Argentina, la
lucha continua....
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25 niños mueren por día, por causas evitables, antes de
cumplir un año
Hambre en el granero del mundo
Inés Hayes
Revista América XX
Vergüenza: en Argentina, donde se producen alimentos para dar de comer a cientos
de millones de personas, 25 niños mueren por día antes de cumplir un año. Los
datos oficiales, que miden la mortalidad infantil en 12,9 por mil nacidos vivos
contrastan con el reciente informe de Unicef: 14 por mil. "No nos importan los
datos teledirigidos del Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos), lo
que está a la vista y nos golpea a todos son cosas sencillas y evidentes" dice
el obispo de Humahuaca, Pedro Olmedo. En el país más de seis millones de chicos
viven en la pobreza y la mitad de ellos pasa hambre. Sólo en la Ciudad de Buenos
Aires, ocho niños mueren por día antes de su primer cumpleaños. En Cuba, la tasa
de mortalidad infantil es de cinco por mil.
Bajo las doradas galerías de la Avenida Alem, en pleno centro porteño, una
veintena de chicos se acomoda sobre cartones para pasar la noche. Recostados en
hilera, aspiran pegamento con las miradas perdidas en el cielo. A metros de la
Casa presidencial y de la Plaza de Mayo, cuna de la independencia, un bebé
recién nacido llora buscando el pecho de su madre adolescente que revuelve la
basura en busca de comida. En el país de las espigas de oro, 25 niños mueren por
día antes de cumplir un año y la tasa de mortalidad se eleva a 14 por mil
nacidos vivos.
Constatadas por Unicef, estas cifras contrastan con las de los datos oficiales:
según el Ministerio de Salud de la Nación, la mortalidad infantil es de 12,9 por
mil nacidos vivos. En Cuba, la tasa de mortalidad es de 5,3 por mil según datos
oficiales y 5 según el informe de Unicef (Ver nota de tapa).
¿Quién me robó mi niñez?
En la madrugada del 11 de diciembre de 2008, un cartonero encontró el cadáver de
un niño de tres años mientras hurgaba en un contenedor del barrio porteño de
Constitución, a menos de dos mil metros de la Casa de Gobierno. El cuerpo estaba
envuelto en una frazada y presentaba fuertes signos de desnutrición. Según
informaron las fuentes de la investigación, en los días posteriores al hallazgo
no se registraron denuncias sobre la pérdida del niño lo que hacía suponer que
había sido depositado en el basurero por algún familiar o conocido. Un día
después de que apareciera el cuerpo sin vida de este niño sin nombre, al que
seguramente nunca hamacaron en una plaza, la noticia desapareció de los medios
de prensa.
Dos semanas después, una organización no gubernamental del Partido de La Matanza
(Gran Buenos Aires) denunció que en el Mercado Central, más de 200 chicos de
entre 8 y 13 años se prostituyen para poder comer. Según la denuncia, entre los
que obligan a los niños a vender su cuerpo por comida, hay policías,
changarines, seguridad privada, comerciantes, camioneros y directivos. El
Mercado de La Matanza, principal centro comercializador de frutas y verduras del
país, abastece a más de 11 millones de personas.
La desnutrición sufrida durante el embarazo y en los primeros meses de vida
produce daños irreparables en el ser humano: retraso mental y físico, bajo peso
y talla y dificultades en el aprendizaje. El informe de Unicef revela que el 66%
de los niños y las niñas mueren en su primer mes de vida; "más de la mitad de
estas muertes son evitables", detalla el documento.
Cartografía de la desnutrición
Unicef aclara que en Argentina, el lugar de nacimiento condiciona las
posibilidades de sobrevivencia: "Las probabilidades de morir antes de cumplir un
año son tres veces superiores en Formosa que en la Ciudad de Buenos Aires. En
las Provincias de Jujuy o Chaco, la probabilidad de muerte duplica a las
jurisdicciones más favorecidas". Paro cardiorespiratorio es el eufemismo con el
que se encubre la desnutrición en los hospitales nacionales y provinciales
colapsados por la falta de médicos, enfermeras, insumos y presupuesto. En la
Ciudad de Buenos Aires, la tasa de mortalidad es de 8,3 por mil nacidos vivos;
incluso en la orgullosa, rica y poderosa Capital Federal, el índice supera al de
Cuba.
