Argentina, la
lucha continua....
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La Argentina que viven las mayorías populares, no lo cuentan ni el conflicto del campo ni los armados electorales
Prensa de frente
Ni esta etapa "neutra" –dicen los encuestadores en cuanto a su influencia sobre
las intenciones de voto- del conflicto del campo, con sus nuevas y más bien
tibias medidas de protesta patronal, ni los constantes vaivenes en los armados
electorales para los comicios ahora del 28 de junio, ni siquiera la discusión
sobre la chicana kirchnerista de adelantar las elecciones y el consecuente
despatarre de la oposición alcanzan a dar cuenta de lo que les pasa a los
argentinos de manera más profunda y cotidiana.
Que los "sufridos" dueños y arrendatarios de campos, según el inefable Alfredo
de Angeli, se dispongan a guardar en sus campos, sin vender, sus frondosas
producciones de soja transgénica, tampoco modificará la actual realidad de los
sectores populares de este país, aunque sí alcance para reafirmar hasta qué
punto se llenaron los bolsillos estos años los socios del modelo sojero, los
grandes y también los medianos, pese a lo que diga Eduardo Buzzi.
Es más fácil empezar a entender cómo están los argentinos de abajo si se
empiezan a buscar señales por el lado de la imposibilidad de casi la mitad de
los maestros del país de dedicarse sin más a enseñar y contener a los pibes en
las escuelas, porque no tienen otro remedio que poner el eje en la lucha por
recuperar algo del poder real perdido de sus salarios, por reconstruir algo del
escalafón docente dinamitado por las políticas precarizadoras de los distintos
gobiernos, por proteger a sus jubilados actuales y futuros.
Es que la situación de los maestros puede tomarse como un ejemplo válido de la
situación de deterioro ya indisimulable de las condiciones económicas y sociales
del denominado "modelo kirchnerista", y de la falacia de sus pretendidos efectos
redistributivos y reindustrializadores.
El desmentido más brutal a esa supuesta vocación redistribucionista del
kirchnerismo, planteada como la contracara de las políticas neoliberales de los
años 90, consiste precisamente en los datos que muestran que, en comparación con
el año 1998, cuando comenzó la gran recesión en la Argentina, el ciclo de 5 años
de crecimiento económico de los Kirchner se cerró, una década después, con un
descenso del 11,7 por ciento en la participación de los trabajadores en el
Producto Bruto Interno.
Un trabajo del Instituto de Estudios y Formación de la CTA muestra, además, que
en esa misma década la brecha de ingresos entre el 10 por ciento más rico y el
10 por ciento más pobre pasó de 22,8 veces a 28,7 veces. Es decir, se amplió un
26 por ciento. Y que el salario real promedio de los trabajadores perdió en esos
diez años un 24 por ciento de su valor.
En la Argentina de hoy, en la que los productores rurales quieren ganancias sin
limitaciones y en la que el Gobierno habla de redistribución en la crisis
internacional, los grandes grupos empresarios recuperaron esa siniestra dinámica
según la cual sus ganancias crecen mientras se estanca la actividad económica:
Repsol, Siderar, Petrobrás, Acindar, Telecom, el Banco Macro, entre otros,
aumentaron sus márgenes de ganancias en 2008, respecto de 2007, en entre un 35 y
un 85 por ciento, un proceso que implicó la transferencia desde los sectores
populares a los grupos concentrados de 47 mil millones de pesos.
Es el mismo proceso por el que hoy la Argentina tiene una tasa de pobreza del
37,5 por ciento y de indigencia del 15,7 por ciento, esto es una población pobre
cercana a los 14,8 millones de personas y una población indigente de 6,2
millones.