Argentina, la
lucha continua....
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Córdoba: Queremos un mundo donde quepan otros mundos
Katy García
PRENSARED
Albañiles, ingenieros, arquitectos, carpinteros, educadores, artistas y
estudiantes se asumen como trabajadores sin patrón y en esa identidad se
fortalecen. Formaron la cooperativa "La Minga" que en quechua significa trabajo
colectivo. Pintura, albañilería, carpintería de aluminio, estampas textiles,
decoración en mármol, y un área de ingeniería, son los rubros que ofrecen.
"Si la vida que vivimos no es digna, la dignidad es pelear para cambiarla"
El grupo La Minga participó del Primer Encuentro de Derechos Humanos, realizado
el pasado fin de semana en la Facultad de Astronomía, junto a 80 organizaciones
sociales. En esa reunión, debatieron en la comisión de trabajo, producción,
economía social, cooperativas, organizaciones de los trabajadores ocupados y
desocupados. En una charla con Prensared cuentan su experiencia cooperativa.
Los mingueros se reconocen como trabajadores asociados desde la perspectiva de
la economía social. En ese sentido, además de producir realizan actividades
comunitarias en la zona que los vio nacer: barrio Obrero.
Acaban de cumplir 5 años, teniendo en cuenta el certificado que les otorgó el
Inaes. Aunque, mucho antes, ya habían comenzado a transitar el camino de la
cooperación. El 17 de octubre de 2005, recibieron la personería jurídica para
funcionar como una cooperativa de trabajo, modalidad que los trabajadores
crearon después de 2001, para mantener o crear fuentes de trabajo. Así, se
constituyeron en trabajadores sin patrón en su ciudad: Oncativo.
En el árbol de la vida minguera reconocen como raíces al Grupo Solidario, casi
Humanos, JACO, El arte por el arte, Red de comercio Justo y E’altro qué.
Uno de los tres representantes de la cooperativa que viajaron hasta Córdoba,
explica por qué es necesario compartir y debatir con otros. "Sentimos la
necesidad de encontrarnos con nuestros pares para fortalecernos. Somos del
interior, y en un contexto de sociedad difícil, bastante conservadora y lejos de
otras organizaciones para articular, hacernos más fuertes y conocer otras
luchas", evalúa Martín Pizzichini.
Agrega que "como trabajadores creemos que el derecho al trabajo organizado,
estable, seguro, con todos lo que nos corresponden es parte de la lucha por los
derechos humanos. Por otra parte, junto a la comunidad velamos por otros
derechos como salud, ambiente y educación", asegura. Este grupo se compone de
personas que cuentan con diferentes saberes y experiencias. Albañiles,
ingenieros, arquitectos, carpinteros, educadores, artistas y estudiantes se
organizaron para vender su fuerza laboral a la comunidad.
Somos trabajadores
Cómo pensarse como trabajador asociado cuando se viene de una mentalidad de
asalariado, es un tema que aflora. Pizzichini sostiene que "es parte de la
militancia, algo de lo que nos ocupamos todo el tiempo. Primero, porque en los
noventa las instituciones fueron maltratadas. (Domingo) Cavallo, recomendaba la
formación de cooperativas para evadir impuestos. Entender, que nuestra
responsabilidad es hacernos cargo de nuestra historia, de nuestro futuro
laboral, es complicado; porque implica tener buena capacidad de producción,
gestión y de venta", explica.
En esa línea, el cooperativista analiza que una de las dificultades que las
empresas recuperadas y cooperativas enfrentan es justamente lograr ese clic y
entender que todo depende de cada uno. Desde esa visión consideran que uno de
los problemas centrales a solucionar es gestionar y vender.
Gustavo Mattías, transmite su pensamiento sobre una idea compartida por el resto
de compañeros, esto es, la acción solidaria. "Cada asociado, forja su futuro y
es partícipe de generar una sociedad más justa. No alcanza con trabajar 8 horas,
ni ganar un buen sueldo. Tenemos un pueblo que sufre grandes consecuencias de
este modelo agropecuario de sojización que afecta la salud", manifiesta.
Hace tiempo que los pueblos fumigados se están organizando en defensa de la
salud y en contra de los agrotóxicos.
Oncativo es una zona sojera por excelencia. Consultado por este medio sobre esta
cuestión cuenta que "estamos dando la pelea, desde la educación popular. Es una
lucha dura, porque estamos enfermos, nos cuesta, lo venimos sufriendo, lo
venimos construyendo con alfabetización para adultos y con pasantías desde una
idea de mejorar al ser humano", considera.
Las hormiguitas
Constanza Viano, otra de las integrantes de la cooperativa cuenta sobre las
actividades que realizan con la comunidad. Por un lado deben lidiar con el
discurso de una sociedad conservadora y no pocas veces desinformada. "Estamos en
constante exposición. Por ahí frente a algunos temas los medios nos abren los
micrófonos, y estamos en continua disputa sobre cómo llevar nuestras voces, como
llegar a los demás para contraponernos a discursos hegemónicos que no son lo
nuestro", opina.
Constanza estima que se trata de una labor de hormiga, a largo plazo. "Queremos
un mundo donde quepan otros mundos", como dice el Subcomandante Marcos. Por ahí
tomamos de otras organizaciones, reflejos de construcción. No queremos un
cooperativismo desde el diálogo solamente, sino desde la práctica como el de las
empresas recuperadas y las cooperativas de primera generación. Es un caminito
lento, pero que en lo cotidiano es muy bueno", concluye.
En el barrio 6º "A "desarrollan actividades comunitarias y colectivas. Murgas,
talleres culturales, alfabetización para adultos, plástica y acciones educativas
sobre ambiente y salud. Como organización articulan acciones con otros
colectivos como Paren de Fumigar, Mesa de Economía Social, Usina Creativa,
Pañuelos en Rebeldía, El Telar y la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos.
La Minga, Cooperativa de Trabajo Limitada|Trabajadores sin patrón|03572-458326