Mientras que según datos oficiales la tasa nacional ha descendido, en la
provincia de Buenos Aires, la más rica del país en términos económicos y
productivos, la mortalidad infantil ha pasado de 12,5 en 2006 a 13,5 en 2007.
En esta provincia, donde se tira una semilla y crece, durante 2006 murieron
3.280 bebés menores de 1 año y en 2007, 3.531: 10 bebés por día.
En La Matanza, el más grande conglomerado del conurbano, donde los chicos se
venden por comida, 345 niños murieron en 2007 sin alcanzar su primer año de
vida. Las cifras de la mortalidad en el Gran Buenos Aires sirven para diluir el
mito de que el hambre sólo está en el Norte: 951 bebés menores de un año
murieron durante 2007 en las localidades de Lomas de Zamora, Quilmes, Almirante
Brown, Florencio Varela, Morón, San Miguel, Hurlingham, San Isidro, Merlo,
Avellaneda y Lanús. En un año, el número de muertes evitables se incrementó en
100: durante 2006 murieron en esa zona 862 bebés.
Cientos de cruces de madera adornadas con guirnaldas de flores de todos colores
brillan con la luz del sol en un cementerio de la quebrada de Humahuaca. "Se ha
ido un angelito" dicen en el Norte cuando se muere un bebé y toda la gente va al
velatorio vestida de blanco. En la provincia de Formosa, las familias de 24
bebés por mil nacidos vivos los entierran antes de poder festejarles su primer
año de vida. En Chaco mueren 18,9 bebés y en Misiones y Jujuy la tasa se eleva a
17 por mil, siempre según datos oficiales.
"No nos importan los datos teledirigidos del Indec (Instituto Nacional de
Estadística y Censos), lo que está a la vista y nos golpea a todos son cosas
sencillas y evidentes: hace unos meses el kilo de pan costaba 3 pesos, hoy
cuesta 5; la carne se compraba a 8 ó 12 pesos, hoy cuesta 16 ó 20. El litro de
aceite se conseguía a 3 pesos, ahora anda por los 8 y la garrafa de gas de 15
kilos vale 50 pesos. Es imposible que los niños y adolescentes puedan
alimentarse con 60 centavos", afirma el obispo de Humahuaca, Pedro Olmedo. El
pasado 13 de enero, su hermano, el cura Jesús Olmedo, junto al premio Nobel de
la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, apoyaron los cuatro días de ayuno que más de 400
quiaqueños hicieron para denunciar la situación de pobreza y desnutrición que
afecta al 60% de la población de esa zona.
La falta de alimentación está sumada a las condiciones de vida: la carencia de
agua potable y de desagües cloacales favorecen la aparición de enfermedades
infecciosas como la diarrea o la parasitosis que, en edades tempranas, provocan
la muerte. En 2004, el Departamento de Maternidad e Infancia del Ministerio de
Bienestar Social de Jujuy realizó un relevamiento por zonas que alcanzó a más de
50 mil niños (es el último estudio provincial al que se puede acceder). Los
datos reflejan que en la Puna jujeña (Departamentos de Cochinoca, Santa
Catalina, Susques, Rinconada y Yavi) casi la mitad de los niños tiene bajo peso.
Le sigue la Quebrada –Departamentos de Tumbaya, Tilcara y Humahuaca– con el
19,4% (el promedio provincial de bajo peso era entonces del 16,5%). Los datos de
desnutrición aguda vuelven a ubicar a la Puna en primer lugar con el 14,7%; en
este caso seguida por la región Valles (Departamentos de San Antonio y El
Carmen) con el 9,8%.
