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Argentina, la lucha continua....

Tala, petr�leo y alud
Tartagal, un pueblo con riqueza natural y pobreza estructural

Organizaciones campesinas y pueblos originarios denuncian los efectos de la tala y la explotaci�n petrolera.

Dar�o Aranda
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Desde Tartagal, Salta

El departamento de San Mart�n, con Tartagal como cabecera, cuenta con petr�leo, gas, tierras productivas, bosques frondosos y agua. Es la regi�n m�s rica de Salta, pero tambi�n es la zona con m�s pobres de la provincia. Volvi� a ser noticia nacional luego de que agua, barro y troncos arrasaran un cuarto de la ciudad y dejaran sin casa a un millar de familias. Funcionarios de primera l�nea, tanto de la provincia como de la Naci�n, responsabilizaron a la naturaleza, que se habr�a ensa�ado con los salte�os. Campesinos y pueblos originarios advierten desde hace a�os sobre los efectos del desmonte, aseguran que el alud tiene directa relaci�n con la tala indiscriminada y, como cuesti�n de fondo, responsabilizan al modelo extractivo, que privilegia la explotaci�n de bienes naturales en lugar de la vida. Empresas de hidrocarburos, sojeras y madereras son denunciadas por arrasar monte nativo y expulsar de sus tierras a pobladores ancestrales. Los campesinos advierten que, de continuar la misma pol�tica extractiva, "habr� muchos Tartagal".

El nordeste de Salta no tiene turismo ni paisajes de postal ni vi�edos para exportaci�n, todo lo que se suele publicitar de la provincia. Tartagal est� ubicada en el l�mite con Bolivia. Vivi� su auge y desarrollo de la mano de YPF, que empleaba a la mayor parte de la poblaci�n. Las privatizaciones trajeron desocupaci�n, exiguos planes sociales y pol�ticas asistencialistas.

La industria maderera es hist�rica. La extracci�n de petr�leo y gas tiene un siglo y el monocultivo de soja s�lo lleva una d�cada. Todas las comunidades ind�genas los sindican como las causas de sus males: desalojos violentos, expulsi�n hacia los m�rgenes de las ciudades y destrucci�n del monte que les brinda alimentos.

Entre el calor asfixiante, nubes de mosquitos y verde selv�tico, el cacique wich� Oscar Lorenzo, de la comunidad Kil�metro 6 de la ruta 86, retruca las versiones oficiales: "Est�n macaneando mucho. Los troncos que bajaron son de la tala, se los ve cortados y pelados. El pol�tico y el t�cnico dir�n lo que les conviene, pero sabemos que el cerro castiga por el maltrato". Los wich� tienen autoridad en distinguir �rboles cortados: son un pueblo hachero desde que fueron introducidos, por la fuerza, al mercado laboral.

El cielo est� despejado y el cerro Aguarag��, l�nea de monta�as que conforman la sierra subandina, luce tranquilo. En el Barrio Centro, de la margen izquierda del r�o Tartagal, a�n hay casas con barro dentro. El asfalto no se ve y las m�quinas contin�an trabajando. De la margen derecha, los barrio Saavedra y Santa Mar�a llevaron la peor parte, el agua y el barro casi taparon las casas. El alud tambi�n afect� al Barrio Toba, unas cuatro manzanas lindantes con el Saavedra.

A diez cuadras del desastre funciona la FM 95.5 La voz ind�gena. Es una radio comunitaria que dedica casi toda su programaci�n a la problem�tica de los pueblos originarios. En la tarde de sol calcinante, suena el programa Sin due�os ni patrones. Omar Guisano es coconductor y vive en la comunidad wich� Siwok, del kil�metros 5, sobre la ruta 86. "Todos sabemos que el desmonte tiene un precio. Hoy lo est� pagando el pueblo pobre de Tartagal. Nunca pagan los sojeros y madereros", denuncia desde el micr�fono.

En el sal�n vecino, una docena de comunicadores ind�genas (wich�, guaran� y toba) reflexionan sobre el desastre local. "Dicen que es un desastre natural porque no les conviene la verdad, nadie dir� que es por el desmonte. Se les acabar�a el negocio a muchos", advierte Alfredo Molina, de la comunidad guaran� Cherenta y tambi�n conductor radial. "Esto viene de a�os, no comenz� con la lluvia del lunes ni la inundaci�n grande de 2006. Todos sabemos que el que no est� metido en el petr�leo est� metido en el desmonte. Todos los saben, pero cuesta decirlo: son empresas con mucho poder, que deciden la vida del lugar."

