Argentina, la
lucha continua....
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Militantes del campo popular son detenidos por manifestarse
contra las políticas de invasión propiciadas por el Estado de Israel
Presente, historia y manipulación
Leandro Andrini
¿Qué extraña inversión se produjo en las entrañas de ese pueblo humillado,
perseguido, asesinado, como para humillar, perseguir y asesinar a quienes
reclaman lo mismo que los judíos antes habían reclamado para sí mismos?
León Rozitchner
En Argentina, como es de público conocimiento, fueron detenidos militantes del
Frente de Acción Revolucionaria (FAR) y del Movimiento Teresa Rodríguez (MTR).
Los cargos que se le imputan son: "daño, desobediencia y atentado, y resistencia
a la autoridad", agravados por violar supuestamente la ley antidiscrimación.
Los detenidos son: Leonardo Del Grosso, Viviana Segovia, Damián Vekelo, Daniel
Terzano , Osvaldo Vázquez, Darío Díaz, Pablo Pasemis, Ramona Torres, Andrea
Benítez, José Andino, Baltasar González, Alfonso Sánchez, Magdalena Mansilla,
Fabián Cruz y Marciano Barrios.
Para la agencia de noticias de la República Argentina, TELAM, se detuvieron
"militantes por el ataque del domingo contra la comunidad judía", para INFOBAE
los "detenidos por el ataque antijudío hacen guardapolvos para el Estado", para
La Nación "seguirán detenidos los cinco acusados por el ataque antisemita", para
Clarín "indagan a los nuevos detenidos por el ataque antisemita en el acto por
Israel", para Criticadigital "declaran los detenidos por el ataque antisemita".
En tanto que el embajador de Israel, Daniel Gazit, denuncia un brote antisemita
en Argentina y se presenta como querellante en la causa (algunos medios lo ponen
como "testigo"), y "el gobierno de los Estados Unidos repudió públicamente los
brutales ataques antijudíos que tuvieron lugar a metros de la Plaza de Mayo el
domingo pasado" tal lo dice OnLine911. La versión más extrema aparece en
www.lapoliticaonline.com, en donde se da cuenta de que "en los volantes que
querían repartir el domingo había una cruz esvástica, el símbolo del nazismo" y
que "lanzaron consignas antisemitas".
Desde el gobierno, a través del ministro del Interior, Florencio Randazzo, se
condenaron los ataques y se afirmó que "merecen el repudio del conjunto del
pueblo, que quiere vivir en paz y armonía".
Hace tiempo, en los momentos en los que Israel bombardeaba siniestramente al
Líbano, escribí en una nota publicada en Resumen Latinoamericano que "cuando
queremos manifestarnos en contra de la guerra aparece la susceptibilidad
religiosa, y con una frase de trillada resonancia y de pretendida «correctitud
ético-política» acusan al otro o bien de antisemita, o bien de neonazi, o bien
de intolerante". Esto es lo que hacen en estos momentos los diarios y la prensa
en general, y aparece toda la carga simbólica contenida en algunas palabras:
judío, comunidad judía, antisemitismo, o nazismo.
Una vez más hay que decir que "no estamos confundiendo al actual Estado de
Israel con la historia e historicidad del pueblo judío". Se trata de entidades
diferentes. El actual gobierno del Estado de Israel no resume las posiciones de
todo un pueblo que ha sido hostigado manera sistemática, mucho menos puede
monopolizar la historia de sufrimiento de ese pueblo.
En "¿Cuántas prisiones secretas mantiene Israel?", Jonathan Cook da cuenta del
denodado trabajo que realiza Hamoked, una organización israelí por los derechos
humanos. Entonces cabe que nos preguntemos: ¿es esta organización antisemita,
neonazi o algo por el estilo porque denuncia la violación de derechos humanos en
el propio territorio de Israel por parte de su gobierno? ¿A Estados Unidos esto
no le preocupa –siquiera que sea más atroz que Guantánamo-? ¿Gazit no considera
esto como brotes anti-islámicos?
No caben dudas de que las formas de denuncia que realiza Hamoked son diferentes
a las elegidas por los militantes de FAR y MTR. Lo que ocurre es que siempre se
reposa sobre la lógica de las formas, sin importar la estrecha relación entre
los contenidos. Hay que decirlo una vez más: estrecha relación a pesar de las
diferencias en las formas.
Los militantes detenidos se manifestaban en contra de la política de fronteras
adoptada por el Estado de Israel. Atribuirle panfletos con cruces esvásticas sin
más es decir una verdad a medias (que es equivalente a mentir). La iconografía
adoptada de un tiempo a la fecha, la cual puede ser vista en diversos paredones
de las ciudades argentinas, donde a la "cruz esvástica" le sigue un "igual" y
luego "Estado de…", es usada por todos aquellos que se manifiestan en contra de
las políticas beligerantes y genocidas llevadas a cabo por algunos gobiernos de
algunos estados.
Existe una banalización de la historia al atribuir a este tipo de
manifestaciones implicancias y resonancias consustanciadas con las aberrantes
políticas implementadas en la Alemania de Hitler (y en otros países). Una
banalización de las políticas de exterminio planificadas (la racionalidad
exterminadora, en la que el problema no era matar sino qué hacer con los
cuerpos).
