Argentina, la
lucha continua....
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Represión y censura en las cárceles
Oscar Castelnovo
AGENCIA RODOLFO WALSH - INDYMEDIA
Concluyó la campaña de adhesiones "Ni represalia, ni censura" que reunió a
una gran diversidad de luchadores de distintos rincones de la Argentina. También
de Paraguay, Uruguay, Francia y Australia. Luego de un intercambio con diversos
compañeros y organizaciones iniciaremos un nuevo tramo de la lucha, con
modalidades a definir y el mismo contenido: No a la muerte, la tortura y el
silenciamiento de los crímenes en las cárceles. Más abajo, luego de la nota a
modo de balance, todos los nombres, todas las organizaciones, todos los abrazos.
Un carpintero y un Premio Nóbel de la Paz. Un ama de casa y un ingeniero. Un
militante preso por luchar y muchos periodistas. Un sacerdote, una monja y un
colectivo de lesbianas. Una bibliotecaria patagónica y un ferroviario salteño.
Un auxiliar de maestranza y una diputada nacional. Una Madre de la Plaza, desde
Francia, y otras desde Buenos Aires. Una repostera y un psiquiatra. Varios
docentes y escritores. Ex detenidos desaparecidos junto a actores, jubilados,
estudiantes y empleados. Una artesana de San Marcos Sierras y un juez federal de
Necochea. Un médico, un delegado de los conductores navales y varias
coordinadoras antirrepresivas.
Son algunos de los cientos de luchadores que se sumaron desde París, Montevideo,
Asunción, Australia y de numerosos rincones de nuestro país donde el fuego aún
permanece encendido. Todos compañeros y compañeras que hicieron público su apoyo
a la lucha contra la barbarie represiva en las cárceles y el silenciamiento que
quieren imponernos. No es poca cosa. Estamos en la Argentina y, se sabe, la
militancia conlleva un determinado riesgo país. Porque Julio López no aparece.
Tampoco Luciano Arruga, Iván Torres ni Luciano González. Y nada se sabe de las
600 chicas secuestradas para la esclavitud y la prostitución.
Con las adhesiones, que se detallan más abajo, y la entrega de las mismas a un
ignoto empleado del Ministerio de Justicia, -el titular de la cartera, Julio
Alac, se hallaba de viaje, según dijeron-, concluyó la campaña "Ni represalia,
ni censura". También se realizó un acto callejero en la city porteña junto a
compas del Futradeyo y de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (ver
despacho viernes 30). De este modo, la campaña fue un tramo significativo de la
lucha, una buena base de lanzamiento sobre la cual doblaremos la apuesta de
unidad contra la ferocidad de los grises impunes.
Jaque perpetuo al dueño de lo candados
Como se sabe, hace tres meses que el titular del Servicio Penitenciario,
Alejandro Marambio Avaría prohibió la entrada a las cárceles a quien escribe
estas líneas. Y aunque nunca explicó los motivos, está claro que tanto la
denuncia de los crímenes, torturas y robos a presos y cautivas, como la
publicidad de las humillaciones que sufren sus familiares, perpetradas por los
hombres bajo su mando son la esencia de la represalia.
Maranbio Avaría no modificó su decisión arbitraria, ni nosotros cambiaremos
nuestra convicción acerca de que un ser humano encarcelado no deber ser
asesinado, ni, por caso, arrojado a un "buzón", con fracturas expuestas sin
ninguna atención médica, en un piso inundado de orín y materia fecal. No puede
introducírsele palos en el ano, ni someterlo al "pata-pata", el "puente chino" o
la "pirámide". No debiera ser picaneado, como sucede en las prisiones
bonaerenses. Una anciana o una joven que van de visita a una cárcel no debieran
ser sometidas a exhibir sus zonas más íntimas, ni a las plantones interminables
junto al meticuloso verdugueo, destinados a pulverizar el vínculo con sus
familiares tras las rejas.
Nunca nos cansaremos de afirmar que la cárcel no resocializa ni reeduca. Los
muros y las rejas solo destruyen la entidad humana de los pobres allí
depositados, salvo mínimas excepciones. Forman parte de una política de
amontonamiento, neutralización y exterminio de los que no "encajan" en el
ordenamiento social. También son ámbitos de fabulosos negocios de quienes
transforman la sangre de los hijos del pueblo en celebradas lucas gringas,
confiadas a la banca Suiza.
Por nuestra parte, no tenemos la fecha exacta del regreso a las necesarias
visitas que realizábamos a través de la Liga Argentina por los Derechos del
Hombre. Tampoco sabemos cuándo compartiremos un nuevo e intenso Taller de
Periodismo y Expresión junto a las chicas de Ezeiza. De lo que sí estamos al
tanto, es que nunca nos someteremos al silencio que pretenden los asesinos y
torturadores de hombres y mujeres encerrados e indefensos. Nosotros, hace mucho
tiempo, elegimos la militancia en defensa de los compañeros más castigados por
el sistema y tenemos vocación por la libertad. En cambio, Alejandro Marambio
Avaría optó por ser titular del Servicio Penitenciario Federal, con los datos
tremendos que dan cuenta de su gestión. Eso nos hace distintos y, claro está,
nos ubica en sitios antagónicos.
Y aunque eventualmente tenga la sartén por el mango, el cabecilla de los grises
ignora que su jugada fue infortunada. Ya que ahora son muchos más los que le
darán jaque perpetuo. No han de callar ni uno solo de los crímenes consumados en
las cárceles donde Alejandro Marambio Avaría, como buen dueño de los candados,
ejerce el más triste de los oficios terrestres.