Argentina, la
lucha continua....
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Entrevista con Milagro Sala, conductora de la organización
Tupac Amaru en Jujuy
"Somos coyas, con mucho orgullo"
Angel Berlanga
Página 12
Con 70.000 afiliados, una extraordinaria capacidad de trabajo y un creciente
poder político, la organización Túpac Amaru es un fenómeno social y cultural en
Jujuy. Su conductora, Milagro Sala, desdeña ser candidata, reivindica a Evo
Morales y sus raíces aborígenes y critica la "politiquería barata".
–¿Cuál es el balance que hacen de 2008?
–Muy positivo. Publicamos un anuario con todas las cosas que hicimos.
Inauguramos la Sede Central, que tiene consultorios de todo tipo y hasta un
tomógrafo, porque para nosotros la salud es primordial; la sede, además, tiene
un polideportivo, pileta y un museo. Hicimos la Red de Organizaciones Sociales
de Jujuy y armamos la Constituyente Social, a la que vinieron dirigentes de todo
el país, de Latinoamérica y del mundo. Y también inauguramos la Cooperativa
Textil, donde trabajan 400 compañeras. Las fábricas que tenemos son un orgullo;
no son recuperadas, fueron construidas con muchísimo esfuerzo y ganas, pensando
en el futuro. En la organización decimos que hay que ser conducción pero en
serio, tratando de beneficiar a los compañeros que lo necesitan. Porque es fácil
ser conducción cuando te dan todo de arriba: lo hemos visto en varios casos. Hay
sectores políticos que se quejan porque nos dan plata, pero te ponés a ver y a
muchos sectores les han dado, y quizá más que a nosotros.
–La Túpac Amaru recibe fondos de la Nación.
–Para construir viviendas y hacer obras, exacto. Con la plata que queda hacemos
asambleas con los cooperativistas y resolvemos qué se hace. Hay algo que se
reparte con todos los compañeros como sueldos y aguinaldos, para que estén en
blanco. Y después vamos construyendo lo que sería nuestro futuro. ¿Cuál es?
Estas fábricas. Decimos que tenemos una visión de futuro porque no es que hoy
nos conformamos con un programa para construir viviendas y chau, nos olvidamos.
La idea es asegurar el futuro de cada compañero y los que vienen en camino,
porque Jujuy no es como Europa, donde por ahí se tienen los hijos a los 30 años:
acá un compañero de 14, 16 años, está teniendo su primer hijo. Mirá vos la
diferencia, ¿no? Capaz que a los 20 ya tienen dos, y necesitan su vivienda y
comenzar a pensar su futuro. A eso lo tenemos muy en cuenta. Le criticamos cosas
al Estado, igual.
–¿Qué, por ejemplo?
–A ver, por ahí uno se queja del Estado porque no da salud, educación, esto y lo
otro. Entonces de ahí te comenzás a preguntar: "Y yo, ¿qué hago para mejorarlo?"
En la organización decimos que no creamos un pelotón de de-socupados, sino que
formamos conciencia. Y les hacemos sentir a los compañeros que también tienen
obligaciones. Que no es cuestión de pedir y pedir y pedir. La salud no funciona
bien: y bueno, veamos qué nosotros hacemos para que los compañeros puedan
atenderse. Porque por ahí para hacerse un estudio radiológico en el hospital hay
que esperar cuatro o cinco meses. O no se lo pueden hacer, por no tener plata.
Nación no nos dio plata para el tomógrafo, lo compramos con esfuerzo propio. En
Jujuy lamentablemente hay dos, nada más. Y cada estudio te salía 500 o 600
pesos. ¿De dónde iban a sacarlos, los compañeros?
–¿Cuántos afiliados tiene Túpac Amaru, y cuántas personas trabajando? ¿Qué
sueldos tienen?
–Según el trabajo de cada uno, de 800 para arriba. Hay compañeros que llegan
como a 2000. Tenemos 70.000 afiliados y alrededor de 4500 trabajando. No nos
conformamos sólo con vivienda: por ahí vamos a Buenos Aires a hacer otra clase
de trabajos, cunetas, veredas, escuelas.
–¿Qué fabrican en la textil, cómo les está yendo?