La Encuesta Nacional de Nutrición y Salud realizada por el Ministerio de Salud
de la Nación en 2005, muestra que frente a un total de 3,7% de desnutrición
global, la provincia de Jujuy presentaba un 3%. La variación entre las cifras
provinciales y nacionales se debe a que en ambos casos se utilizan parámetros
diferentes. Por esta razón, aun si los organismos de Jujuy ofrecieran datos
actualizados, sería difícil hacer una comparación con otros distritos. "No hay
estadísticas confiables", afirma Carlos Santillán, ex dirigente sindical y
actual titular de la Comisión de Derechos Humanos de la provincia de Jujuy. "En
la Comisión de Derechos Humanos recibimos día a día pedidos de necesitados de
toda la provincia que buscan comida y trabajo. Hace seis meses gestionábamos
ante el Ministerio de Bienestar Social un pedido de 60 bolsones de comida al
mes. Ahora estamos pidiendo 500", agrega.
En los confines de la Argentina, cerca de 400 personas dejaron de comer para
llamar la atención sobre el hambre. En la legislatura provincial fue presentado
un pedido para que se declare a la Puna en emergencia social y alimentaria: el
gobierno de Walter Barrionuevo, del Frente para la Victoria (Partido
Justicialista), responde con silencio.
Los grandes medios nacionales se ocuparán del tema sólo cuando alguien muera o
cuando les llegue una fotografía conmovedora. Jujuy, en tanto, es la provincia
argentina que más planes asistenciales reparte. "La acción social dirigida sirve
sólo a pequeños grupos, a algunas organizaciones y a los dirigentes de esas
organizaciones que se convierten en millonarios teniendo a los pobres como
mercancía", denuncia Santillán. A fines de 2008, el Gobierno nacional anunció
una disminución en el índice de pobreza del 23,4% al 20,7%. Los ocho millones de
pobres de los datos oficiales contrastan con los 20 millones de argentinos que
según diferentes estudios privados viven bajo la línea de pobreza.
La diferencia en el cálculo se explica: para el gobierno la canasta básica de
alimentos es de 978 pesos; para los estudios independientes, asciende a los
1.400. "Mientras todo sube, los ingresos de los planes están estancados y si
hace unos años 150 pesos era poco, ahora es nada", dice el obispo Olmedo, quien
en unión con los sacerdotes de su presbiterio denuncian públicamente la grave
situación de pobreza e indigencia de los habitantes de Jujuy y los Valles
salteños. "Por falta de olla" es la expresión popular utilizada por el personal
de salud de la provincia de Salta para explicarles a las mamás las causas de la
desnutrición primaria que sufren sus pequeños hijos.
Los datos oficiales del tercer trimestre de 2008 indican que el porcentaje de
niños y niñas salteñas con déficit nutricional es de 5,4% entre los que tienen
de 0 a 1 año de vida, y de 10% entre quienes tienen de 1 a 5. "En ese 10% están
los bajitos y los petisos; la cronicidad en la pobreza es sinónimo de talla
baja", explica la doctora Gladys Pernas, Jefa del Servicio de Recuperación
Nutricional del Hospital de Niños Jesús de Praga. "Que haya 10 niños de cada
cien con déficit nutricional es una cifra alta y preocupante pero aun en los
noventa restantes a los que se considera "eutróficos" (adecuado para la relación
peso-talla) habría que preguntarse si esa talla corresponde a su edad o si
estamos hablando de desnutridos crónicos, con pobreza de larga data", alerta
Pernas. Por otra parte, las estadísticas rara vez consideran a los malnutridos,
categoría en la que entran los desnutridos y los sobrenutridos por obesidad o
sobrepeso. Los últimos datos disponibles señalan un sobrepeso de 10,8% en
menores de un año y de 10,3% en el grupo de 1 a 6 años. Entre los acortados
nutricionales por pobreza crónica hay dos tipos de carencias: la falta de
alimentos, que los hace bajitos, y la dieta farinácea, que los hace gordos.
Sobrenutrido no es un indicador de bienestar, se traduce en graves enfermedades
en adolescentes y adultos: hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes y
accidentes cerebrovasculares. Argentina es uno de los primeros países del mundo
en índices de muertes por estas enfermedades.
