Los trabajadores de prensa y comunicación fuimos quienes más sufrimos en carne
propia la desaparición social de muchos compañeros por despidos sin justa causa
a manos de las patronales concentradas propietarias del discurso hegemónico.
Nos atrincheramos y resistimos para que no fuesen derogados el Estatuto del
Periodista Profesional y el Estatuto del Empleado Administrativo de Empresas
Periodísticas –Leyes 12908 y sus reformas y Ley 13839 y reformas-. Conformamos
cooperativas de trabajo cuando se fueron los patrones de las empresas y hoy
festejamos la aprobación y promulgación de la Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual.
Los trabajadores de prensa y la comunicación sufrimos en carne propia el primer
embate a fondo de la política neoliberal de los ‘90. Privatizaron los canales de
TV y las radios que el Estado disponía en todo el país, se ingresó en el proceso
de renovación tecnológica que nos hizo resistir para preservar primero los
puestos de trabajo y, después, dar la disputa a los oligopolios mediáticos que
construyeron un mensaje único, a la medida de sus intereses y que ahora deberán
comenzar a desmontar.
La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual aprobado por el Congreso de la
Nación y promulgado por el Poder Ejecutivo, nos brinda a los trabajadores
organizados un nuevo horizonte, nuevos desafíos, mucho mayor compromiso de
militancia y un grito de libertad que hasta la madrugada del sábado 10 de
octubre de 2009, no podíamos dar, pero sí nos lo debíamos.
Las organizaciones en las que construimos en estos años –CISPREN y CTA- fueron
claras políticamente desde el primer minuto en que se iniciaron los debates en
los foros para este nuevo ordenamiento jurídico-social. Hay que festejar porque
esta es una ley antimonopólica que deviene de los 21 puntos de la Coalición para
una Radiodifusión Democrática de la que formamos parte desde sus orígenes.
Siempre desde la autonomía de la identidad de clase, disputamos la renta de
nuestros patrones: primero con familias tradicionales de distintos puntos de la
provincia de Córdoba y después ante oligopolios y monopolios con los que no
tuvimos complicidad en su construcción.
Fuimos críticos con el ex presidente Néstor Kirchner cuando vía Decreto 527, les
dio en 2005 muy buena salud a las corporaciones empresarias de la comunicación.
Por lo contrario, desde un primer instante estuvimos a favor de la decisión
política de la presidenta Cristina Fernández de impulsar el tratamiento en el
Congreso de La Nación de una ley que pusiera punto final a la heredada de la
dictadura.
Con la autonomía política –de los grupos económicos, los gobiernos y los
partidos políticos- que siempre nos caracterizó, mantuvimos nuestra coherencia
para sostener un debate ideológico que no nos fue fácil llevar adelante, porque
quienes se transformaron en voceros de calificar a la nueva Ley "como Ley K",
intentaron hacer desaparecer a una mayoría que está viva, pese a las derrotas
políticas sufridas desde el "menemato" para intentar hacer un corte
cinematográfico a la historia desde los ’80 para acá.
El grupo Clarín es en Córdoba: Cablevisión –en capital y varios ciudades y
localidades con más de 100 mil habitantes- Radio Mitre y Canal 12, sus "anexos"
los diarios La Voz del Interior y Día a Día. Quién expresó la voz de ADEPA en la
Cámara de Senadores es Carlos Gamond, dueño del diario Puntal en Río Cuarto y
socio de algunas radios a través de otras personas físicas. Cadena 3, es
Radiodifusora Mediterránea S.A., que para llegar a acuerdos de renovación de
escalas salariales se torna harto complicado, pese a crecer de una frecuencia de
Amplitud Modulada (AM) a una exitosa cadena radial de alcance naciona. El Grupo
Vilas-Manzano, dueño de LV2 Radio Córdoba, es cable-operador con Multicanal.
A todos ellos, desde la creación del CISPREN en 1984 por voluntad de los
trabajadores de prensa y comunicación de Córdoba, los conocemos en la disputa de
la renta económica por conseguir salarios y condiciones de trabajo dignos por
las 30 horas semanales de tarea consagradas en el actual Convenio Colectivo de
Trabajo.
Entonces hoy tenemos motivos para festejar, pero debemos asumir desafíos más
importantes para la transformación de nuestros pueblos. Hoy tenemos la reserva
de un tercio del espectro radioeléctrico para nuevas licencias y/o participar en
licitaciones de la ya existentes para nuestras organizaciones, pero debemos
construirlas y ponerlas a disposición de nuestro pueblo para generar cultura y
saberes colectivos: El discurso único ya sabemos cuál es y el mal que nos trajo
aparejados a los hombres y mujeres de a pie.
Democratizar la comunicación no es atomizar, es darle la herramienta de poder a
quienes hoy no la poseen. Poder acceder al espacio público todos los actores
sociales –con fines de lucro, sin fines de lucro, estados y organismos
municipales, provinciales, nacionales- en partes proporcionalmente equilibradas
ayuda a respirar un aire de libertad.
El mismo aire libre que reclamamos al Gobierno desde hace mucho tiempo desde
nuestra Central de Trabajadores de la Argentina para que se nos otorgue la
Personería Gremial e impere, de una vez por todas, la libertad y democracia
sindical en nuestro país.
Carlos Valduvino es Secretario General de la CTA Río Cuarto, Córdoba.