Los medios de prensa, a través de la plena administración mediática, realizan
una manipulación de la historia. Equiparar el ideario de organizaciones (piqueteras)
de izquierda con el ideario del antisemitismo es omitir un exhaustivo análisis
sobre el significado del término ‘antisemitismo’, tanto como ignorar lo
político-ideológico constituyente de las organizaciones aludidas. Este tipo de
operaciones se corresponde con lo que puede llamarse "bancalización
terminológica", en donde la eficiencia/eficacia (ideológica) está íntimamente
ligada a la economía interpretativa y de análisis (invertir los mínimos recursos
terminológicos para obtener los máximos resultados de interpretación). No se
pueden desconocer los efectos: una homogeneización del pensamiento, y la
primacía de una ignorancia generalizada. Esta ignorancia es múltiple porque por
un lado se banaliza la historia, se flexibiliza la terminología, se reduce a
epítetos descalificativos el cabal significado de las palabras, entre otros
aspectos, y por otro se realiza un recorte premeditado del presente
homologándolo a figuras del pasado mientras se descircunscribe el fenómeno que
se "presume analizar", y le recaen a los manifestantes los rótulos de
"terroristas", "xenófobos" y "discriminadores". Rótulos que provienen de las
leyes cuyos imperativos cumplen con tal homogeneización (promovidas por las
ideologías globales imperialistas dominantes y sus aliadas).
A riesgo de desviarme de lo que preocupante en esencia (las detenciones de los
militantes de FAR y MTR), propongo un ejemplo de "bancalización terminológica".
En la opinión del periodista y locutor nacional Pablo Docimo "Kirchner y Chávez
no son peronistas por casualidad", cerrando su afrentosa opinión con sus
recuerdos de lectura, puesto que hace muchos años leyó "un artículo titulado: «Hitler-Mussolini,
los mismos fines, el mismo fin»", y desea nunca tener "que escribir un artículo
titulado: «Kirchner-Chávez, los mismos fines, el mismo fin»".
No quisiera caer en la "bancalización terminológica", pero tampoco quisiera
dejar de pensar en lo sintomático que aparece en una editorial del diario La
Nación titulada "otra aberrante expresión antisemita", donde se le pide al
gobierno que "explique las motivaciones del grupo de bárbaros que empañó el acto
por el aniversario de Israel", en tanto se dice en la misma que "hace unos días,
la Presidenta y su marido se florearon con Hugo Chávez en Buenos Aires y El
Calafate", mientras se sospecha que el "grupo de bárbaros" tiene "una
cooperativa que fabrica guardapolvos para el Estado Nacional", por lo que "de
confirmarse esa afirmación, desmentida por el Gobierno, sería el propio Estado
Nacional el sostén de un grupo delictivo".
Arturo Jauretche lo ha señalado concienzudamente en su "Colonización
Pedagógica", por lo cual no debemos asombrarnos por la siniestra sensibilidad de
algunos que, al calor de la pluma de Mario Vargas Llosa y los escribas de la
"tribuna de doctrina", no temen en denigrar la identidad indígena de Evo Morales
en tanto se conmueven por el repudio a la belicosidad de un estado. La
colonización pedagógica hace que sepamos nada de las masacres colectivas en
nuestra América, porque –entre otras cosas- requiere interpelar históricamente
las acciones políticas de Bartolomé Mitre. Por supuesto que esto no nos exime de
no saber cuál ha sido el itinerario del pueblo judío y su padecer, con validez
recíproca.
Frente a este tipo de atrocidades puede decirse –con suficiente justeza- que no
hay historia particular, sino particularidades de una historia que se
construye/constituye en una permanente lucha entre opresores y oprimidos.
Una manifestación como la de FAR, entre cuyas consecuencias tiene la detención y
la persecución de militantes del campo popular, se resignifica más allá de los
objetivos políticos inmediatos que se hayan planteado los manifestantes. Pone en
juego, y al descubierto, una serie de dispositivos instrumentados para la
manipulación del hecho en sí tanto como lo simbólico asociado a él,
reconfigurando la semántica e imponiendo una hermenéutica bancaria de la
historia. Esta "bancalización terminológica" conduce a la banalización de la
historia, al empobrecimiento del análisis más allá de la peculiaridad específica
del evento, y convierte a la historia en trivialidad cotidiana contenida en la
ideología de la noticia.
La emergencia de las maquinarias de control cultural-ideológico frente a esta
manifestación es una evidencia, entre tantas, de que la lucha entre oprimidos y
opresores no está muerta. Revela los mutuos requerimientos entre los que
detentan alguna parcela de poder, y cómo se reconfiguran las alianzas
coyunturales en una etapa de crisis de hegemonía (propia de la crisis
capitalista actual).
La noticia es efímera, no así la subjetividad que inscribió en el imaginario. La
conmoción por el acto en repudio de las políticas de fronteras de Israel
desaparecerá por otras urgencias de agenda empresarial, en el comercio de la
veracidad. Lo que queda –además del pensamiento homogeneizado- es el cuerpo del
militante detenido, es la política de persecución implementada hacia ese
militante (y hacia la organización que lo contiene) por manifestarse en contra
de la guerra, y en general en contra de la opresión.
Algunos han afirmado, con borgeano rigor, que mal pueden dirimirse los
conflictos de Oriente Medio en una plaza porteña. Y en uso de los tan borgeanos
entretenimientos, entre paralelismos y simetrías, mal puede festejarse la paz en
una plaza porteña el día en que tropas israelíes matan a palestinos.
P.S. Expreso mi solidaridad para con los militantes detenidos y perseguidos, y
sumo mi voz a la convocatoria de la "Movilización por la libertad de los presos
políticos de FAR-MTR", a realizarse el 26 de mayo a las 10:30 hs en las
inmediaciones Tribunales de Comodoro Py.