Argentina, la
lucha continua....
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Las marcas territoriales de la memoria
Memoria, Olvido y Territorio en Tucumán
Rubén Kotler
Sobre la Avenida Roca, se erige un parque. Popularmente conocido como el
parque "El Provincial" pues allí se encontraba la estación de trenes de "El
Provincial", estación que hoy es una construcción que se derrumba entre
vagabundos y fantasmas que la habitan. El parque es uno de los pocos pulmones
verdes de la ciudad. Allí, la actual administración provincial y municipal
decidió levantar en 2004 un monumento que recuerde la memoria de los 30.000
desaparecidos de la última dictadura militar. Un "mamotreto" inexpresivo que se
supone recuerda a la generación setentista. Mientras Roca observa de reojo desde
una esquina con su nombre estampada, los desaparecidos de la última dictadura
militar, responden con la mirada desde el "monumento". Vale aquí recordar que la
última dictadura argentina se autodenominó "Proceso de Reorganización Nacional",
pues pretendían los militares en sus fueros íntimos una vuelta al pasado
glorioso y genocida de los hacedores de la patria. Julio Argentino Roca y cia.
Las marcas de la memoria se imprimen aquí en una confrontación claramente
visible. Roca y el proyecto liberal burgués de exterminio del otro, de un lado.
La memoria de los desaparecidos, aquellos que buscaron construir "la patria
socialista", del otro.
El escrache de HIJOS en 1998 y el parque de los 30.000
1998. Otro genocida está en el poder.
emblemático de la lucha en los años setenta, sitio de la resistencia estudiantil contra el cierre de los comedores universitarios y donde ocurrió el último acto de rebeldía de la juventud, previo al genocidio, en ese proceso conocido hoy como los Tucumanazos.
El Quintazo había sido en junio de 1972 un acto popular que había congregado a los estudiantes universitarios para manifestar contra la dictadura encabezada entonces de Lanusse (continuadora de la dictadura de Onganía). Vale prestar atención a lo simbólico una vez más. HIJOS en tanto agrupación que reúne a hijos e hijas de los desaparecidos, generación de los militantes que había participado también del Quintazo, se reúne previo al escrache a Bussi, en el territorio de la rebeldía de sus padres. Las marcas de la memoria se van estableciendo entre lo real y lo simbólico, pero dejan impresas fuertes huellas en la percepción de los participantes. Aquí el pueblo recupera el espacio de lucha. Los jóvenes se apropian del lugar de sus padres y retoman un camino de militancia que parecía olvidado.