En la provincia de Salta –siempre según datos oficiales–, la mortalidad infantil
fue de 14,9 por mil nacidos vivos durante 2006 y de 15,4 por mil durante 2007. A
pesar de las declaraciones pre electorales del candidato a vicegobernador de la
fórmula que asumió en diciembre de 2007 (Juan Manuel Urtubey del Frente Para la
Victoria y Andrés Zottos del Partido Renovador de Salta), el proceso de
gerenciamiento privado de la Salud Pública sigue siendo una constante en Salta.
Así lo indica un trabajo realizado por asociaciones gremiales y de profesionales
de la salud: "en ocho años de gerenciamiento privado del Nuevo Hospital Materno
no ha mejorado la salud de la población involucrada". El estudio afirma que el
Estado debería evaluar y corregir la orientación de sus políticas sanitarias y
priorizar efectivamente las acciones de Atención Primaria. Más allá de las
cifras, la investigadora de la Universidad de Buenos Aires y de Flacso, Mónica
Sacchi analiza en su libro Mortalidad Infantil, un nombre, un rostro, una
familia, seis casos de muerte de nenas y nenes que no llegaron a cumplir su
primer año de vida. Sacchi realiza un estudio microsocial (condiciones de vida y
salud materna) a partir de las percepciones y los significados que las madres
asignaron a las muertes. En las vidas truncadas de Esteban, Jimena, Micaela,
Gabriel, Rosario y María Daniela la intensidad de la pobreza llevó a Mónica
Sacchi a preguntarse y a interpelar: ¿qué es lo que falló?
En la provincia de Corrientes, famosa por sus ríos, esteros y bañados y por la
música alegre del acordeón, la situación no es mejor que en Jujuy o Salta. Según
un relevamiento de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), el 49% de los
chicos menores de 18 años es pobre y un 29% pasa hambre.
El documento, basado en datos estadísticos oficiales y en estudios realizados
por distintas organizaciones sociales y sindicales, sostiene que en el país, más
de seis millones de chicos viven en la pobreza y la mitad de ellos pasa hambre.
Corrientes ocupa el cuarto lugar entre las provincias con más chicos pobres e
indigentes.
Democracia de la exclusión
En este país donde para tantos niños vivir o morir depende del lugar de
nacimiento, marcados casi como un designio divino desde la cuna, son pocos los
adolescentes que creen en la democracia. Sólo el 35% de los encuestados confía
en la democracia, informó un estudio realizado por el Ministerio de Educación de
la Nación a fines de 2008. El análisis, llevado a cabo por el Programa Escuela y
Medios, se hizo entre mil alumnos de 11 a 15 años de escuelas públicas de Buenos
Aires, Córdoba, Mendoza, Santa Fe y Chubut.
Argentina produce alimentos suficientes como para dar de comer a varios cientos
de millones de personas, posee un alto índice de PBI per capita y un elevado
desarrollo científico-tecnológico. En las entrañas de su tierra hay petróleo,
gas, oro y plata. El acuífero Guaraní, compartido con Brasil, Paraguay y
Uruguay, es una de las reservas de agua potable más importantes del mundo.
En Cuba, pequeña isla ubicada en el medio del Caribe, a expensas de los
huracanes y el mal clima donde no crece más que la caña, la mortalidad infantil
es de cinco por mil nacidos vivos. Igual al de Canadá e inferior al de Estados
Unidos (siete por cada mil), el índice cubano se sostiene pese al bloqueo que
lleva casi tantos años como los que acaba de cumplir su revolución.
963 millones de personas tienen hambre en el mundo. La meta del milenio fijada
por la ONU para reducir la desnutrición de cara a 2015 parece imposible de
lograr dentro del sistema capitalista, en el que todo sobra, hasta los seres
humanos.
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Inés Hayes con informes de Gabriela Tijman desde Jujuy, Marita Couto desde Salta
y Orlando Pacua desde Corrientes