–Bien. Tenemos un convenio con Nación: hacemos 30.000 guardapolvos por mes; nos
los dan cortados y acá los armamos. Pero en realidad fabricamos toda clase de
ropa. Y tenemos algunos convenios en Salta, en Tucumán. En las distintas
fábricas que tenemos en Jujuy nos piden ropa de trabajo. Nos damos un año para
poder entrar en el mercado comercial. Lo mismo nos está pasando con la fábrica
de bloques y adoquines, y con la metalúrgica.
–¿Qué produce la metalúrgica?
–Puertas, ventanas, caños. El año pasado salíamos a comprar eso, para las
viviendas: éste ya no, los hacemos nosotros mismos. Y también los usan
compañeros de otras organizaciones sociales. Hay intercambios: Argentina Grande
(una ONG) por ahí nos compra bloques y nos vende bachas y mesadas, que fabrican
ellos. Así hemos formado una red de ocho organizaciones. Cuando necesitamos,
salimos juntos a pelear obras. Normalmente, cuando se hace una marcha, somos
20.000 compañeros. Para la ciudad es grande. Cuando se hace una convocatoria
provincial es cuatro veces más grande. No peleamos solo para la Túpac, peleamos
para el que menos tiene. Y no es que estemos construyendo viviendas porque
queremos candidatearnos este año, no. Las organizaciones sociales no vamos a
candidatearnos a nada, no nos interesan las elecciones, nada.
–¿Y para dentro de unos años no se lo plantea?
–No, porque a mí me dan asco algunos sectores políticos. Cuando se inauguró la
Sede Central decían que lo hacíamos porque íbamos a ser candidatos. Y cuando
inauguramos la textil, también. Y yo, la verdad, ya no quiero arriesgar más
compañeros.
–¿A qué se refiere?
–Que nos mataron tres compañeros a nosotros. El primero que me mataron fue hace
cuatro años, Chirolita (Esteban Armella), lo mató la policía. Un año y medio
atrás nos mataron dos compañeros más, fabricando un accidente. Yo también he
sufrido amenazas. Tenemos claro que son los sectores políticos que no nos
quieren, que están acostumbrados a comerse la plata que reciben de Nación y no a
mostrar lo que se hace con la plata, como hacemos nosotros. Ahí está el anuario:
son cosas reales. Los sectores que más nos critican son los que están haciendo
más usufructo en la provincia.
–Su figura parece despertar reacciones muy distintas: algunos sectores la
aman y otros le tienen mucha tirria.
–Más vale que no puedo pretender que todo el mundo me quiera, ¿no? Hay sectores
que no me quieren, casualmente, porque les molesta que alguien haga algo. Creen
que por haber dado tres pensiones ya han hecho la revolución en Jujuy. Y ni
siquiera es plata de ellos, sino que van a gestionar allá, a Buenos Aires. Un
ejemplo claro: en los primeros días de diciembre entregamos 300 pensiones.
Ahora, no salimos por los medios a decirlo. Qué hicimos: capacitamos a los
compañeros, trabajamos con ellos y les dijimos "el Plan Trabajar no sirve, el
bolsón de mercadería no sirve". La mamá de siete hijos, la compañera
discapacitada, el compañero de 70 años, tienen que tener sus pensiones. Es un
derecho adquirido. Hay algunos que usan esto para hacer política. Para nosotros
es algo que está ahí, en la mesa, y lo que hay que hacer es tomar y entregar,
nada más. Y no pedir nada a cambio. Eso molesta. Molesta cuando entregás una
casa y no pedís nada, porque están acostumbrados a pedir 5 o 10.000 pesos por
una vivienda. O cuando llegan las elecciones y les dicen "che, no te olvides que
te he dado una vivienda", o una pensión. Como jujeña me da vergüenza.
–Pero usted no está en contra de hacer política. Y tampoco de que haya una
gestión de Estado.
–Se hace política con todo, con los sindicatos, con los medios. Pero le tengo
rechazo a la politiquería barata. A los que hablan mal para desprestigiar y
levantar votos. En Jujuy hay muchos sectores que están en eso. Y no pueden
mostrar nada. Guillermo Jenefes, el senador nacional, nos critica a nosotros
porque Nación nos manda plata. Es dueño de Canal 7, acá, y tiene radios, y a la
vez es presidente de la Comisión de Comunicación del Senado: es ilegal. Y
aprieta y aprieta para que le paguen lo que sería propaganda oficial. Y no sólo
eso: a pesar de las leyes nacionales y provinciales, él desmontó completa la
finca Real de los Toros, en Palmasola, más de mil hectáreas de bosques nativos.
