Argentina, la
lucha continua....
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Proscripción en argentina
Quebracho
Por si no fuera evidente creemos necesario denunciar que en Argentina existe una situación de proscripción de vastos sectores de la población. A pesar de la evidencia es necesario hacer visible esta situación, gritarla y exponerla justamente porque parte del siniestro mecanismo de proscripción es la negación e invisibilidad de esta realidad.
Del neoconservadurismo para acá se operó la consolidación de una institucionalidad proscriptiva y condicionada, y de una economía excluyente y expulsiva; se produjo un proceso de confiscación y banalización de la política.
Consideramos que existe una situación de proscripción al Pueblo no solo en términos económicos, sino también simbólicos, culturales, y fundamentalmente políticos; proscripción que expone a un régimen de dominación que está reproduciendo un país para muy pocos.
Estamos diciendo que una banda de sujetos degeneró en casta política a partir de un proceso de confiscación del espacio político con el consiguiente desprecio y degradación de las prácticas organizativas y de lucha de nuestro pueblo. Así se fue vaciando la de por sí débil institucionalidad pretendidamente democrática. Con la defraudación de la promesa de la Democracia, con el neoconservadurismo, la retirada del Estado de cuestiones elementales, se fue operando una realidad excluyente, proscriptiva,
Defraudación y corrupción son dos ideas que se asocian directamente a la política porque la política se ha banalizado en su dimensión creadora y transformadora, en su potencialidad de cambiar las situaciones de desigualdad para limitarse a la reproducción de la dominación. La política dejó de ser cosa de todos para pasar a ser cosa exclusiva de "los políticos" que suelen ser multimillonarios, que poco tienen que ver con la vida cotidiana de nuestro pueblo, con sus necesidades, con sus anhelos.
Esta operación de proscripción se concreta mediante complejos mecanismos que se dan en distintos niveles, en los planos de la producción material, en la economía, en lo simbólico, en lo cultural, etc.
Cuando desde el discurso dominante hablan de "lo que quiere la gente, lo que piensa la gente" y por "gente" entienden la opinión de los sectores medios o peor de los sectores que detentan capacidad de opinión, ahí están proscribiendo y negando a la mayoría de los argentinos, esos argentinos invisibilizados incluso desde la palabra.
Existe proscripción territorial cuando las grandes ciudades tienen reservados determinados lugares como residencias de los parias urbanos, de los pobres, lugares donde se reproducen la violencia, las necesidades, la miseria y las frustraciones. Lugares que son estigmatizados y estigmatizantes, que le imprimen una marca a fuego a los que allí son recluidos, una marca social con la que los "incluidos", los "ciudadanos", pueden identificar a los proscriptos para señalarlos como peligrosos y violentos, cuando la única violencia y peligrosidad que portan es la de su propia proscripción, su negación, la que han descargado sobre ellos.
Hay proscripción en la economía cuando los argentinos son condenados al infraconsumo en una producción social que pareciera constituirse en torno del consumo. Proscripción económica donde millones de argentinos son desocupados crónicos, subocupados y trabajadores informales. Proscripción cuando son decisiones políticas conscientes las que configuran el achicamiento del aparato productivo, de la economía. Unos, los ciudadanos, los que tiene un trabajo estable compran los electrodomésticos de última generación, otros revuelven basura para comer.
Es una multidimensión proscriptiva donde la proscripción política es clara y descarada al punto que en los pocos casos donde algunos argentinos hacen ejercicio de supuestos derechos de ciudadanía como votar: cuando esto se da y su decisión es votar en blanco o impugnar su voto, asoma la consagración más abyecta de la proscripción, de la negación de las manifestaciones de nuestro pueblo. Ni siquiera cuentan esos votos!!! Es decir cuando algunos argentinos en el terreno ajeno de la práctica política intentan construir una manifestación distinta a la que le proponen en sus corset prescriptivos, entonces esas manifestaciones no se consideran ni se muestran, se niegan, en un país donde justamente el voto en blanco y el abstencionismo fueron armas que en dos etapas del movimiento popular sirvieron para exponer proscripciones y fraudes, para exponer las limitaciones de la política.
Estas elecciones, con los millones de dólares que gastan en campañas publicitarias, con el vaciamiento de la política, con la consagración de la proscripción, con el desprecio por millones de argentinos que lejos de la discusión cosmética sobre "seguridad" o "la 125" están sumergidos en una trampa proscriptiva donde el Estado sólo aparece para interpelarlos como pobres, criminaliza sus prácticas organizacionales y de protesta, deplora sus reclamos de inclusión, el estado no incluye sino que excluye, proscribe, consagra la desigualdad, construye una ciudadanía que en tanto tal niega a los pobres como ciudadanos y como sujetos políticos, porque los pobres además están estigmatizados con la misma lógica gorila del 45 cuando Sanmartino definía como aluvión zoológico a las masas de trabajadores.
Proscripción disfrazada por algunos pícaros con la demagogia maniquea de ofrecer algunas dádivas, de tutelarlo, de condenarlos a reproducir una relación clientelar con el puntero o el estado donde la única salida que se le ofrece es sembrar hortalizas en un terrenito o cooperativizarse para barrer la mugre de las calles de los barrios de los ricos, de los ciudadanos que tienen derecho a calles barridas, mientras se amontonan en los barrios proscriptos montañas de basura con ratones colilargo de hanta virus, con mosquitos de dengue, con cuises que a veces se cazan para alimentarse.
Para muchos puede parecer una mirada catastrófica, para otros una mirada exagerada, basta que puedan mirar aún con la miopía que se enseñorea entre los "ciudadanos" que creen discutir modelos de país cuando discuten candidatos, cuando discuten gerenciadores, cuando discuten políticas sociales para tutelar no para otorgar derechos ni construir soberanía.
Le temen a la barbarie, les asustan las masas, las desprecian desde su música hasta sus cuerpos, su color de piel, todo.
La Argentina con esta casta política seguirá produciendo proscripción, una proscripción agravada por la situación de saqueo permanente que sufrimos que acota las posibilidades de un futuro independiente.
Nada de lo dicho aquí es novedoso, lo saben ellos y lo sabemos nosotros. Algunos con mayores limitaciones o compromisos con el gobierno se animan a denunciar que "faltan morochos en las listas", en TODAS las listas faltan morochos!!! aún en las progresistas que pretenden representar a "los morochos".
Por eso desde Quebracho no vamos a pretender decirle a los argentinos qué tienen que hacer ese domingo electoral, el que quiera ir y votar que lo haga, votar en blanco, impugnar su voto o aun no votar, la conducta colectiva no podemos ni pretendemos dictarla, Creemos que habrá un alto grado de abstencionismo que estará dando cuenta de la proscripción, de la confiscación de la política en manos de esta banda de forajidos, de la construcción de un consenso limitado y acotado a los "ciudadanos" que son aquellos argentinos que tiene la fortuna de tener un trabajo estable y una posición social de inclusión.