Argentina, la
lucha continua....
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Entre la crisis mundial y el largo camino a Octubre
Los Kirchner "a boxes"
Manolo Romano
La Verdad Obrera
Los planes estatales para contener la crisis capitalista están fracasando en las
principales potencias mundiales. El salvataje de Barack Obama de 787.000
millones de dólares para los banqueros no es considerado suficiente por Wall
Street que tuvo otro "martes negro" y arrastró a la caída de las bolsas de todo
el mundo. La caída mostró la debilidad de la gran banca: el Bank of America, el
Citigroup y la JPMorgan terminaron con un rojo superior al 12%. La crisis en
desarrollo no es sólo por el enorme impacto depresivo sobre la producción que se
expresa en los anuncios diarios de quiebras y desempleo masivo en EE.UU.,
Europa, Japón y las principales economías del planeta. Sino que es el propio
sistema financiero, los bancos y el sistema de crédito, es decir, los que
supuestamente tienen que sanear para solventar una futura recuperación de la
"económica real", los que no encontraron todavía el piso de la bancarrota. "Para
estabilizar el sistema bancario estadounidense y restaurar la normalidad del
préstamo, se requerirán más fondos" acaba de declarar Alan Greespan, ex
presidente de la Reserva Federal, para concluir que la crisis "seguramente será
la más larga y profunda desde los años 1930".
Antes de octubre
En este contexto, la renuncia de Reutemann al bloque de senadores del
oficialismo declarando que las retenciones del 35% son confiscatorias, es un
golpe político a los Kirchner que lo tenían como la carta principal para
disputar Santa Fe y al peronismo sojero. Con esta debilidad del gobierno ni los
gestos de "apertura del diálogo" con las patronales agrarias, en acuerdo con el
"oligarca destituyente" Biolcatti de la Sociedad Rural según amplificó el
oficialismo, ni el llamado al Consejo Económico Social que ya tiene alistados a
los industriales de la UIA y la CGT, se pueden consolidar. El intento de
recomponer la unidad entre los distintos sectores capitalistas que existía hasta
el conflicto con los exportadores agrarios y, al mismo tiempo, pretender una
"paz social" duradera entre los empresarios y los trabajadores, es una quimera.
La bancarrota capitalista se expresa con más agudeza y a ritmos acelerados en
los países centrales que desencadenaron la crisis mundial. Argentina, al pasar
por el crack bancario y el default del 2001, tiene "la ventaja" de no haber
tenido la oportunidad de participar del festival de endeudamiento ni tener en la
cartera de los bancos los créditos hipotecarios que crearon la burbuja
especulativa que estalló en Europa y Estados Unidos. Pero sí sucede en el
principal socio comercial, Brasil, cuya caída en la producción puede ser una de
las puertas de entrada de la crisis en Argentina, además de la debacle de las
multinacionales automotrices que impacta directamente sobre el país. La
fortaleza relativa de los superávit fiscal y comercial, empiezan a deteriorarse
por la baja de las materias primas y la contracción del comercio mundial. Los
empresarios rurales, ahora con Reutemann de su lado, siguen en la pulseada por
la baja de las retenciones, al menos "segmentadas", a lo que el oficialismo no
quiere ceder. La presidenta ya le había respondido al gobernador santafesino
Hermes Binner "que la suspensión de las retenciones por 180 días era "imposible"
porque provocaría un bache fiscal de 15.700 millones de pesos" (Clarín, 17/2).
Lo de Reutemann puede ser un espaldarazo para que vuelvan las protestas, al
menos de las patronales de CRA y Federación Agraria, aún cuando el reclamo "del
campo", en medio de la crisis, ya no despierta la adhesión masiva del año
pasado.
De su lado, el jefe de los industriales Lascurain volvió a machacar con la
propuesta de una devaluación (a la que también adhieren los exportadores del
agro) como condición previa a toda discusión de salarios y de mantener el
empleo, lo que no puede ser refrendado abiertamente por la CGT ni el gobierno
quiere satisfacer antes de octubre a riesgo de terminar de minar su base social.
Pero ¿qué tiene el gobierno para ofrecer en este terreno? El solo emplazamiento
de la CTERA y los gremios docentes de abrir las paritarias reclamando un 25% de
aumentos, anuncia conflictos que chocarán con los gobernadores que cerraron el
2008 con, al menos, 9 provincias con déficit fiscales. El mas importante de
ellos, el gobernador Scioli pidió un "gesto patriótico" a los maestros el mismo
día que en la Provincia se votaba la ley de blanqueo de capitales.