Apuntan a todos los estamentos pol�ticos, comenzando por el intendente Sergio Leavy. Desde antes de ser electo, ya era un hombre fuerte de Tartagal. Sobre la ruta 34, al sureste de la ciudad, sobresale un gran galp�n con un cartel: "Leavy Maderas". Es el aserradero m�s importante de la zona y el intendente es su propietario. Este diario quiso consultar a Leavy, pero una secretaria dijo que no hablar�a sobre esta pol�mica.

Tala y prospecci�n

A diferencia del desborde de 2006, el reciente desastre no se debi� a torrenciales lluvias sino al descenso de agua, troncos y tierra desde los cerros. Conformaron un dique natural que desbord� hacia los barrios vecinos.

Rafael Monta�a es ingeniero agr�nomo, representante del Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Ind�genas (Iwgia) y vive a tres cuadras del desastre. El agua y el barro ingresaron a su casa, le arruinaron muebles, ropa y electrodom�sticos. "En la l�nea baja del cerro viven modestos pobladores rurales de escasos recursos, que se dedican a la peque�a agricultura y ganader�a. Tambi�n conviven otros factores, que s� explican el alud: la prospecci�n petrolera, con apertura de caminos y explosiones s�smicas, la tala selectiva de maderas costosas y la extracci�n de �ridos (ripio)."

El Movimiento Nacional Campesino Ind�gena (MNCI), con presencia en Salta y otras seis provincias, acaba de difundir un comunicado donde advierte que "desde hace 25 a�os las topadoras no han parado de derribar �rboles de la flora nativa, desmontando indiscriminadamente. Las consecuencias aparecen visibles en los ecosistemas m�s fr�giles en un principio; aludes o sequ�as, inundaciones o temperaturas extremas, sin entrar en nuestra cotidiana lucha, los despojos de tierra y desalojos compulsivos".

El MNCI precisa que entre 1984 y 2004 se desmontaron en el norte de Salta 67 mil hect�reas y explica que, por su pendiente y las v�as de escurrimiento, el cerro es un escenario propicio para la erosi�n por agua. "La gota de lluvia que cae en suelo desnudo tapa los poros, haciendo que las pr�ximas gotas no infiltren, sino que escurran. A mayor pendiente y mayor intensidad de la lluvia, arroyos o r�os se improvisar�n para desaguar esa inmensa superficie donde no hay captaci�n en el suelo. En su paso el agua podr� arrancar �rboles, puentes, laderas de r�os, cerros y llevarse todo lo que se encuentre cuando venga la creciente", advierte el Movimiento Campesino Ind�gena y apunta al fondo del asunto: "Los desaparecidos de Tartagal son consecuencia de un sistema que prioriza el lucro antes que la vida. De seguir as�, habr� muchos Tartagal".

El secretario de Ambiente de Naci�n, Homero Bibiloni, no opina igual: "No tiene asidero emp�rico relacionar desmonte y alud, es cambiar el eje del problema. Hay una multiplicidad de causas. Surge de la propia verificaci�n climatol�gica y las condiciones del terreno".

Durante diez a�os, Mart�n Herran fue referente de la organizaci�n ambientalista Yaguaret�, con fuerte presencia en los departamentos de Or�n y San Mart�n. "Visito y estudio la regi�n desde 1992 �dice�. Existe tala selectiva de especies preciadas como cedro, roble, lapacho, cebil y quina. Todas maderas en extinci�n y muy costosas. Se abren caminos de hasta seis metros para llegar hasta el lugar, instalar campamentos y bajar los troncos. Con las lluvias muchos �rboles quedan a la deriva y ya no hay ra�ces que frenen derrumbes", explica. Y remarca el papel de las petroleras: "Abren innumerables caminos, dejando troncos desparramados por el cerro, y utilizan una prospecci�n s�smica que consiste en realizar explosiones a diez metros de profundidad, que vuelva al cerro un espacio m�s fr�gil de lo que ya es". Rafael Monta�a, de Iwgia, precisa cu�les son las multinacionales presentes en la regi�n: Pluspetrol, Texpetrol, Refinor y Pan American Energy.

Fuente: lafogata.org

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