Tenía 21 años y fue "suicidada" en el pabellón del cual había pedido traslado
sin que el Servicio Penitenciario atendiera su demanda. Mañana todas las presas
de Cárcel de Mujeres van a la huelga general de actividades en reclamo de una
reunión de las voceras de los pabellones con la dirección nacional del SPF. Hay
alerta en los organismos humanitarios por temor a más represiones.
Silvia Nicodemo, quién recién había cumplido 21 años, fue asesinada hoy en el
Pabellón 8 de la Cárcel de Mujeres de Ezeiza. Según el relato de sus compañeras,
desde hacía ya bastante tiempo ella venía pidiendo a las autoridades el traslado
hacia otro sector y su reclamo fue desestimado por el Servicio Penitenciario
Federal (SPF) que comanda esa Unidad.
Mañana, las mujeres que se hallan tras las rejas de esta prisión realizarán una
huelga general de actividades en reclamo de una reunión de las voceras de los
pabellones con la dirección nacional del SPF por lo que se temen más
represalias. A su vez, numerosos organismos sociales personalidades y luchadores
estarán pendientes de lo que suceda tras los muros y ya se estableció una cadena
informativa de solidaridad.
Los responsables
Tal como viene denunciando esta Agencia, bajo la gestión del civil Alejandro
Marambio al frente del SPF (paradójicamente dependiente del Ministerio de
Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, cuyo titular es Aníbal Fernández), se
retrocedió gravemente en la vigencia de tales derechos que poseen indudablemente
las personas detenidas. Así, docentes de la Universidad de Buenos Aires,
organismos como la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y hasta la misma
Procuración Penitenciaria, entre otros, denunciaron las dificultades para
ingresar a los penales, cuando no el impedimento liso y llano de trasponer los
portones tras los cuales se mata y tortura impunemente a hombres y mujeres
privados de su libertad.
En este sentido las cifras son contundentes, según datos del Centro de Estudios
de Política Criminal y Derechos Humanos (Cepoc): 59 seres humanos fueron
ultimados en 2008 y, seis en la primer semana de 2009. Todos se hallaban bajo la
guarda del Estado, mas aún no hay responsables. Precisamente, este el marco en
el que se inscribe al crimen de Silvia Nicodemo.
De este modo, el hecho de que el civil Alejandro Marambio esté al frente del SPF
constituyó solo un cambio cosmético que no varió la situación de terror
permanente que viven los presos y presas. Por el contrario, por primera vez en
la historia de la etapa constitucional, desde 1983, organismos de Derechos
Humanos, por caso la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, vieron
directamente censurada su posibilidad de ingresar a las cárceles desde noviembre
pasado. Ni Carlos Menem pudo conseguirlo, aunque lo intentó, si lo hizo posible
el gobierno campeón de la defensa oral de los derechos humanos.
Toda excusa es buena para impedir el control y la asistencia a los presos. Así,
se hace más sólido el silenciamiento de quienes primero fueron marginados y
robados en gran parte de sus derechos, para luego aniquilar su entidad humana
tras las rejas.
Hoy, una joven hija de nuestro pueblo, Silvia Nicodemo, -a quien el Estado
encerró para mantenerla bajo su guarda- exhibe con su sangre quiénes y para qué
son ocultados y silenciados en las cárceles de mala muerte de una sociedad
organizada para el despojo de las mayorías.