Nosotros hicimos la denuncia en la legislatura, pero no nos dan bolilla. Es el
único tipo que consiguió una autorización de desmonte. Y después dice que
nosotros apretamos porque salimos a la calle a pedir más trabajo. Entonces
decís: "Pará. ¿Quién aprieta?" Así, como él, hay muchos. Quieren hacer creer que
somos los malos y que ellos son los buenitos. Dicen que nos creemos los dueños;
o nos critican porque tenemos una camioneta. ¿Por qué no sacan ellos las
camionetas de fin de semana acá? ¿Sabe cuál es la diferencia? Nosotros no
andamos escondiendo nada. ¿El tipo más corrupto viene a quererte laburar de
víctima? Las víctimas acá son los que necesitan comer, un buen hospital y una
buena escuela. Los compañeros míos tienen que dejar de comer en los comedores y
volver a comer en sus casas.
–¿Siente que le tienen miedo desde la dirigencia política?
–Mirá, si pasa eso con personajes como Jenefes y otros, ¡que me tengan, qué sé
yo! Ellos buscan generarle miedo a la sociedad para que digan "estos son mis
salvadores". Pero ya no les dice que tienen razón. Muy pocos les creen. Ahora
dicen: "No, la Negra Milagro será lo que será, pero ahí está, ahí está todo".
Nosotros ponemos todo arriba de la mesa. Rendir cuentas es pedir disculpas por
las veces que hemos cortado las calles. Pero a la lucha en la calle no la vamos
a dejar nunca. Porque lo que tenemos es gracias a eso. Hace un rato te dije que
a un compañero lo mataron, que a mí me querían matar: son los riesgos que uno
corre. Pero esas cosas nos dan más fuerza para seguir adelante. Con lo que
construimos les rendimos honores a los compañeros que no están. La escuela, el
colegio secundario, el centro de salud, los polideportivos, las casas. Que
cualquier chango de cualquier asentamiento, de cualquier villa, pueda acceder.
–¿Qué planes tienen para este año?
–Tenemos planificados la universidad y construir el secundario en el barrio
nuestro, Alto Comedero, donde hoy ya están viviendo cerca de 1400 familias. Hoy
estamos teniendo entregadas 2300 viviendas en toda la provincia. A los
compañeros que realmente necesitan, ¿no? Entregamos viviendas por intermedio de
asambleas de cooperativistas. Hay 900 delegados en la provincia.
–¿Por qué la organización se llama Túpac Amaru?
–Porque es el que representa a nuestros antepasados.
–En la simbología de la organización también aparecen las caras de Evita y del
Che Guevara.
–Es que también ellos nos representan.
–Sin soslayar la importancia de la organización, su perfil de liderazgo
parece ser central en el crecimiento y la fuerza de la Túpac Amaru.
–Puede ser, pero no me gusta plantearlo así. Porque todos nos hemos sacrificado,
todos hemos llorado. La organización son los compañeros que dieron la vida, los
que están en la obra trabajando, los médicos que hacen trabajo comunitario en
los barrios. Hace un rato estaba una compañera enfermera con una lija, en la
sede: acá, el que tiene título tiene que bajar al llano y cuidar su espacio. Y
lo hace porque lo siente. La mayoría hace un trabajo comunitario en los barrios.
Eso significa mucho para nosotros: no olvidarse de dónde uno viene, no olvidarse
que hay muchos que lo necesitan y no olvidarse que nos falta bastante. Al
ingeniero y al chango de la juventud los ponemos en la misma línea, no hay
diferencia. Porque los dos tienen cosas para aprender del otro.
–¿Cómo ve la situación en Bolivia?
–La verdad es que es sorprendente el Evo. El representa Latinoamérica indígena.
Es nuestra figura ejemplar. Está cumpliendo con lo que había prometido y más.
