Argentina, la
lucha continua....
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El "gran demócrata" y las razones que desgastaron su gobierno
Horacio Iglesias
La Arena
Los grandes medios que enfrentaron duramente su gobierno luego se rasgaron las vestiduras cuando falleció el ex presidente Raúl Alfonsín. También presentaron una visión muy sesgada sobre las causas que desgastaron y precipitaron el final de su mandato.
Es curiosa e inquietante la forma en que los grandes medios audiovisuales y la prensa escrita porteña pueden instalar una noticia que, partiendo de una base real y mediante la manipulación de sus variables, se puede distorsionar hasta niveles insospechados, transformándola en un factor de desequilibrio para la vida en democracia. Basta con esconder elementos determinantes o agregarle datos falsos, presentar opiniones interesadas o armarla con opiniones de terceras personas perjudicadas por una acción, como preguntarle a la gente qué opina sobre una movilización cuando la misma le cortó la calle donde vive o le impidió llegar a otro destino, o no hacerlo si la intención es mostrar esa misma acción como justa o conveniente a los intereses que defiende.
Retaceando datos
En el caso que quiero puntualizar, la forma en que se altera la realidad objetiva está centrada en presentar una información, que si bien no es falsa, se modifica al restarle datos significativos u omitiendo asimismo varios de sus componentes principales; de esa manera, entre otras, se puede generar un informe periodístico que cambia dramáticamente la realidad de los hechos.
El ejemplo elocuente lo configura el informe que armaron los grandes medios porteños con motivo de la muerte del ex presidente Raúl Alfonsín. Lo presentan a partir de su muerte como "el gran demócrata" o como "el padre de la democracia argentina", y si bien es innegable que fue un demócrata, se está queriendo sutilmente descalificar a todos los otros presidentes que gobernaron y gobiernan hoy en ese marco. Parecería así que Alfonsín fue el único que hizo verdadero honor a esa forma de gobierno; los demás presidentes, aparentemente, no son dignos de integrar esa categoría.
Y si bien a este análisis se lo puede tildar de ser algo sutil, lo que sigue es una prueba más que fehaciente de la forma en que los medios pueden falsear una información. Las noticias que se sucedieron a partir de la muerte del ex presidente hacían ver a la CGT como el actor principal de la caída de su gobierno. Con trece paros generales, que los medios se encargaron de enfatizar en los días que siguieron a su fallecimiento, a los trabajadores se los hace aparecer ante la opinión pública como los causantes casi excluyentes de la caída del gobierno radical.
Los actores ocultados
Por otro lado ese mismo periodismo no informa a la opinión pública con igual énfasis las otras circunstancias determinantes que provocaron el fracaso radical. Así poco y nada se dice sobre el golpe artero programado por la Sociedad Rural, hecho que asestó un tremendo mazazo a la institución del presidente y del gobierno. Poco informaron también sobre los golpes organizados por el sector financiero que le tumbaron sus planes económicos, el Plan Primavera y el Plan Austral, provocando una verdadera desestabilización social y económica a la nación. No se informó con veracidad sobre el conato de golpe militar que le arrancó al gobierno las leyes de "Punto Final" y de "Obediencia Debida", como así tampoco sobre la inflación impulsada por los monopolios industriales al elevar precios indiscriminadamente en consonancia con el sector financiero, y casi nada se dijo sobre la actitud de la Iglesia, que no fue contemplativa con el demócrata. Basta recordar Alfonsín ocupando el púlpito del obispo para retrucar su homilía plagada de sofismas.
Haciendo memoria entonces, no fueron sólo los paros de la CGT que provocaron su salida anticipada. Es necesario tener presente que, ante esas enormes presiones de los grupos concentrados de las finanzas, del campo, de la industria, de la Iglesia, del poder militar, etc., grupos que configuran sin ambigüedades la oligarquía, los trabajadores presentían que ese avance sobre la democracia también haría tambalear las conquistas que tanto tiempo y sangre les habían costado. No es temerario afirmar que esas circunstancias los impulsaron a intentar contrarrestar la falta de poder del gobierno, porque esa debilidad permitiría un avance de esos grupos sobre esas conquistas. Y así resultó a pesar de los paros, la inflación provocada pulverizó sus salarios beneficiando a los grupos que la provocaron.
Los mismos de siempre
En definitiva, los medios cambiaron la realidad de los hechos estableciendo un cuadro totalmente adverso y mendaz para con la central obrera, pretendiendo por omisión borrar de la memoria ciudadana los hechos reales y a sus verdaderos responsables.
Entonces, y volviendo a la categoría de "gran demócrata" que se le atribuyó, e insisto, con meridiana justicia, sería bueno que analizáramos también, despojados de todo partidismo, la historia reciente y la actualidad presente de nuestros "grandes demócratas". Seguramente veríamos en referencia a los gobiernos pasados (Frondizi, Illia, Isabel Perón) y al presente, a los mismos actores que desestabilizaron a Alfonsín actuando con la misma clara y calificable metodología. Así, como la fábula del escorpión, no pueden con su naturaleza.
De esto no hacen mención esos grupos concentrados de la información. Nada dicen de por qué esas corporaciones se unieron antes y se unen hoy con el mismo objetivo destituyente, cuando algún "gran demócrata" pretende morigerar sus privilegios para dar oportunidades a los que menos tienen. Pedirles a esos medios que expliquen su complicidad con estos grupos privilegiados seguramente sería una ingenuidad; a la hora de la verdad son parte indisoluble de ellos.
Entre líneas
Es así que si no atinamos a leer entre líneas las noticias de los medios monopólicos corremos el riesgo de estar mal informados, resultando de esa manera funcionales a los intereses de los privilegiados históricos. En definitiva, tengamos cuidado, si esa categoría de periodismo modifica el eje de la realidad está modificando la objetividad de la información y nos está engañando, y en eso, sin duda, son maestros porque lo hacen habitualmente. Y hoy podemos verlos erigiéndose como verdaderos partidos de oposición cuando por otro lado se presentan como los abanderados del periodismo independiente. Si el periodismo no es objetivo, si sus juicios son parciales, seguramente responde a intereses que se quieren esconder, muy lejos por ende de nuestros verdaderos intereses nacionales.
Sugiero entonces escuchar varias campanas y no sólo los evangelios según san Nelsón Castro, san Morales Solá o san Grondona, entre muchos otros.