Argentina, la
lucha continua....
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Chorros, médicos, laboratorios, gobierno y neuromarketing
Edgardo Carlos Engelmann
Mis pacientes compran remedios en las farmacias. Mi familia compra remedios en
las farmacias. Yo compro remedios en las farmacias. Yo soy médico. Algunos de
mis pacientes son médicos.
Los medicamentos están carísimos. Esta semana volvieron a aumentar. Llegan las
noticias de que, a moneda constante, el precio de los medicamentos en Argentina
es seis veces mayor que en España. El ingreso per cápita de España y demás
países de la Unión Europea es muchísimo más alto que el argentino.
¿Cómo se explica? ¿Qué se puede hacer?
Cómo "todos los caminos llevan a Roma" podemos decir que si investigamos las
causas y consecuencias de cualquier hecho de la vida social de un país, nos
terminará indicando la realidad sociopolítica en la que este se encuentra. Se
puede investigar la falta de viviendas, los precios, la educación, la corrupción
gubernamental y empresaria, la educación, etc.; y siempre nos llevará a las
mismas causas y consecuencias.
Las causas: la ausencia de un Estado vigoroso y regulador basado en el principio
de igualdad de oportunidades que es la esencia de la democracia.
Las consecuencias: la inseguridad por aumento del delito de todo tipo (robos,
hurtos, asesinatos, secuestros, usura, incumplimiento de garantías
constitucionales, etc.) y la inseguridad de condiciones dignas de vida basadas
en el trabajo digno, el comercio justo, la educación igualitaria y de excelencia
y el acceso a la vivienda digna junto con el adecuado control de la polución
ambiental que deteriora los recursos vitales del país y La Tierra.
En el caso de los medicamentos vemos que asoman diversas "puntas de icebergs"
que conectan a los laboratorios con prácticas oligopólicas o monopólicas en
diversos medicamentos que, si no los fabrican o importan determinadas empresas
(laboratorios), sencillamente no hay; y los argentinos carecemos de la
posibilidad de acceder a tratamientos para curarnos. También observamos diversos
atisbos, nunca debidamente aclarados, de corrupción entre los laboratorios y las
Obras Sociales, las Empresas Prepagas y el PAMI.
Nos enteramos también de pagos espurios a médicos que hacen experimentos cínicos
en hospitales públicos y que reciben pagos por dichas actividades. Que someten a
los pacientes a protocolos de investigación que no siempre son conocidos y
aceptados por los "conejillos de indias" involuntarios y humanos (claro, a los
verdaderos cobayos nadie les pregunta, aunque hay asociaciones que luchan por
sus derechos). Eso, precisamente, es lo que no ocurre con los pacientes humanos.
Ni los sindicatos ni el Estado (con cualquier gobierno, y quizás más el actual,
a la cabeza) defienden los derechos a la salud si no que miran únicamente el
poder económico que les otorga los negociados con los laboratorios. Se dice que
haber enfrentado a los laboratorios medicinales nos costó la presidencia del Dr.
Illia, coincidentemente médico, a manos del general Onganía como brazo armado de
los negocios nacionales e internacionales.
¿Por qué los médicos se prestan? Porque, al igual que los delincuentes comunes
(y creo que nos ponemos tras esa línea) que"salen de caño", queremos tener más
cosas que no tenemos. Muchas veces básicas (si, sencillamente no llegamos a fin
de mes con nuestras familias y no podemos pagarnos la necesaria capacitación
continua) y otras superfluas. Estas últimas nos son inculcadas a base de
neuromarketing (miserable utilización de la neurociencia) que apunta
directamente a nuestro núcleo acumbens para producirnos placer y necesidad de
búsqueda compulsiva del mismo, mediante el aumento de la dopamina que nos hace
disfrutar y , con sus conexiones a la corteza cerebral frontal, planificar la
manera de conseguir más bienestar inmediato.
Los chorros que salen a robar y son objeto de especial atención de los medios,
que jamás le dedican un centésimo de espacio a la desigualdad, la
marginalización social y la falta de educación como causas científicamente
probadas del fenómeno delictivo, sufren el mismo proceso de lavado de cerebro
televisivo y multimediático que, a la vez les crea la necesidad de tener lo que
no tienen y los estigmatiza como irrecuperables proponiendo sólo castigo y nunca
solución.
Los laboratorios estimulan este estado de cosas aliados directamente al gobierno
de turno, que permite y aprovecha la situación para disponer de ejércitos de
desesperados que consumen el neuromarketig político electoral, usando todo tipo
de presiones desde sus casas matrices en EEUU y en Europa.
También se presiona a la opinión pública desde los multimedios, muchas veces en
manos de políticos aspirantes a cargos electivos, llenándola de miedo ante
amenazas de epidemias benignas que distraen de los temas fundamentales que hacen
a los más pobres verdaderamente vulnerables.
En Argentina se pueden fabricar, en laboratorios estatales la mayoría de los
medicamentos necesarios. Los gobiernos de derecha capitalista ultraliberal, de
los últimos cincuenta años, por no decir de toda nuestra historia como país,
hacen todo lo posible para que esto no ocurra y desmantelan y niegan presupuesto
a estos establecimientos. También se alían a las transnacionales que contaminan,
arrasan y desertifican nuestro territorio, lo que, está probado, genera
enfermedades que requieren tratamientos con medicamentos. Lo mismo hace el
Estado al estar ausente de los controles de la contaminación con PCB de los
transformadores eléctricos en las calles y muchísimos ejemplos más.
Se podría poner fin, al monopolio de la salud cara, con políticas tendientes a
que el Estado compita con los privados. Si así lo quisiéramos todos, sólo
votaríamos a quién tenga en su plataforma política esta idea y los ayudaríamos a
ponerla en práctica. El fenómeno de neuromárketing multimediático y la falta de
una educación con conciencia de solidaridad de nación, cala hondo en quienes no
tienen la oportunidad de liberarse mediante el uso del razonamiento científico,
que se atiene a las pruebas y se autocorrige. Es así que se produce el fenómeno
de absoluta idiotez de las clases medias que apoyan a empresas y clases
dominantes, como colectivo social si no que como individuos sufren la opresión y
el manejo de sus vidas por parte de las mismas clases que defienden.
Planes como el Remediar no sirven de otra cosa que una maniobra clientelar más y
sí le sirven de fabuloso negocio a los laboratorios que le venden al Estado y a
los funcionarios que llevan a cabo las transacciones comerciales.
Sería bueno que los chorros no tuvieran que ser chorros, los médicos no fuésemos
tentados por los laboratorios y estos no se comportaran aliados a gobiernos de
derecha liberal corruptos. Es decir sería bueno que funcionara la democracia en
su sentido igualador y protector de los ciudadanos.
Esto, que manifiesto en esta entrada, lo siento igual que el dar una mala
noticia a los pacientes y familiares respecto de su salud. Estamos muy enfermos
como sociedad, tanto que no están funcionando correctamente nuestros pocos
anticuerpos. Espero que esto sea, en cierto modo, un estímulo para nuestro
sistema inmunitario y nos ayude a curarnos.
Como resulta obvio, el medicamento lo tenemos nosotros, no tenemos que
comprárselo a nadie.