P. Feinmann entiende que "El film de Fernando Ayala está
tan bien documentado que Luis Barone lo utiliza para ilustrar el asalto al
Policlínico". Efectivamente, en su documental Los malditos caminos,
Luis Barone utiliza brevísimas secuencias para "ilustrar" los testimonios
—que sí tienen valor documental— de algunos testigos de la época. Pero nada mas.
No podía ser de otra manera, puesto que Con gusto a rabia es, en
el sentido historiográfico, una caricatura sin valor documental de ningún tipo.
Fábula moralinizante creada —con buen olfato comercial, como siempre en Ayala—
para atraer al público aún conmovido por el asalto a la Policlínica Bancaria.
Recurrimos al libro más citado por Feinmann, Tacuara. Historia de la
primera guerrilla urbana argentina (Vergara, 2003) de Daniel Gutman,
para dar a nuestro lectores una descripción aproximada del film en cuestión:
"El joven Alcón es Diego, un salteño amante del folclore, solitario y violento,
enojado con la vida. Cree que 'la muerte es necesaria a veces', odia a los
liberales y a los masones y se queja de que 'los yanquis sacan la plata del
país'. Sus padres lo mantienen en Buenos Aires para que estudie medicina, pero
él descuida la facultad.
Mirtha Legrand es Ana, una señora de la alta burguesía que toma el té todas las
tardes con sus amigas, hace actos de caridad y está casada con un estanciero que
encarna Barreiro, en su primer papel importante para el cine.
El grupo que integra Diego, que suele ver filmaciones de discursos de Hitler,
tiene su primera acción en un teatro, donde interrumpe un espectáculo judío.
'Usureros, vende patrias, váyanse del país', grita Diego, enardecido, mientras
arroja petardos al escenario, donde se canta Aba-Naguila.
Una vez que comienza el romance prohibido de Diego y Ana, él se desprende de sus
inhibiciones y deja fluir su idealismo ame ella. 'Se puede cambiar todo de un
golpe. Nada nos puede atar cuando de verdad se quiere hacer algo', le dice. 'Vos
a lo mejor no te das cuenta. Pero hay que cambiar muchas cosas para que el país
vuelva a ser nuestro', le agrega una tarde, los dos todavía en la cama después
del sexo.
Sin embargo, el giro de la historia se insinúa rápidamente. La primera señal de
claudicación de Diego llega cuando, celoso porque el marido le regala alhajas a
Ana, también él le compra objetos de valor, aunque con plata robada.
Finalmente, el grupo asalta el Policlínico Bancario, en una escena filmada en el
escenario real del hecho. Es Diego quien anestesia al chofer de la ambulancia y
también quien dispara las dos ráfagas de ametralladora contra los empleados que
traían la plata en el furgón. Pero después muestra su verdadero rostro. 'Ya
estoy harto de arriesgar el pellejo por la causa, por una causa que no nos lleva
a ningún lado', se transforma, mientras sopapea a un compañero que intenta
hacerlo recapacitar y se lleva la valija con el botín del asalto.
Con toda la plata del Policlínico Bancario en su poder. Diego le propone a Ana
que se escape con él, pero ella, aunque lo ayuda a cruzar clandestinamente al
Uruguay, se queda en Buenos Aires. Él se esconde en un campo, pero la policía lo
encuentra. Cuando le avisan que lo tienen rodeado responde a los tiros y lo
terminan matando. Ana, a quien se ve volver a los brazos de su elegante y
ricachón marido, lo había delatado".
(2) Baschetti, Roberto. Documentos….1955-1970, págs.319/323.
(3) Baschetti, Opus cit. págs. 331/344.
(4) Chaves, Gonzalo."La masacre de Plaza de Mayo".
(5) Néstor Noriega en Chaves, Op. Cit. p.22.
(6) Chaves, Op. Cit. p.139.
(7) Walsh, Rodolfo. "Operación Masacre".
(8) Rouquié, Alain. "Poder militar y sociedad política p.137.
(9) Verbitsky, Horacio. "Ezeiza".