Parece haber un acuerdo "táctico" de todas las fracciones de la clase dominante,
en que las disputas se dirimirán en las elecciones legislativas. Pero por la
magnitud de la crisis y dada la debilidad del gobierno que sigue perdiendo
aliados, no hay que descartar nuevos intentos de "golpes de mercado" para
acelerar una devaluación, como intentaron con la fuga de capitales luego de la
estatización de las AFJP a fines del 2008. La denuncia de "fraude anticipado"
que levantan desde Carrió a Macri y la cruzada opositora por la "boleta única"
que supuestamente impediría las manipulaciones en las urnas son, por ahora, sólo
banderas de campaña para debilitar al oficialismo y no un desafío de ruptura con
el calendario del régimen. Al fin y al cabo, hasta las "nuevas derechas" que
supieron protagonizar asonadas golpistas en Bolivia y Venezuela se avienen a las
reglas del juego dentro de las reformas constitucionales de Evo Morales y
Chávez. Aquí, además de la centroderecha "republicana" que encabeza la Coalición
Cívica de Carrió con los restos del partido radical, ha surgido una derecha que
une a Macri y De Narváez con el ex ministro de agricultura de Menem, Felipe Solá,
un armado de Duhalde que busca horadar la base popular del peronismo de la
provincia de Buenos Aires para volcar la relación de fuerzas en el segundo
mandato de Cristina Kirchner.
Un programa para que la crisis la paguen los capitalistas
Mientras hay, en ciernes, un plan de una devaluación drástica que lleve el dólar
a 4,50 pesos; el gobierno, al menos hasta octubre, intenta contener la crisis
industrial con la engañosa política de "reducción salarial para evitar
despidos". El programa que el PTS viene propagandizando por el empleo y el
salario, cobra cada vez más vigencia. Nuestra propuesta de repartir las horas de
trabajo sin aceptar ninguna rebaja salarial y, por el contrario, reclamar un
salario móvil que no pierda ante la inflación, es la forma de dar una respuesta
a ambos, a costa de las ganancias de los capitalistas.
En primer lugar a la actual receta que aplica también Lula en Brasil, que acaba
de firmar en 42 empresas acuerdos de suspensiones con rebaja salarial para 30
mil trabajadores, y es lo que están poniendo en práctica las grandes empresas y
los Kirchner, en acuerdo con sindicatos como el SMATA o la UOM. Lo mismo se
discute en Tierra del Fuego de la "progresista" Fabiana Ríos para 2.500 obreros
de la industria de electrodomésticos con un plan de suspensiones por 4 meses,
ante el que comenzó a movilizarse la UOM de Río Grande. El engaño es doble,
primero porque se están produciendo miles de despidos de trabajadores
contratados. La mayoría "no tienen visibilidad" porque suceden en pequeñas y
medianas empresas; pero son moneda corriente en todas partes. La patronal de los
Rocca de Techint con quien el ministerio cerró un acuerdo en Siderar de San
Nicolás, despide obreros de empresas tercerizadas en ex-Propulsora, su planta de
Ensenada. La multinacional Fiat-Iveco, a quienes el gobierno le dio la
Secretaría de Industria poniendo a su gerente Fernando Fraguío, acaba de mandar
270 telegramas de despidos de contratados en Córdoba. Allí justamente se está
desarrollando uno de los ejemplos más destacados del enfrentamiento concreto a
esta situación en la resistencia de los jóvenes de Iveco que proponen el reparto
de las horas de trabajo entre efectivos y contratados. La edición de Córdoba de
la revista Veintitrés la llamó "La rebelión de los pibes", porque desafía el
apriete patronal y la entregada de la burocracia del emblemático Smata cordobés.
Para los trabajadores en blanco el engaño se basa, en el fondo, en crear la
falsa expectativa de que la crisis es pasajera y hay que aceptar suspensiones
temporales porque volverá la reactivación. Pero esa no es la perspectiva.
Una semana después que Cristina Kirchner y la delegación oficialista de la UIA y
la CGT dejara España donde auguraron buenos negocios en Argentina, el banco
Santander aplicó un "corralito" sobre los 3.000 millones de dólares de cerca de
50 mil ahorristas. En Barcelona, la multinacional ACC que venía anunciando un
plan anual de suspensiones con recortes de 300 euros en los salarios "para no
despedir", pasó directamente al cierre de la empresa que fue respondido con la
ocupación de sus operarios. Ningún giro brusco de la crisis, como este, debe
tomar por sorpresa a los trabajadores. Esta será, tarde o temprano, la dinámica
de los acontecimientos para la que hay que prepararse en Argentina. El actual
plan de suspensiones con rebaja salarial que presentan gobiernos, patronales y
sindicatos, es malo para hoy y aún peor para mañana. Como anticipo, ya se
empezaron a producir cierres en algunas gráficas, papeleras, textiles,
frigoríficos o curtiembres como muestran los ejemplos de Massuh, Indugraf o
Filobel entre muchas otras. La gravedad de este síntoma se resume en que pone a
miles de familias en la disyuntiva que tuvieron los trabajadores de Zanon,
Brukman y más de 200 empresas en la crisis del 2001: o la ocupación o la
catástrofe del desempleo. Para una franja de trabajadores, todavía mucho menor
pero creciente, ya es una necesidad buscar la unidad para una lucha común de
todas las empresas que empezaron a resistir los cierres. Si las patronales se
niegan a reabrirlas con todos los trabajadores adentro, hay que reclamar lo que
vienen planteando los ceramistas de Neuquén en base a su experiencia, la
expropiación sin pago de los vaciadores, su estatización y puesta bajo la
gestión directa de los trabajadores.