Está ayudando a muchísimos hermanos aborígenes que hasta hace poco no tenían
nada y hoy, mínimamente, tienen un subsidio y están empezando a trabajar. Antes
de que asuma había mucha mamá, mucha gente que no sabía leer ni escribir. Y hoy
es impresionante cómo está trabajando, cómo está impulsando a los jóvenes para
que estudien, para que entren en la universidad, para que levanten Bolivia. Se
está moviendo, Bolivia. Antes había un sector muy reducido que decidía todo: hoy
el Evo está haciendo participar a todos los sectores. Es revolucionario. No hace
falta levantar un arma para hacer la revolución. Y el Evo hizo eso. Un cambio
social muy fuerte está haciendo. Ellos nos ayudan a nosotros a seguir
construyendo un nuevo país, un nuevo Jujuy. Lo consideramos nuestro referente
territorial.
–Hay respecto de Bolivia un racismo que es muy evidente en las hinchadas de
fútbol, por ejemplo. Incluso el mismo presidente de Gimnasia y Esgrima de Jujuy
dijo, hace poco, que un árbitro los discriminaba porque creía que los jujeños
eran bolivianos.
–Yo soy fanática de Gimnasia. Y mirá que lo defiendo a Ulloa: de por vida, de
por vida nos han discriminado. En fútbol nos robaron diez mil partidos. Siempre
se privilegia a los equipos grandes. En Buenos Aires pueden tirar bengalas,
entrar con los trapos, pero acá requisan todo. Te buscan para joderte, para que
Gimnasia descienda. En cuanto al racismo, que te digan que los jujeños somos
coyas está bien: somos coyas con mucho orgullo. Yo me siento identificada, y
donde voy digo "soy coya". Qué sé yo, 20 años atrás, alguno agachaba la cabeza.
Hoy son muchos los que no. Porque nosotros decimos que el monstruo que algunos
europeos pensaban que habían matado, porque nos trataban de monstruos, hoy se
está levantando de nuevo. Nuestra cultura se está levantando. Fijate, ahora,
para algunos gringos, nuestra cultura es plata, turismo. Ellos lo ven así,
nosotros no. En Jujuy los gringos compran la tierra, vienen con la escritura y
desconocen qué han comprado. Y no solo eso, son negocios que se hacen desde el
Estado. Se los venden por dos mangos, pero si el jujeño quiere comprar se lo
venden cinco veces más caro.
–Fuera del país, suele asociarse al argentino con el porteño o el bonaerense.
¿Se siente argentina, parte de un grupo que es más grande o diverso? ¿Ser coya
es ser argentino, también?
–Qué pregunta esa, has metido la mano en un lugar clave. Antes de ser argentina,
soy americana. A las banderas las han traído los españoles, los italianos, así
como trajeron la cruz. Antes teníamos las whipalas, nuestros sembradío, nuestra
propia cultura. La historia que cuentan los libros no es mi historia. La nuestra
es de antes de Belgrano y San Martín. ¿Por qué no cuentan cómo nuestros
antepasados defendían nuestros apus, cerros, huertas? La historia desde Colón
significó esclavitud. Yo me siento de América: antes no había Bolivia, Brasil,
Argentina. La división de países la hicieron ellos. Y la levanto a la bandera
argentina por una cuestión de... no sé, a lo mejor de patriotismo. Si ya
nosotros somos más América y Argentina que los mismos porteños, que por ahí no
tienen una cultura propia con la que identificarse.
–Justo le iba a preguntar por la mezcla. Porque, de hecho, estamos hablando
en castellano. Y más allá del avasallamiento histórico, lo cultural incluye
cosas terribles y otras también valiosas, que ya formarán parte de su misma
identidad.
–No, yo no las quiero las cosas de ellos. La otra vez un antropólogo italiano me
decía que nos tenemos que reconciliar. Y yo le decía: "Yo no me tengo que
reconciliar con vos. Son ustedes los que nos tienen que devolver todas las cosas
que se robaron de nosotros". De nuestros abuelos. Nos tienen que devolver toda
la arqueología que se han llevado para Europa. El día que nos empiecen a
devolver, hablemos de reconciliación. Antes no. Yo no fui a invadir Italia o
España, a profanarles una tumba para ponerla acá, en una vidriera. Y tampoco
maté gente. No maté hermanos de ellos. Ellos sí hicieron eso con nosotros. Y no
mataron a uno: a nombre de la liberación, de la cruz, de la reina y de no sé qué
carajo más, mataron a muchos. Nos robaron lo más valioso, nos quisieron robar
hasta la identidad. Se llevaron todo. Porque los materiales los podés recuperar,
pero la identidad, no.