El PTS propone el reagrupamiento nacional de los sindicatos combativos,
comisiones internas y delegados antiburocráticos, de los centros estudiantiles y
de toda la izquierda que participa de las organizaciones de la clase trabajadora
y sus luchas, con los que hicimos en común el acto del 20 de diciembre y estamos
preparando la jornada del próximo 24 de marzo. Se podría convocar unitariamente
a un Congreso o Asamblea Nacional de Trabajadores que exija a los sindicatos una
lucha nacional unificada, reúna miles de activistas para coordinar los procesos
de resistencia y aliente la formación de cuerpos de delegados para la lucha en
cada lugar de trabajo, en la pelea por conquistar la dirección de los sindicatos
y el movimiento obrero.
Una izquierda de la clase trabajadora
Fue el crecimiento económico de los últimos años con la creación de más de 3
millones de puestos de trabajo lo que le dio a los Kirchner consenso político en
la clase trabajadora. Al calor de los ritmos de la crisis y ante la posibilidad
de perder el único derecho pleno que, se supone, tiene la clase trabajadora en
el capitalismo, el de ser explotado, se desarrollará la experiencia política con
el PJ y se pondrán a prueba los opositores.
Este es un período de preparación política, lo que en primer lugar, significa un
programa de completa independencia ante todas las variantes patronales. A
diferencia de lo que plantea el MST de Vilma Ripoll y el PCR, esto incluye,
claro está, a la Mesa de Enlace agraria y a la centroizquierda opositora de
Solanas y Lozano, que tiene por aliado al líder de la Federación Agraria Buzzi.
No puede haber ninguna conciliación con el programa antiobrero y antipopular de
la devaluación y la baja de las retenciones a los exportadores de soja.
Pero con esto solo no alcanza. Hay quienes, en la izquierda, que creen que la
preparación política se reduce a buscar una ubicación en el "espacio" electoral,
cuando de lo que se trata es de conquistar lugares en el terreno donde se darán
los escenarios de la lucha de clases. Como bien lo sabe el peronismo, que
conserva poder mediante la red de contención de los barrios populares y a través
de la regimentación desde arriba de los lugares de trabajo que cumple la
burocracia de la CGT y los sindicatos. Ese aparato, que alcanzó para contener y
desviar la situacion abierta por las jornadas de diciembre de 2001, sólo puede
ser superado si, en los momentos previos a nuevas crisis revolucionarias,
construimos una gran organización militante que pueda establecer lazos profundos
con los trabajadores y sectores populares.
No partimos de cero. La masiva decisión de los trabajadores del Subte de fundar
un nuevo sindicato basado en su cuerpo de delegados, han sido jornadas
históricas por su trascendencia política para todo el movimiento obrero,
mostrando como hacer respetar la independencia de los trabajadores y sus
decisiones contra los atropellos burocráticos de las banda de matones anti-sindicales
como los que dirigen actualmente la UTA. Y hay una nueva generación como la que
están expresando los tres meses de lucha de los jóvenes de las automotrices de
Córdoba.
El PTS se propone encarar el próximo período participando de lleno, como lo
estamos haciendo, en estos procesos que son una primera gimnasia, una "escuela
de guerra" para dirigentes y militantes que nos adiestremos para acontecimientos
más convulsivos. Para esta perspectiva hemos convocado a la izquierda obrera y
socialista, como el Partido Obrero, a constituir un polo político de
intervención común y abrir el debate para un partido revolucionario unificado.
Pero más allá de los avances que logremos dadas las vacilaciones de las otras
corrientes en este rumbo, llamamos a nuestros lectores y lectoras, a quienes
construimos juntos agrupaciones estudiantiles, de la juventud o sindicales
clasistas, a las compañeras del movimiento militante por los derechos de las
mujeres, a participar y organizarse con nosotros para construir una izquierda de
la clase trabajadora. Todos tenemos que colaborar en la tarea de enraizar un
programa de lucha que de una salida a la crisis en las empresas, los sindicatos,
las escuelas, universidades y los barrios populares.